Ramón Castro asegura que su mentor le “ayudó mucho” a la hora de montar su empresa dedicada a alargar las baterías de los híbridos

Ya de regreso a Galicia, Castro se incorporó al programa de apoyo para emigrantes retornados de la Secretaría Xeral de Emigración, “que te ayudan, por una parte, con una cantidad económica para poder empezar y, por otra, con el programa de mentorización, en colaboración con la Fundación Ronsel, donde expertos te ayudan con todo lo que engloba crear una empresa y un proyecto, pero no sólo son cuestiones técnicas, te ayudan a conocer a gente, el ‘networking’, y te dan apoyo emocional que también es importante, desde luego, a mí mi mentor me ayudó mucho”.

Castro tuvo la oportunidad de quedarse en China, “pero empezaba el tema del covid y, como no lo venía claro, me quise volver. Dejé mi carrera profesional de allí para volver aquí” con la idea de montar una empresa. “Fue en China, que es un país muy emprendedor, donde pensé que yo era capaz de hacer algo. Una vez que estás fuera y mirando hacia aquí te cambia el prisma de lo que quieres hacer contigo mismo y de lo que eres capaz de hacer”, asegura este emprendedor que finalmente montó la empresa Luo Kai Electrics, en A Estrada, aunque vive en Vigo porque “trabajamos mucho con el norte de Portugal”.

La empresa, formada por cuatro personas, trabaja con baterías para vehículos híbridos. “Solucionamos el problema de las baterías de los híbridos cuando ya ha pasado un tiempo y no están en garantía”, afirma Castro, quien explica que, una vez que las baterías van perdiendo capacidad de almacenamiento, los coches hacen menos kilómetros en modo eléctrico y se pierde la capacidad de ahorro porque hay que echar antes gasolina.

“Nosotros –explica– somos capaces de arreglar la batería y alargar su vida útil y que su dueño siga teniendo la capacidad de ahorro que le da el híbrido”. Además, si no es posible arreglar la batería “la cambiamos por una nueva, de fabricante chino porque todas se fabrican allí, a un precio democratizado porque en los concesionarios oficiales son muy caras”.

Castro considera “fantástica” la mentorización que recibió por parte de su mentor, Rafael Granados, y asegura que una vez que se fueron conociendo “fue un gran apoyo” porque se veían cada dos semanas a lo largo de los siete meses que duró la mentorización. “Él veía que técnicamente yo sabía hacer las cosas, pero necesitaba ese apoyo emocional”, apunta Castro, quien se muestra agradecido de que gente que no te conoce y que tiene experiencia, te quiera ayudar.

“Los mentores –explica– van a ver las cosas desde otro ángulo que no es el tuyo, porque a veces te encierras en tu visión y puede ser errónea o se puede mejorar desde otra perspectiva que te la van a dar ellos”, que tienen una gran experiencia.

Como en la mayoría de familias gallegas, Ramón Castro no fue el primero de su familia en emigrar. Su bisabuela era gallega y emigró a Argentina en la primera década de 1900. Su abuela nació en Argentina y volvió a España en 1936, fue de las primeras generaciones de retornados, y su padre nació en Vila de Cruces y se fue a estudiar a la Universidad a Madrid, aunque luego volvió a la Universidad de Santiago y “yo, un poco por el tema laboral, emigré a China, el mundo se va haciendo más pequeño”, explica Castro. Reconoce que en muchas cosas el “choque cultural” con China es importante, pero “cuando estás trabajando, estás en el día a día, es lo mismo en todas partes”.