LA ESPAñOLA REBECCA RUIZ ES DIPUTADA EN EL CONGRESO SUIZO

Ruiz: “El voto rogado ha despertado una dinámica de pérdida de interés por parte del electorado”

Rebecca Ruiz es, desde 2014, miembro del Congreso suizo por el PS (Partido Socialista) suizo y, aunque nació en la ciudad suiza de Lausanne, es española, ya que sus padres son emigrantes en el país helvético. El interés por la política le viene de familia. Su padre, Francisco Ruiz, siempre estuvo vinculado al socialismo y fue presidente del Consejo General de la Emigración.

Ruiz: “El voto rogado ha despertado una dinámica de pérdida de interés por parte del electorado”
Rebecca Ruiz
Rebecca Ruiz.

Rebecca Ruiz es, desde 2014, miembro del Congreso suizo por el PS (Partido Socialista) suizo y, aunque nació en la ciudad suiza de Lausanne, es española, ya que sus padres son emigrantes en el país helvético. El interés por la política le viene de familia. Su padre, Francisco Ruiz, siempre estuvo vinculado al socialismo y fue presidente del Consejo General de la Emigración. Rebecca Ruiz era la única española en las listas del PS pero asegura que eso no fue un problema, ya que “el partido socialista suizo cuenta con muchos miembros extranjeros o de origen extranjero” y que en su cantón “están acostumbrados a tener políticos hijos de emigrantes”. Ruiz se lamenta de que en la parte alemana de Suiza no sea así.

Pregunta. Usted es miembro del Congreso de Suiza, ¿cuál ha sido su trayectoria política hasta llegar ahí?

Respuesta. Sí, soy parlamentaria suiza desde el 2014. Antes de mi elección a nivel nacional he estado muy implicada en el nivel municipal y también como diputada regional.

Entré en el partido socialista suizo hace 12 años cuando estudiaba sociología en la universidad. En el 2006 fui elegida en el Consejo Legislativo de mi ciudad. Esa fue mi primera experiencia parlamentaria que experimenté durante 6 años. Al mismo tiempo, dirigí el partido socialista de Lausanne. Esa fue para mí la mejor escuela política que pude hacer ya que lo aprendes todo o mucho: el militantismo, los contactos con los medios de comunicación, la negociación, la gestión de crisis y, lo más importante, la humildad. En el 2012 entré en el Gran Consejo, el parlamento del cantón. Y desde 2014 soy miembro del Congreso suizo.

P. ¿Fue difícil para una española entrar en las listas del PS?

R. No fue difícil. El partido socialista suizo cuenta con muchos miembros extranjeros o de origen extranjero. Y la población de mi cantón que me ha elegido está acostumbrada a tener, entre sus políticos, a hijos de emigrantes (españoles, italianos, franceses, griegos). Es el resultado de una política de integración de los extranjeros en mi cantón muy ambiciosa y que la verdad ha funcionado y funciona muy bien. La situación no es la misma en la parte alemana de Suiza.

P. ¿Cómo vive una española de segunda generación el incremento de los partidos que se muestran totalmente contrarios a la inmigración?

R. La subida de la extrema derecha es una realidad continua en Suiza desde 1999. En los años de 1970 hubo algunas votaciones xenófobas. La fuerza de esos movimientos y partidos en Suiza es una realidad bastante presente. Cuando empecé en política esa derecha existía ya. El avance espectacular de la UDC (Unión Democrática del Centro), extrema derecha en Suiza, fue una de mis motivaciones a entrar en política. 

P. ¿Está registrando Suiza una llegada de nuevos españoles?

R. Sí. En Suiza como en la mayoría de los países del norte de Europa, se está registrando, desde hace 2 ó 3 años una llegada de nuevos españoles que intentan encontrar una actividad laboral que les saque de la precaria situación en la que se encuentran en España.

Estos ‘nuevos emigrantes’ son en general hombres y mujeres jóvenes, mayormente solteros, con una buena, y a veces muy buena, formación profesional o universitaria.

Podemos decir que esta población está compuesta, entre otros, por antiguos emigrantes que habían trabajado anteriormente en Suiza. También hijos de antiguos emigrantes en Suiza que habían retornado a España y que en ese momento sus hijos eran menores de edad y dependían pues de sus padres, a los que tuvieron que acompañar en el retorno a España y que ahora se encontraban sin empleo en España y han pensado que podrían encontrar un empleo en el país donde sus padres habían trabajado.

Se observa de la misma manera familiares y amigos de españoles que residen y trabajan en Suiza que intentan probar fortuna en Suiza basándose en la ayuda que estos familiares y amigos les podrían prestar.

También hay un colectivo de adultos (hombres y mujeres) a los que la crisis económica y, sobre todo, la crisis de la construcción les ha dejado en la cuneta. Son personas que trabajaban en la industria de la construcción y empresas derivadas que al no tener trabajo han caído en la miseria y con deudas muy numerosas.

Por terminar, hay jóvenes con alta formación profesional e incluso universitaria, muchos de ellos con una excelente trayectoria, que al terminar su formación no han encontrado ninguna plaza de trabajo y esto durante muchos años, y aquellos otros que después de haber podido trabajar en grandes y medianas empresas (sobre todo una vez más de la construcción), han sido despedidos, han terminado de cobrar el paro y les ha sido imposible encontrar otro trabajo. Estamos hablando aquí de arquitectos, delineantes, ingenieros civiles, enfermeros/as, fisioterapeutas, directores y gerentes de comercios, etc.

P. ¿Cuáles son las semejanzas y diferencias de este colectivo con la emigración masiva que se produjo en los años sesenta?

R. La emigración de los años sesenta y la actual no tienen ninguna semejanza, son dos fenómenos completamente diferentes. La primera emigración fue el producto de la opresión del franquismo, el abandono de las zonas rurales y la llegada de miles de personas a las zonas urbanas, la falta de trabajo en las grandes ciudades donde se realizó la primera e interna emigración y una cierta apertura de España a Europa, debida entre otras razones al turismo, que hacía posible, al menos hipotéticamente encontrar trabajo fuera de España.

Muchos españoles intentaron esta aventura y salieron en un principio como ‘turistas’, bastantes entre ellos encontraron un trabajo.

Posteriormente el propio Gobierno español se dio cuenta de que este fenómeno de la emigración le podía ser rentable al canalizar la salida de sus ciudadanos al exterior y es así que en el año 1961 el Gobierno español y Suiza firmaron un ‘Acuerdo de contratación de la mano de obra española’. Posteriormente Suiza firmaría un segundo y último acuerdo con Italia, muy semejante al español.

La nueva emigración española, es decir la que conocemos actualmente, es muy diferente. Las personas que emigran son por general jóvenes, solteros o casados con hijos en baja edad, que salen del país sin contrato y sin ninguna protección de un acuerdo firmado entre España y Suiza. El poco dinero del que disponen se consume rápidamente, la carestía de vida es evidente y los recursos se agotan rápidamente.

La buena o excelente formación de que disponen no la pueden poner a disposición inmediatamente ya que les faltan, frecuentemente, los conocimientos lingüísticos. En Suiza si no se conoce el alemán o el francés y en mejor medida el italiano, el mercado de trabajo se restringe muchísimo. Desgraciadamente las expectativas de encontrar un trabajo disminuyen, no se cumplen y frecuentemente nos encontramos con personas que han gastado sus economías y ahorros y no han encontrado el anhelado puesto de trabajo. Hemos sido testigos de ver cómo algunos de ellos han tenido que dormir en sus propios coches, en albergues públicos y comer en comedores públicos.

P. ¿Cómo está siendo la acogida de esta ‘nueva emigración’ por parte de los suizos?

R. La acogida de esta ‘nueva emigración’ por parte de los suizos es y ha sido la misma que la de otros grupos de emigrantes europeos. En efecto, el acuerdo de libre circulación firmado entre Suiza y la UE se ha venido aplicando normalmente hasta que el pueblo suizo votó el 9 de febrero 2014 a favor de la iniciativa xenófoba del partido UDC. Desde entonces nos encontramos en un ambiente tenso y muy preocupante. Actualmente existe un estancamiento en las relaciones entre Suiza y la UE difícil de resolver.

La UDC continúa su política antiextranjeros y no será mañana que cambiará su manera de proceder.

P. ¿Las diferencias idiomáticas complican la adaptación y aceptación de los nuevos emigrantes?

R. Sí, el hecho de hablar en Suiza 4 idiomas y que el alemán sea la lengua hablada por aproximadamente el 60% de la población hace que el emigrante español, poco preparado en lo que se refiere a los idiomas, encuentra un enorme hándicap para encontrar empleo y adaptarse a una nueva vida, incluso aunque tenga una buena o excelente formación y un currículum.

P. ¿Cómo valora desde Suiza la incapacidad de los partidos españoles de formar gobierno tras las elecciones del pasado mes de diciembre?

R. Desde Suiza valoramos muy negativamente la incapacidad de nuestros partidos políticos a sentarse en una mesa de negociación y sacar adelante al país.

Es verdad que nosotros vivimos en un país donde todo se negocia y se pacta, buscando el consenso ante todo. Con sus defectos y virtudes, pero el país funciona.

Es difícil entender cómo en España esto no es posible. Claro está que las mayorías absolutas, como la que hemos vivido estos últimos cuatro años con el PP, durante los cuales ni una sola propuesta o ley ha sido consensuada en el Parlamento, son difíciles de modificar en unos meses, teniendo en cuenta la fragmentación del Parlamento que ha salido en las elecciones del 20 de diciembre de 2015.

P. ¿Qué valoración hace de la implantación del voto rogado?

R. Desde 1978, fecha de la entrada en vigor de la Constitución Española, la participación electoral de los españoles residentes en el exterior ha constituido una batalla para aumentar la participación electoral.

El Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA) contenía solamente en esa fecha apenas unos 100.000 electores. En el transcurso de todos estos años el CERA ha ido aumentando hasta alcanzar actualmente más de 2.000.000 de inscritos.

Hasta el año 2010 cada elector recibía de oficio toda la documentación necesaria para poder votar por correo. Los gastos del envío estaban a cargo del Estado Español. La participación electoral, elección tras elección, pudo aumentar hasta el 30%.

Pero he aquí que la Comisión Constitucional del Parlamento Español nombró en 2010 una Subcomisión que estudió y propuso una reforma de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), que entró en vigor a principios del año 2011, modificó fundamentalmente las normas de participación electoral para los españoles residentes en el exterior e inscritos en el CERA. Desde entonces, ningún español inscrito en el CERA podrá participar en las elecciones municipales. Anteriormente podíamos participar rogando el voto. Como resultado: un derecho suprimido.

En todas las otras elecciones y referendos, el elector inscrito en el CERA tiene que rogar o solicitar el voto, con lo cual se ha establecido un sistema impropio a aumentar la participación y nefasto para el resultado final. En la siguiente elección la participación bajo del 30% al 4,5%. En las siguientes elecciones, se ha mantenido este bajísimo porcentaje de participación.

El Parlamento, el Gobierno y los partidos políticos no han hecho ni caso de las muchas reclamaciones presentadas en el mundo entero contra el ‘voto rogado’. Los partidos que aprobaron esta reforma de la LOREG han hecho hipócritamente su ‘mea culpa’, pero nada más. Como ejemplo, el PP, que en la pasada legislatura ha tenido la mayoría absoluta en el Parlamento y en el Senado, no ha hecho nada.

Los plazos tan cortos, las idas y venidas de la solicitud del voto, del envío de la documentación para votar y el envío del voto han hecho una realidad lo que ciertos partidos querían obtener: que el voto de la emigración fuera testimonial y que no tuviera ningún peso.

La valoración es por consiguiente muy negativa. Se ha tirado por la borda el trabajo realizado por mucha gente para aumentar la participación electoral, el resultado está ahí y va a perdurar.

Cada vez que se convoquen elecciones nos encontraremos con las mismas dificultades y problemas.

El resultado de las elecciones del 20 de diciembre y el panorama que se vive hoy día en España no nos da ninguna esperanza de que algo cambie, sin embargo el CERA crece cada día.

P. ¿Cree que la colectividad española en Suiza se encuentra con muchos problemas para poder ejercer su derecho de sufragio?

R. Con esta situación legal provocada por la reforma de la LOREG de 2010, la población española en Suiza se encuentra con los mismos problemas que todos los ciudadanos españoles residentes fuera de España.

Es verdad que el correo suizo funciona bastante bien, pero los plazos, las idas y venidas de la documentación son las mismas. Además, el voto rogado ha despertado una dinámica de pérdida de interés por parte del electorado, ya que interpreta que la reforma de la LOREG buscaba impedir y no aumentar la participación.

P. Europa vive un momento complicado con la llegada masiva de inmigrantes y refugiados, ¿cómo cree que se debe afrontar esto?

R. En concertación, buena colaboración de todos los estados miembros de la UE y, sobre todo, con esfuerzo de todos para concretar la solidaridad que muchos ciudadanos europeos recibieron de parte de estados terceros después de la segunda guerra mundial o después de conflictos nacionales.