Beneficiario de ‘Pasaporte de vuelta’, regresó a Burgos tras su paso por Holanda y Alemania

Yeray Pescador: “Los que se van, aprenden y luego retornan generan más economía para la región y eso es lo que hace falta”

La emigración a Europa constituye hoy, como antaño, una alternativa a las opciones laborales de que disponen las distintas comunidades autónomas españolas, así como una oportunidad para continuar el periodo formativo en aquellos países del continente más avanzados en sectores como puede ser el de la ingeniería. Pero todo el que se va, casi siempre sueña con volver y Yeray Pescador Calleja, natural del municipio de Los Balbases (provincia de Burgos), hizo realidad ese sueño.
Yeray Pescador: “Los que se van, aprenden y luego retornan generan más economía para la región y eso es lo que hace falta”
Yeray Pescador
Yeray Pescador, burgalés retornado.

A sus 28 años, cuenta con la experiencia de haber residido un tiempo en Holanda y Alemania formándose como ingeniero, pero su presente está hoy en la Universidad de Burgos, en el área de emprendimiento, y disfrutando de la ayuda que la Consejería de Presidencia de la Junta de Castilla y León ofrece a los retornados a través del programa ‘Pasaporte de vuelta’. 

Se trata de una medida “superpositiva”, sostiene, sobre todo para “la gente con iniciativa, ganas o talento”, porque, reflexiona, “si se van y aprenden algo y lo traen de vuelta a la Comunidad, eso genera más economía, y todo lo que sume a la Comunidad hace falta”.

Yeray trabajó un tiempo en España, pero más tarde se instaló en Holanda, donde se ocupó en una empresa de ingeniería de cilindros hidráulicos y, posteriormente, en una de automoción.

La experiencia le estaba resultando “muy positiva” en los Países Bajos, lo mismo que en Alemania, donde también residió tiempo después –en la zona de Baviera, concretamente–, pero llegó la pandemia, y pensó que “allí no estaba haciendo mucho”, dice, así que se decidió a retornar.

La irrupción de la pandemia a comienzos de 2020 fue el detonante para ello, porque “el mundo se paró, estaba todo muy cerrado y yo pensé que si había un momento para parar y regresar esa ese, ya que “estaría mejor en casa y con los valores de casa”.

Lo suyo siempre fue un viaje “con vuelta”, confiesa, porque la idea era “tener una perspectiva diferente, ponerme a trabajar con gente de otras culturas”, pero siempre con la mirada puesta en el retorno.

Así que, en 2020, volvió “a la región a intentarlo, sin que se me pasara mucho el arroz” y convencido de que a su edad todavía era lo suficientemente joven para tener la flexibilidad que exige incorporarse al mercado laboral después de un tiempo residiendo en el extranjero.

Lo cierto es que, una vez retornado, Yeray tuvo “miedo”, confiesa. Se dedicó a formarse, pero le surgieron ciertas dudas acerca de la posibilidad de reenganchar profesionalmente y sobre si lo aprendido en Holanda y Alemania le serviría de algo.

La cosa no fue fácil y “tuve que empezar casi de cero”, asegura, pero hoy en día está vinculado a la Universidad de Burgos gracias a la formación que recibió en el extranjero.

“Las herramientas del emprendimiento me las ha dado el salir fuera y ahí es donde tengo que aportar”, comenta. 

Volviendo la vista atrás, no duda en destacar las ventajas de vivir un tiempo en un país como Holanda, un país “muy global”, dice, donde hay “gente de todos los sitios del mundo”, y donde “si tienes interés en aprender puedes hacerlo”. “Es un país muy bien hecho”, añade, aunque quizá “un poco plano y un poco aburrido, porque es muy perfecto”, apostilla, pero reconoce que él estuvo a gusto residiendo allí. Respecto a Alemania, confiesa que las gentes en ese país son “un poco más como en España”. Además, se trata de un territorio “del mismo tamaño” que España y “con variación de lenguas”, y del que este joven burgalés quedó encantado por las posibilidades que le ofreció, sobre todo Baviera, donde lo pasó “genial” disfrutando de sus bosques y sus montañas.