LOS MANIFESTANTES PROCEDÍAN DE TODA BAJA SAJONIA Y OTROS LUGARES DE ALEMANIA

Cientos de emigrantes españoles se manifiestan ante el Consulado de Hannover

La manifestación estaba convocada para las doce de la mañana del sábado 27, y, puntualmente, una multitud de emigrantes españoles se concentraron ante el edificio de la Oficina Consular de Hannover para decir “no al cierre del Consulado”.
Cientos de emigrantes españoles se manifiestan ante el Consulado de Hannover
 Representantes de la emigración se reunieron en el Centro Gallego.
Representantes de la emigración se reunieron en el Centro Gallego.

La manifestación estaba convocada para las doce de la mañana del sábado 27, y, puntualmente, una multitud de emigrantes españoles se concentraron ante el edificio de la Oficina Consular de Hannover para decir “no al cierre del Consulado”. Los manifestantes procedían no sólo de la capital, sino de toda Baja Sajonia y otros lugares de Alemania. Entre ellos se encontraban los consejeros generales de la Ciudadanía Española en el Exterior, Antonio Fernández Rivera, de Nürnberg, y Julio Molina, de Osnabrück, así como otros representantes de los Consejos de Residentes de Alemania, de la Confederación de Asociaciones Españolas de Padres de Familia en la RFA, de Comisiones Obreras, UGT, y de todas las asociaciones de españoles del distrito.

 

Portando la bandera española, grandes pancartas o pequeños carteles, mayores y jóvenes reivindicaban a la Administración española algo que creen que les pertenece por derecho, ser atendidos. Difícil decir cuántas personas exactamente acudieron a la manifestación, según los organizadores, serían unas ochocientas.
Desde la escalera que da acceso al Consulado se dirigieron a los manifestantes el presidente del CRE de Hannover, Juan Couñago; el presidente del Centro Gallego, Martín Maceiras; y finalmente, el consejero general Antonio Fernández. Poco después, el cónsul general, Juan Zurita, abría las puertas del Consulado para recibir en su despacho, en audiencia privada, a los representantes de los CRE y otros delegados de la ciudadanía española. En el transcurso de esa entrevista le hicieron entrega de varias listas con las firmas de muchos de los manifestantes, que el diplomático se comprometió a traspasar al Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, con las inquietudes del colectivo español afectado  que le fueron manifestadas.
Después de que los organizadores comunicasen que esta concentración no era final, sino el comienzo de posteriores acciones, y que seguirían luchando por el Consulado, la manifestación, controlada por la policía local, se disolvió sin incidentes.


Reunión en el Centro Gallego
Terminada la manifestación, la delegación del colectivo emigrante se dirigió al Centro Gallego para intercambiar opiniones y debatir sobre posteriores acciones. En primer lugar tomó la palabra Maceiras, el presidente de la asociación gallega, para agradecer a los asistentes su interés y pedirles asesoramiento sobre el camino a seguir.
Antonio Fernández, consejero general de la emigración por Alemania, comentó su descontento por que el cierre del Consulado se hubiera decidido sin consultar a ninguno de los representantes de la ciudadanía española en Alemania, una medida que consideraba incorrecta y que “no estamos dispuestos a aceptar”, dijo. Aseguró que la protesta no era sólo de Hannover, “vamos a ser toda la ciudadanía unida”, subrayó, mencionando también su preocupación por la forma cómo se está actuando desde la Administración. El consejero propuso que en el próximo encuentro de consejeros generales en Madrid, en el mes de abril, mantengan una entrevista con el secretario general de Asuntos Consulares y Migratorios, Javier Elorza, para pedir explicaciones sobre lo que estaba sucediendo.
El otro consejero general por Alemania, Julio Molina, se preguntó si el Estatuto era verdad, porque el Gobierno no estaba cumpliendo lo prometido y no comprendía que, por un lado, se anunciara la mejora de la atención consular y, por otro, se decidiese cerrar consulados. Lamentó lo poco que se tiene en cuenta a los representantes de la emigración, “no hay derecho a que sólo nos informemos de lo que pasa por la prensa”, espetó. Molina cree que no puede repetirse en Hannover lo que ocurrió en Bremen hace unos veinte años, donde los españoles habían ocupado dos veces el Consulado para evitar su cierre, logrando que se mantuviera una pequeña oficina de servicios consulares que acabó cerrándose también. Por eso, alertó que una solución semejante para Hannover no sería válida. 
“Es triste que nos tengamos que reunir por este motivo”, dijo Miguel Montero, de Comisiones Obreras. La manifestación organizada le pareció una buena medida para hacer presión al Gobierno, una presión que debía de ser “masiva y pública” para frenar el desmantelamiento de las infraestructuras que mantiene la Administración española en el exterior  para atender a sus ciudadanos y ciudadanas, ya que Hannover y Manchester serían “solamente el comienzo”. Lo que está ocurriendo actualmente con el cierre de consulados lo calificó como “un pulso” de la Administración a la emigración.
Ramón Polanco, el presidente del CRE de Hamburgo, criticó que se haya tomado la decisión de cerrar el Consulado sin ningún estudio ni consultación previa. No entiende que se ensalce la importancia del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior por parte del Gobierno y del propio presidente Zapatero, y que en una decisión de la envergadura del cierre de un consulado no se le hubiese tenido en cuenta para nada. “Tenemos que hacer un enorme esfuerzo para comprender el cierre de un consulado con  más de ocho mil españoles registrados”, dijo Polanco, y que, por el contrario, se mantengan los de Génova y Nápoles en Italia, con 2.800 y 2.300, respectivamente; lo mismo ocurriría con Marruecos, donde dijo que se mantenían siete consulados para los ocho mil españoles residentes en ese país norte africano, el mismo número que hasta ahora en Alemania para unos 120.000 ciudadanos.
Javier García de María, profesor universitario en Hannover, asistió a este encuentro en representación de la Asociación Hispano-Alemana de Baja Sajonia (DSGN). Informó de que el alcalde mayor de Hannover había enviado un escrito al presidente Zapatero y al ministro Moratinos, pidiéndoles que se mantenga la representación diplomática española en esta ciudad; lo mismo habría hecho la presidenta de la DSGN, Heidi Merk, y los responsables de la Feria de Hannover y la Cámara de Comercio. La Asociación de Profesores de Español en Alemania y un grupo de autoridades de Baja Sajonia también habrían escrito una carta al embajador con el mismo fin.
En nombre de la Confederación de Asociaciones Españolas de Padres de Familia, estuvo presente su asesor, Vicente Riesgo,  presidente de la Academia Española de Formación. El sociólogo dijo que “está algo más en juego que el Consulado”, y parecería que se está midiendo “hasta donde resiste la emigración”. Le acompañaba otro directivo de la CAEPF, Antonio Díaz, quien recordó la eficacia de las redes de comunicación a través de internet, animando al CRE a utilizar más este medio para hacer públicas sus demandas.
Desde la Confederación se enviaron mensajes a todas sus asociaciones pidiéndoles que apoyasen a los compañeros de Hannover en sus reivindicaciones, “haremos todo lo que podamos para mover a los ciudadanos”, aseguró Riesgo.
Luís Miguel Oviedo, secretario general de la federación alemana de UGT y secretario de la Peña flamenca de Hannover; Teodoro Calvo, del Centro de Día; y Francisco González, del Coro Hispano, aludieron argumentos semejantes a los ya expuestos.
Finalmente, Juan Couñago informó de que el CRE había escrito al Defensor de Pueblo y que ya habían recibido una primera respuesta, en la que se les comunicaba que se está estudiando el asunto y se les mantendría informados de su tramitación.
Couñago dijo que había recibido también, esa misma mañana, la copia de una carta de Sigmar Gabriel, el presidente del partido social demócrata alemán, SPD,  enviada el pasado 25 de marzo al ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, rogándole repensar la decisión del cierre del Consulado en consideración a los ocho mil españoles y españolas residentes en ese distrito consular. Gabriel había sido anteriormente ministro presidente de Baja Sajonia.
Lola Sisternas, consejera de Münich, envió igualmente una carta de apoyo al CRE de Hannover, aconsejándoles qué medidas eficaces podrían llevar a cabo para encontrar una solución a su problema. Según los informes de Sisternas, secretaria de Igualdad del PSOE en Europa, el proceso de cierres de consulados sería una medida de austeridad del Gobierno difícil de parar, con la que se pretendería hacer frente a la crisis económica actual.


Opiniones de algunos manifestantes
Juani Leal, trabajadora social en la atención a emigrantes españoles dependientes, opina que el cierre del Consulado afecta principalmente a los mayores, que por razones de movilidad necesitan una asistenta social y atención consular cercana. No comprende que precisamente ahora que está viniendo mucha más gente de España a esta ciudad en busca de trabajo, a causa de la crisis, se haya tomado está medida. “El tener que desplazarse a otra ciudad para resolver el papeleo es un gran problema para todos,” dijo.
Francisco González Baldoví, un valenciano que vive en Hannover desde 1964 y dirige el Coro Hispano de Hannover, dice que mantener este coro, único en Alemania, no hubiera sido posible sin los apoyos de todo tipo que les facilitó siempre el Consulado. “Si no tenemos un Consulado aquí significa que a nosotros nos dejan solos, no sólo a la institución Coro Hispano”.
Para Rafael Gómez Calcerrada, un estudiante de Diseño Gráfico, hijo de emigrantes retornados, el tener que desplazarse  cada vez que tenga que solucionar asuntos burocráticos consulares, supondría unos gastos que, tanto para él como para otros estudiantes, serían difíciles de afrontar.
Tres señoras mayores, que llegaron desde la cercana ciudad de Barsinghausen, criticaron que, ya cercanas a la jubilación, en el futuro posiblemente no podrían  desplazarse solas y tampoco dispondrían de medios suficientes para asumir los gastos de transporte a otro consulado más distante. “Nosotros ayudamos a levantar la economía española y ahora nos dejan abandonados”, comentó la mayor de ellas.