TAMBIÉN SE LLEVÓ A CABO LA AMPLIACIÓN DEL ÁREA DE DIAGNÓSTICO POR IMÁGENES
La Asociación Española de Socorros Mutuos de La Plata cumple 125 años inaugurando su nueva Central de Emergencias
Con la presencia del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli; el embajador de España, Rafael Estrella Pedrola; el ministro de Salud de la Provincia, Claudio Zin; el cónsul general de España, Eduardo Cerro Godinho; y del presidente del IOMA, Javier Mouriño, quedaron inauguradas la nueva Central de Emergencias y la ampliación del Área de Diagnóstico por Imágenes de la Asociación Española de Socorros Mutuos y Beneficencia de La Plata, con la incorporación de un resonador magnético, un ecógrafo 4D color y un mamógrafo de última generación.

Con la presencia del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli; el embajador de España, Rafael Estrella Pedrola; el ministro de Salud de la Provincia, Claudio Zin; el cónsul general de España, Eduardo Cerro Godinho; y del presidente del IOMA, Javier Mouriño, quedaron inauguradas la nueva Central de Emergencias y la ampliación del Área de Diagnóstico por Imágenes de la Asociación Española de Socorros Mutuos y Beneficencia de La Plata, con la incorporación de un resonador magnético, un ecógrafo 4D color y un mamógrafo de última generación.
El gobernador destacó que cuando hace un año se distinguía a la institución como ‘Efector Comunitario Calificado’, muy pocos sabían de qué se trataba. "Los importantes avances logrados son la respuesta a ese interrogante". El embajador de España, por su parte, reiteró su beneplácito por participar una vez más de un logro de la institución. "Ya se está haciendo una costumbre venir a la ciudad para asistir a logros del Hospital. Sin embargo causa enorme placer ver cómo el trabajo comunitario logra resultados".
Por su parte, el presidente del Consejo Directivo de la Asociación Española de Socorros Mutuos y Beneficencia, Emiliano Isla Verde, recordó que el nombramiento como ‘Efector Comunitario Calificado’ del año pasado había implicado un mayor compromiso para el Hospital, obligándolos a reafirmar los valores del mutualismo y la calidad prestacional, en beneficio de los pacientes de la ciudad de La Plata y de toda la provincia. "En estas obras que demandaron una inversión superior al millón de pesos, estamos demostrando a las autoridades que ya empezamos a cumplir".
Un sueño por encima de los hombres, la realidad por encima de los sueños
En 1884 un grupo de españoles residentes en La Plata decidió llevar adelante el sueño de un trabajo mutualista. Hoy ese mismo sueño y con mismos principios se plasma en la realidad de un hospital de referencia para toda la provincia de Buenos Aires y que ha sido nombrado como ‘Efector Comunitario Calificado’.
Leer la primera acta da sensación de espontaneidad. Que esos hombres se reunían al fin de sus tareas en una ciudad que no era aún tal y que charlaban sobre su patria lejana y la que comenzaban a pensar. Y a construir porque se intuye que ya estaba en sus espíritus quedarse, poblando ese horizonte que empezaba a cortarse por edificaciones impropias de esa pampa inabarcable.
Y en algún momento alguien tiró la idea en esa confitería de la calle 3 y 43. Dicen que fue Tomás Murray, un apellido que da cuenta de otra emigración anterior, quizás de Escocia. Dijo que dado el progreso creciente de esta población y la necesidad cada vez más sentida de formar un fondo común para el socorro mutuo entre los españoles en ella establecidos, "era llegado el momento" de pensar seriamente sobre un asunto de tan capital importancia. E increpó quizás para despertar orgullo: "Otras colonias extranjeras, con menos elementos tal vez que la nuestra, han realizado ya lo que a nosotros nos preocupa".
Y allí comenzó la discusión sobre qué hacer. Higinio Portela, quizás viendo que faltaban los más importantes representantes de la comunidad, explicó que dado que "muchos señores que habían de asistir a aquella reunión no habían podido hacerlo por exigencias perentorias de sus negocios, creía prudente hacer una segunda convocatoria por medio de verbales avisos, a fin de que con la opinión y consejo de los inasistentes pudiera mejor ilustrarse el asunto que se trataba".
Un tal Luis Williman, quizás de ascendencia inglesa explicó que debía nombrarse un presidente y un secretario a fin de que presidiese el primero la segunda reunión a verificarse, y el segundo levantase el acta. Y firmaron Higinio Portela como presidente; Luis Williman como secretario; Tomás Murray, Víctor Mendizábal, Pascual Barbero, Luis Rodríguez y José Martín.
Si alguien hubiera dicho en la segunda reunión del 28 de diciembre que se iban a sentar las bases de una asociación que iba crecer y permanecer en esta ciudad por más de tres siglos, hubiera parecido una broma por el Día de los Santos Inocentes. Pero esos hombres no estaban para bromas: esa primera asamblea fue muy numerosa y eligió a José Eduardo Cisneros como presidente de la Comisión Directiva; a Higinio Portela, como vicepresidente; a Luis Williman, como secretario; y a Víctor Mendizábal, como tesorero.
Y en el mismo acto se resolvió continuar las futuras sesiones en el mismo local hasta que se dispusiera de un destino propio y se propuso hacer una pequeña colecta con la que se reunió un capital inicial de 25,50 pesos oro. Si tenemos en cuenta que el alquiler del local que se alquila en calle 5 esquina 63 en los primeros días de enero de 1885 es de 14 pesos, se verá lo exiguo de esa colecta. Sin embargo, el trabajo de esa primera Comisión Directiva da sus frutos porque los asociados llegan a 203. Para marzo, a sólo cuatro meses de la primera intención, se hace la primera Asamblea General en la que se aprueba el primer Reglamento, y se nombra la primera comisión definitiva: José E. Cisneros, como presidente; Guillermo Salom, como vicepresidente; Manuel López, como tesorero; y, Señen de la Riega, como secretario. El reglamento, que es aprobado por unanimidad y aclamación, en su Título Primero, contiene primero su denominación: ‘Sociedad Española de Socorros Mutuos’ (art. 1) y por objeto: Crear un fondo común destinado a socorrer a los socios en ella inscriptos, en los casos de enfermedad o sus consecuencias. Y a todo bien común que no se oponga a su base fundamental: el Socorro Mutuo (art. 2).
El gobernador destacó que cuando hace un año se distinguía a la institución como ‘Efector Comunitario Calificado’, muy pocos sabían de qué se trataba. "Los importantes avances logrados son la respuesta a ese interrogante". El embajador de España, por su parte, reiteró su beneplácito por participar una vez más de un logro de la institución. "Ya se está haciendo una costumbre venir a la ciudad para asistir a logros del Hospital. Sin embargo causa enorme placer ver cómo el trabajo comunitario logra resultados".
Por su parte, el presidente del Consejo Directivo de la Asociación Española de Socorros Mutuos y Beneficencia, Emiliano Isla Verde, recordó que el nombramiento como ‘Efector Comunitario Calificado’ del año pasado había implicado un mayor compromiso para el Hospital, obligándolos a reafirmar los valores del mutualismo y la calidad prestacional, en beneficio de los pacientes de la ciudad de La Plata y de toda la provincia. "En estas obras que demandaron una inversión superior al millón de pesos, estamos demostrando a las autoridades que ya empezamos a cumplir".
Un sueño por encima de los hombres, la realidad por encima de los sueños
En 1884 un grupo de españoles residentes en La Plata decidió llevar adelante el sueño de un trabajo mutualista. Hoy ese mismo sueño y con mismos principios se plasma en la realidad de un hospital de referencia para toda la provincia de Buenos Aires y que ha sido nombrado como ‘Efector Comunitario Calificado’.
Leer la primera acta da sensación de espontaneidad. Que esos hombres se reunían al fin de sus tareas en una ciudad que no era aún tal y que charlaban sobre su patria lejana y la que comenzaban a pensar. Y a construir porque se intuye que ya estaba en sus espíritus quedarse, poblando ese horizonte que empezaba a cortarse por edificaciones impropias de esa pampa inabarcable.
Y en algún momento alguien tiró la idea en esa confitería de la calle 3 y 43. Dicen que fue Tomás Murray, un apellido que da cuenta de otra emigración anterior, quizás de Escocia. Dijo que dado el progreso creciente de esta población y la necesidad cada vez más sentida de formar un fondo común para el socorro mutuo entre los españoles en ella establecidos, "era llegado el momento" de pensar seriamente sobre un asunto de tan capital importancia. E increpó quizás para despertar orgullo: "Otras colonias extranjeras, con menos elementos tal vez que la nuestra, han realizado ya lo que a nosotros nos preocupa".
Y allí comenzó la discusión sobre qué hacer. Higinio Portela, quizás viendo que faltaban los más importantes representantes de la comunidad, explicó que dado que "muchos señores que habían de asistir a aquella reunión no habían podido hacerlo por exigencias perentorias de sus negocios, creía prudente hacer una segunda convocatoria por medio de verbales avisos, a fin de que con la opinión y consejo de los inasistentes pudiera mejor ilustrarse el asunto que se trataba".
Un tal Luis Williman, quizás de ascendencia inglesa explicó que debía nombrarse un presidente y un secretario a fin de que presidiese el primero la segunda reunión a verificarse, y el segundo levantase el acta. Y firmaron Higinio Portela como presidente; Luis Williman como secretario; Tomás Murray, Víctor Mendizábal, Pascual Barbero, Luis Rodríguez y José Martín.
Si alguien hubiera dicho en la segunda reunión del 28 de diciembre que se iban a sentar las bases de una asociación que iba crecer y permanecer en esta ciudad por más de tres siglos, hubiera parecido una broma por el Día de los Santos Inocentes. Pero esos hombres no estaban para bromas: esa primera asamblea fue muy numerosa y eligió a José Eduardo Cisneros como presidente de la Comisión Directiva; a Higinio Portela, como vicepresidente; a Luis Williman, como secretario; y a Víctor Mendizábal, como tesorero.
Y en el mismo acto se resolvió continuar las futuras sesiones en el mismo local hasta que se dispusiera de un destino propio y se propuso hacer una pequeña colecta con la que se reunió un capital inicial de 25,50 pesos oro. Si tenemos en cuenta que el alquiler del local que se alquila en calle 5 esquina 63 en los primeros días de enero de 1885 es de 14 pesos, se verá lo exiguo de esa colecta. Sin embargo, el trabajo de esa primera Comisión Directiva da sus frutos porque los asociados llegan a 203. Para marzo, a sólo cuatro meses de la primera intención, se hace la primera Asamblea General en la que se aprueba el primer Reglamento, y se nombra la primera comisión definitiva: José E. Cisneros, como presidente; Guillermo Salom, como vicepresidente; Manuel López, como tesorero; y, Señen de la Riega, como secretario. El reglamento, que es aprobado por unanimidad y aclamación, en su Título Primero, contiene primero su denominación: ‘Sociedad Española de Socorros Mutuos’ (art. 1) y por objeto: Crear un fondo común destinado a socorrer a los socios en ella inscriptos, en los casos de enfermedad o sus consecuencias. Y a todo bien común que no se oponga a su base fundamental: el Socorro Mutuo (art. 2).