Resumió así su paso por la Feria: “Lenguas, diversidad, emociones, voces y libros”

Xesús Fraga en la Feria del Libro de Fráncfort: “La emigración marcó mi punto de partida en la vida”

El escritor, periodista y traductor gallego Xesús Fraga nació en Londres hace 51 años, aunque es oriundo de Betanzos. Con más de 30 años trabajando para ‘La Voz de Galicia’ y varias obras escritas en gallego, este hijo y nieto de emigrantes cuenta con premios tan importantes en su palmarés como el Premio Blanco Amor en 2019 y el Premio Nacional de Narrativa 2021 con su novela ‘Virtudes (e misterios)’, una novela con guiños autobiográficos que cuenta la historia de su abuela, toda una valiente matriarca de la época que, con una mano delante y otra detrás, emigró a Londres sola para ofrecerles un futuro y una educación a sus hijas en una época marcada por el franquismo.
Xesús Fraga en la Feria del Libro de Fráncfort: “La emigración marcó mi punto de partida en la vida”
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Xesús Fraga interviene en un coloquio durante la Feria de Fráncfort.

Con esta maravillosa obra, con una gran historia de superación y emigración, en gallego y de la mano del Ministerio de Cultura español, Xesús Fraga aterrizó en Fráncfort en la Feria Internacional del Libro más importante del mundo. En el impresionante escenario Cereza que España, país de honor 2021-2022, dispuso en el pabellón Fórum de 2000 metros cuadrados, los visitantes pudieron disfrutar de ‘Granta en español 24: Poéticas del Lenguaje’, con Xesús Fraga, Julieta Valeiro y Xuan Bello, y, al día siguiente junto a Manuel Rivas y Miqui Otero, de los ‘Itinerarios del Pasado’.

Pregunta. ¿Es la primera vez que visita o participa en la Feria Internacional del Libro de Fráncfort? ¿Qué nos puede contar sobre esta experiencia? ¿Cómo describiría esta feria?

Respuesta. Sí, era la primera vez que acudía a la feria de Fráncfort. Mi llegada coincidió con los días de apertura al público, cuando ya había concluido prácticamente la actividad puramente comercial, lo que, sumado a mis actos, no me permitió explorar la feria como me habría gustado. Pero siempre me resulta alentador constatar la potencia y la diversidad del sector editorial global: en el fondo, es indicador de buena salud para el libro.

P. El Premio Blanco Amor de novela 2019 o el Premio Nacional de Narrativa 2021 con la obra escrita en gallego ‘Virtudes (e misterios)’ son algunos de los reconocimientos en su palmarés. ¿Qué es, por qué esta novela y qué podemos encontrar en ella?

R. ‘Virtudes (e misterios)’ es un intento de comprender el impacto, positivo y negativo, de la emigración en tres generaciones de mi familia, empezando por mis abuelos, siguiendo con mis padres y hasta llegar a mí, nacido en Londres precisamente por causa de esas migraciones anteriores. Como novela de no ficción, utiliza las técnicas literarias para examinar esas implicaciones económicas y sociales, pero también formativas, culturales y emocionales. También se puede leer como un homenaje a esas familias que hicieron todo lo posible para que sus hijos y nietos tuviesen una vida mejor y, gracias a ello, transformaron un país. Por último, alguien lo ha definido como una carta de amor a mi abuela Virtudes y no me parece mala apreciación.

P. ¿Cree que la historia de vida de su abuela ha condicionado de alguna forma la suya?

R. Desde luego. Mi abuela se fue a Londres, dejando atrás a tres hijas en Galicia, sin conocer ni el idioma ni cómo funcionaba el país. Era, también, una mujer abandonada por su marido, que se había ido a Venezuela a hacerse rico y del que no solo no recibió ni una peseta, sino que perdió el contacto con él. Más que hablar de herencia, prefiero ver en mi abuela un ejemplo para momentos difíciles. Sacó adelante ella sola a sus tres hijas, con gran voluntad de sacrificio y generosidad y, esto lo sabrán quienes lean mi libro hasta su conclusión, con una increíble capacidad para el perdón.

P. ¿Cómo le ha marcado a usted y a su familia la emigración? ¿Qué opina de la emigración del siglo XXI?

R. La emigración marcó mi punto de partida en la vida: yo no habría nacido en Londres de no ser por la cadena migratoria que me precedió. Pero fue mucho más allá. Crecí a caballo entre mundos distintos, con sus lenguas, costumbres y tradiciones, un escenario diverso que creo me ha beneficiado. Un ejemplo clarísimo es el manejo del idioma, pero no el único: al final marca tu forma de ver la vida y entender el mundo. Desde el Neolítico los humanos no han dejado de emigrar, a veces por su voluntad, a veces obligados, por lo que el siglo XXI es un episodio más en esta larga historia. De nosotros depende hacer que trabaje a nuestro favor.

P. ¿Cree que la cultura, la literatura… también han sufrido la emigración? ¿Hemos perdido talentos o los hemos ganado? ¿Cree en el dicho “hay que salir para ser profeta en tu tierra”?

R. La emigración hay que entenderla desde una mirada global, donde todas las piezas están interrelacionadas: la economía, los avances sociales, la literatura, desde luego. En Galicia muchos grandes nombres y obras tienen una vinculación fundamental con esos movimientos migratorios. Como en todo, se pierde, pero también se gana. Mejor que plantearlo en términos de dentro y fuera, a mí me gusta más entenderlo como una red, una constelación conectada, una diáspora, al fin y al cabo, donde esos vínculos actúan como hilos invisibles, como dice Débora Campos, una gallega de Argentina, por los que fluyen ideas, sentimientos y todo lo que nos une. Galicia está donde estén los que se sienten gallegos, sean de donde sean, cada uno a su manera, sin esencialismos.

P. ¿Cuál es el futuro de la literatura en la traducción?

R. Cuando empecé la carrera, una compañera salmantina me dijo que ella no leía a autores extranjeros, porque, habiendo tantos y tan buenos escritores españoles, ¿para qué leer una traducción? La traducción es precisamente lo que permite una conversación global, salir de ensimismamientos y otras posiciones más preocupantes y peligrosas, empatizar y entender a los demás, por diferentes que nos parezcan. Sin olvidar que el propio acto de traducir es una creación cultural de primer nivel. Espero que con los años y la experiencia mi antigua compañera haya ampliado sus perspectivas.

P. ¿Son las lenguas minorizadas el futuro de la diversidad, la riqueza de la literatura y el mayor sello de identidad?

R. Las lenguas llamadas minorizadas ni son peores ni mejores que las demás. Escribir en gallego no te hace peor, pero tampoco mejor que hacerlo en cualquier otro idioma. Cuando un escritor se encierra en su habitación, no es ninguna periferia, sino que se sitúa en el meridiano cero de su obra, como explicó muy bien Agustín Fernández Paz. Si son algo, son la expresión de la diversidad que preside el mundo, una creación humana sofisticadísima, como son todas las lenguas, y cuya voz merece ser oída como todas.

P. ¿Se le han cerrado puertas literarias por escribir en gallego?

R. No sé si se han cerrado puertas o no. A veces uno se las encuentra cerradas, es incapaz de abrirlas, pero tampoco sabe el motivo. Sí me he encontrado con prejuicios o de personas cínicas que se valen de ellos en su propio beneficio. Pero mis libros me han permitido conectar con muchas otras personas y al final eso es lo que tiene verdadero valor.

P. Ha habido muchas críticas, tanto a nivel autonómico como nacional, sobre la valoración, apoyo y cuidado de la cultura y la difusión y promoción en un evento tan importante como éste. ¿Se siente respaldado o, por el contrario, queda un gran camino por delante?

R. A veces uno oye críticas al respaldo estatal o institucional de actividades culturales, como si fuese un ornamento superfluo y el dinero hubiese que llevarlo a otra parte o, más peligroso todavía, que el Estado debe desaparecer de toda iniciativa pública y dejar que se rijan por leyes de mercado. Yo sí creo en la sociedad, en las comunidades, y un buen termómetro para saber cómo respiran es la manera en que tratan a sus miembros menos favorecidos y la atención que dedican a esos ámbitos, irrelevantes para algunos, pero de gran capital simbólico y emocional (y también económico, conviene no olvidarlo).

P. Por último y, agradeciendo su colaboración, si tuviese que resumir su paso por la feria en un titular, ¿cuál sería?

R. ‘Lenguas, diversidad, emociones, voces y libros’.