De Maceda a Cuba para sobrevivir

El inmigrante gallego José González, quien abandonó su aldea orensana en busca de bienestar, fue recordado por la Sociedad Gallega de Holguín, en el oriente cubano, según informó el presidente de esa entidad, Ronald Pérez Artigas. Según su hijo, Eduardo González, don José procedía de una aldea rural, Maceda, y de una familia humilde. No lo pensó dos veces y, animado por su padre, cruzó el Atlántico a principios del siglo XX, ligero de equipaje para buscarse un nuevo destino en América.
De Maceda a Cuba para sobrevivir
 A la izda., José González. A la dcha., el documento.
A la izda., José González. A la dcha., el documento.

El inmigrante gallego José González, quien abandonó su aldea orensana en busca de bienestar, fue recordado por la Sociedad Gallega de Holguín, en el oriente cubano, según informó el presidente de esa entidad, Ronald Pérez Artigas. Según su hijo, Eduardo González, don José procedía de una aldea rural, Maceda, y de una familia humilde. No lo pensó dos veces y, animado por su padre, cruzó el Atlántico a principios del siglo XX, ligero de equipaje para buscarse un nuevo destino en América.

Los antecedentes de don José se remontan a su padre, Manuel González Sampayo, quien “había sido alistado de muy joven en el ejército español y enviado a Cuba en operaciones militares, realizando funciones de corneta en cuyo desempeño alcanzó el grado de sargento”. “Terminada la guerra, en 1898, mi abuelo Manuel –relata Eduardo– regresó a Galicia estableciéndose en Maceda, una pequeña aldea de la provincia de Orense, próxima al Santuario de los Milagros”. Allí, en una taberna, prestaba a los transeúntes servicios gastronómicos junto con su esposa Ramona Puga Godoy.
“De aquel matrimonio nacieron dos mujeres: Albertina e Isaura y sólo un varón, quien recibió el nombre de José y quien en sus años de adolescente auxilió como monaguillo al sacerdote del pueblo en la iglesia católica ubicada al lado de la taberna y la vivienda de la familia”.
Según relatos de don José, el abuelo gallego “tenía un carácter muy fuerte y era muy exigente con la educación de sus hijos a los cuales, desde muy pequeños, les enseñaba a realizar distintas labores domésticas o les hacía acompañar en sus viajes de compras a la ciudad de Orense”.
La decisión del abuelo de separarse de su único hijo varón, que sólo tenía 16 años, y enviarlo en la búsqueda de un porvenir incierto a tierras tan lejanas “estuvo influida para librarlo del servicio militar obligatorio, que en aquella época obligaba a los hijos de las familias pobres a servir como reclutas en la guerra que libraba España en Marruecos.
Además, estaba estimulado por la esperanza de que un cuñado suyo ya estaba establecido en Cuba y lo ayudaría a encontrar un mejor futuro y diferente destino que el que le ofrecía aquella apartada aldea gallega.
Consta en la cartera de identidad de José González Puga que era de profesión labrador y soltero. Sabía leer y escribir y tenía la cédula número 2482, expedida en Maceda, provincia de Ourense.
Don José había nacido el 26 de octubre de 1903, y era hijo de Manuel y Ramona, según consta en el folio 432 del cuaderno Nº 19 de los nacimientos.
Asegura su hijo, Eduardo González, que se “marchó hacia la ciudad de Vigo con una pequeña maleta, un billete de pasaje de segunda clase a un costo de 455 pesetas incluyendo los impuestos, algunos duros y la autorización para emigrar firmada por su padre, pues no tenía aún la mayoría edad para realizar el viaje que lo conduciría a Cuba”.
Junto a un grupo de otros jóvenes españoles, el 25 de mayo de 1920 don José abordó el vapor ‘Siboney’ que lo trajo a La Habana. Según relató José a sus familiares, “al arribar al puerto de La Habana frente a una larga cola de emigrantes, las autoridades de Inmigración con solo un cuño gomígrafo en el documento de desembarque decidían el destino inmediato de aquellos jóvenes tan colmados de inquietudes: ‘Triscornia’ o ‘Habana’. El primero era un campo rodeado de alambradas, al cual enviaban a los emigrantes que se les negaba la entrada a Cuba, muchos de los cuales, de no ser reclamados por algún familiar o persona influyente, eran retornados a sus países de origen. Mi padre nunca pudo olvidar que después de imprimir en su documento de desembarque el cuño ‘Habana’ de inmediato comenzaron a imponer a los próximos emigrantes el cuño de ‘Triscornia”.
Después de varios días en La Habana, como un indigente no pudo conseguir ningún empleo. Se marchó pequeño al poblado de Tunas de Zaza, al sur de la región central de Cuba, donde el tío lo acogió como ayudante de bodega y le aseguró la comida y un precario espacio donde dormir durante el tiempo que permaneció allí.
En la búsqueda de sus primeros ingresos comenzó a trabajar en el puerto de la localidad estibando para los barcos sacos de azúcar de hasta 325 libras (149,5 Kg.), los cuales duplicaban su peso corporal. Así comenzó su vida laboral realizando uno de los difíciles trabajos que se ofrecía a los inmigrantes españoles de la época.
También trabajó en la construcción del ferrocarril, donde llegó a ocupar el puesto de operador de grúa y paleadora de la brigada.
Posteriormente laboró en el tramo que une a las ciudades de Tunas y Holguín en la construcción de la carretera central, como obrero en las excavaciones.
“Un empresario español, oriundo de El Ferrol que había conocido en el centro de la Isla y era amigo de su padre le oferta empleo con salario, albergue y comida en un tostadero de café en la ciudad de Holguín donde trabajó como vendedor ambulante de café en zonas rurales intrincadas, transportando los sacos en mulos, con la única compañía de una capa que lo protegía de las abundantes lluvias de aquella época y un revólver para defenderse de los asaltadores de camino que en la época merodeaban por los campos”, explicó su hijo.
Después de algunos años recorriendo cientos de kilómetros a toda hora del día o de la noche, la adquisición por sus patrones de los primeros vehículos automotores cambió radicalmente sus condiciones de trabajo, comenzando a conducir un camión de carga por más de 40 años.
Don José conoció en la ciudad de Holguín a una joven cubana con la cual contrae matrimonio en 1933 integrando una familia con dos hijos varones.
“José no pudo regresar nunca a España porque sus ingresos siempre fueron insignificantes. Sólo pudo disfrutar de la compañía de una de sus dos hermanas que también emigró a Cuba. No pudo nunca más ver a sus padres que permanecieron en Maceda hasta su muerte”.
“Al inicio de la década del 60, después del triunfo de la revolución, mi padre continuó trabajando en la empresa nacionalizada en el mismo puesto de trabajo distribuyendo café en diversas rutas rurales y urbanas”, comenta su hijo, y prosigue: “Unos años antes de morir, motivado por la posibilidad de ser incluido en un viaje de retorno a España para visitar su aldea natal, el cual sería financiado por el Gobierno de Galicia, me pidió que enviara la solicitud al Consulado de La Habana.
Al recibir la respuesta que su nombre no aparecía en el Registro de españoles y que debía renunciar a la ciudadanía cubana para recuperar su condición de español y poder optar por el viaje, me dijo con firmeza: “escribe al cónsul y dile que no renunciaré a mi condición de cubano y además que me siento mucho más español que él”, afirma Eduardo González.
Don José se integró en Holguín la Sociedad Gallega. Fue uno de sus fundadores y en ella permaneció como asociado hasta su muerte en 1999. Sus dos hijos, José Manuel y Eduardo, que recuperaron su ciudadanía española hace más de 10 años, también integran la Sociedad Gallega en esta ciudad. “Así rendimos eterno tributo a nuestro padre y a todos los emigrantes españoles que contribuyeron a desarrollar nuestra nación”, dice Eduardo.
“Gracias a la invitación de dos amigos alemanes, en el verano del 2010 pude hacer realidad mi sueño de visitar Maceda y conocer la casa de mis abuelos, donde nació y vivió mi padre hasta su partida hacia Cuba hace 90 años, además de encontrarme con varios parientes que viven en los alrededores” concluye Eduardo González, el hijo de un humilde gallego ilustre radicado en la ciudad oriental cubana de Holguín.