Nacido en Vigo, es el profesor de los cursos de gallego de la Xunta en la ciudad neoyorquina

Álex Alonso: “Queremos revitalizar la lengua y la cultura y romper la imagen ruralista de Galicia en Nueva York”

La Xunta de Galicia, a través de la Secretaría Xeral da Lingua, puso en marcha este año por primera vez una iniciativa para impartir cursos de gallego en el Instituto Cervantes de Nueva York, tarea que le fue encomendada al profesor Álex Alonso Nogueira.
Álex Alonso: “Queremos revitalizar la lengua y la cultura y romper la imagen ruralista de Galicia en Nueva York”
Alex Alonso 2
Natural de Vigo, Álex Alonso lleva 27 años en la ciudad de los rascacielos.

Natural de Vigo, Álex Alonso lleva 27 años en la ciudad de los rascacielos –el docente e investigador Xan González Milán “me ofreció la posibilidad de irme”, comenta–, y desde hace algún tiempo, vinculado al campus Brooklyn College de la City University of Nueva York (CUNY). Su cometido en el proyecto se centra en reactivar la cultura propia de Galicia en esa gran ciudad, donde hay “una comunidad gallega importante”.

Pregunta. ¿Cómo está resultando la experiencia?

Respuesta. Está funcionando muy bien. Es un curso muy exploratorio en el que se matricularon cinco alumnos y esperamos que el año próximo se incremente el número. Por de pronto, sabemos que varios de ellos quieren seguir y conocemos dos más que también están interesados. Cinco es el mínimo que se exige para activar el curso y la cifra se ha conseguido, así que se puede decir que se ha autofinanciado.

P. ¿En qué consisten estas clases y cuándo y en qué lugar se imparten?

R. Se imparten los lunes, de 18:00 a 20:30 horas, en el Instituto Cervantes de Nueva York, y no se centran solo en la gramática, lo que puede resultar un tanto pesado, sino que trato de compaginar lengua y cultura con actividades que resulten atractivas a los alumnos. Hice una selección de autores y temas que les podían interesar y empecé por Rosalía. Creía que podían funcionar poemas de la autora y ciertas piezas cortas que no fueran muy complicadas y que los alumnos pudieran resolver en una hora o hora y media máximo. Así que leímos ‘Retrincos’, de Castelao; un cuento de Rafael Dieste; un poema de Luz Pozo... También hubo que hacer un ejercicio sobre Celso Emilio Ferreiro. Creo que son cosas que están bien para ese nivel.

Por otra parte, sirviéndome de material de la TVG, también les puse algún documental sobre la movida de Vigo en los 80, canciones de Os Resentidos, algún capítulo de series como ‘Matalobos’ o ‘Mareas vivas’. Un poco de todo para evitar que se creen una imagen de Galicia demasiado rural.

P. ¿A qué grupo de personas van dirigidas estas clases?

R. Están pensadas para estudiantes con al menos un nivel intermedio de español y que muestren interés por Galicia y el gallego. Los que se han matriculado este año mostraron una disposición bárbara para aprender. Se les veía bastante seducidos por la cultura de Galicia, y no solo por la literaria, sino también por la música, el paisaje, la gastronomía y el modo de vida del lugar.

P. ¿Cuál es la vinculación de estos estudiantes con la comunidad autónoma?

R. Son nacidos en Estados Unidos, pero dos de ellos pertenecen a familias que tienen origen en Galicia y en el País Vasco. Su nivel de español es bueno y entraron muy interesados porque los dos se acercaron ya a Galicia en cierta ocasión. Un tercero es un gestor cultural cuya pareja es de Santiago, a donde viajan de vez en cuando. También hay una periodista que habla español y portugués y a la que le interesa conocer cosas de Galicia, y por último, tenemos una joven de origen filipino, que vino a Santiago a hacer un curso y también estaba interesada por conocer más a fondo Galicia.

P. ¿Cómo se publicitan estos cursos?

R. A través de la lista con que cuenta el Cervantes, entidad que, con la llegada de Javier Valdivielso a la dirección, experimentó un cambio de estrategia. El Instituto se muestran hora interesado en reactivar el catalán, el euskera y el gallego. Contactó con Valentín García –secretario xeral da Lingua de la Xunta– sobre las posibilidades de impartir clases de gallego y se me ofreció el curso.

P. ¿Cuál es el objetivo de esta iniciativa?

R. Con la crisis de 2008 y con la pandemia se redujeron los fondos de la Cátedra de Estudios Galegos en la City University of Nueva York y la actividad entró en vía muerta. Ahora se pretende revitalizar la lengua y la cultura propia. Lo que nos interesa es atraer a gente y romper la imagen ruralista de Galicia, que no es solo folclore, sino todo lo demás.

P. ¿Qué demandan los alumnos?

R. Los de este curso eran unos perfiles muy interesantes, porque no querían aprender lo básico, sino que demandaban textos de literatura y de cultura en general. Además querían conocer el fenómeno migratorio en Buenos Aires, La Habana, Nueva York, Londres..., por eso pienso en introducir libros como el de Xesús Fraga ‘Virtudes (e misterios)’, que habla de la emigración a Londres.

Yo soy un firme defensor de la literatura gallega, del canon clásico: Dieste, Risco, Luz Pozo, Xoana Torres, Méndez Ferrín, Carlos Casares, Curros o Manuel Antonio, pero también de la gente nueva, como Inma López. En adelante, podemos incluir a más autores, sin olvidarnos de Begoña Caamaño, a quien se dedica el año próximo el Día das Letras.

P. ¿Cómo se posiciona la colectividad gallega en Nueva York?

R. Desde hace tiempo, la ciudad tiene una comunidad gallega importante, la mayoría procedente de zonas como Sada, Carnota, Vilaxóan, Muros... Muchos de ellos eran marineros que emigraban al mismo lugar, porque entonces se funcionaba como en redes parroquiales. Se asociaron en torno a La Nacional, que era una mutua aseguradora, y después, en torno a la Casa de Galicia y el Círculo Español, donde aún hoy, y a pesar de que están de capa caída, es frecuente escuchar a la gente hablar en gallego.

P. ¿Qué actividades programan esas entidades vinculadas a la colectividad en Nueva York?

R. Casa de Galicia tuvo mucha dinámica hace 10 o 12 años, cuando dirigía el Cervantes Ignacio Olmos y se hacían actividades conjuntas muy importantes. Recuerdo la exposición fotográfica de Alberto Martí en 2019 en Ellis Island –cerca de Manhatan y donde desembarcaban los emigrantes– sobre el éxodo de gallegos hacia América entre los años 50 y 60, que atrajo a toda la comunidad. Congregó a 500 personas, incluido Feijóo, quien asistió a la inauguración.

Por mi parte, también participé en una especie de mesa redonda sobre exilio y emigración en Galicia y estaba el salón lleno. Fue justo antes de la pandemia y parecía que se iba a activar culturalmente a los emigrantes, pero el traslado de Olmos y la crisis sanitaria, hizo que cayera todo.

P. ¿Cómo puede contribuir este curso de gallego a revitalizar la actividad entre el colectivo?

R. El curso inicial fue como la toma de la temperatura. Si esto va acompañado de una cierta estrategia cultural, se va creando cierto espacio social que puede resultar atractivo.

P. ¿Cuáles son sus planes para el próximo curso respecto a estas clases?

R. Vamos a intentar mejorar, atraer a algún estudiante más y redefinir qué clase de curso nos interesa. Estamos viendo si es mejor dar un curso formal de lengua, que correspondería a un B2, o hacer un curso de cultura y, a través de él, aprender. Además, queremos hacer actividades extra para contribuir a relanzar Galicia en el Cervantes –que “es un centro muy bonito y cuenta con una tecnología de primera”–, con proyecciones sobre la figura de Castelao –quien estuvo en Nueva York entre 1938 y 1940–, abiertas a la comunidad. También me gustaría que se recuperaran las becas de la Xunta para estudiar gallego en Santiago.

La Xunta está dispuesta a ayudar en la financiación y vamos a intentar dar pasos para llegar más a la comunidad, reforzando las actividades culturales, con proyecciones de cine, presentaciones de libros o exposiciones.