En México, “al que trabaja, se le da todo”, dice el presidente de la entidad, Pedro Díez

Agrupación Leonesa en México, 80 años promoviendo la cultura propia en la capital del país azteca

La Agrupación Leonesa en México lleva más de 80 años promoviendo la cultura castellana y leonesa en la capital del país azteca. Presidida desde hace nueve años por Pedro Díez, entre sus actividades más destacadas figuran la romería de la Virgen del Camino, la Pre-posada, los torneos de tute o dominó y celebraciones como la propia de estas fechas, como es el Carnaval, que congregan en la institución a cientos de personas a ella vinculada. Los tiempos han cambiado en México, debido a la inseguridad, pero el país es generoso como pocos. “Al que trabaja, se le da todo”, confirma Díaz.
Agrupación Leonesa en México, 80 años promoviendo la cultura propia en la capital del país azteca
14.FESTIVAL DE BELLAS ARTES. HOJA 3
Un grupo folclórico en el Festival de Bellas Artes organizado por la entidad.

El barrio de Polanco (Ciudad de México), famoso por sus ‘boutiques’ de ropa de moda, sus restaurantes del alta cocina, así como por sus edificaciones señoriales y paseos arbolados, alberga también la sede de una de las entidades más emblemáticas de la colectividad castellana y leonesa en el exterior. Hablamos de la Agrupación Leonesa en México, también conocida como Casa de Castilla y León en México que, desde hace más de ocho décadas, sirve como centro de reunión de los desplazados del norte de Castilla hasta la capital del país azteca.

Reconocido como uno de los principales lugares de destino de los emigrantes españoles que desde finales del siglo XIX y hasta la primera mitad del XX tomaron la decisión de desplazarse a América en busca de fortuna, México contabiliza todavía hoy más de 8.000 castellanos y leoneses registrados en el PERE (Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero), de los cuales, entre 2.000 y 2.500, residen en la capital, Ciudad de México. 

Su estilo de vida actual dista mucho del que se encontraron a su llegada aquellos primeros pobladores provenientes de la Península Ibérica, que pudieron hacer fortuna desplegando su vena emprendedora en un país generoso como pocos, porque, en México, “al que trabaja, se le da todo”, asegura el presidente de la Agrupación, Pedro José Díez Díez.

Elegido para dirigir la entidad hace nueve años, una vez jubilado, Díez se ocupa de hacer realidad los anhelos de los 450 socios, aproximadamente, que se reúnen a diario en torno a una Agrupación que nació producto de la iniciativa, de carácter religioso, de un grupo de mujeres que, allá por 1939, se pusieron de acuerdo para recabar donativos destinados a encargar una réplica para Puebla –al sudeste de Ciudad de México– de la imagen de la Virgen del Camino, venerada en León. La iniciativa dio lugar a la Archicofradía de la Virgen del Camino que se puede considerar, si no el antecedente directo de la Agrupación, sí el primer intento serio por agrupar a los leoneses en México.

La entidad data de 1941 cuando se fundó la ‘Junta Pro-Romería de la Virgen del Camino’, que, en el año 1945, cambió de nombre, por el que se le conoce en la actualidad, que no es otro que Agrupación Leonesa de México.

Los 6.500 metros cuadrados construidos en que se asienta la nueva sede, que data de 2011 –el 80% del total del terreno de que dispone– están distribuidos en tres plantas y en ellas se organizan eventos de diverso tipo que permiten a los socios desplegar su imaginación y reunirse con sus familiares en torno a las tradiciones de Castilla y León.

Con salón de eventos, terraza, bar y restaurante, entre otras instalaciones, a la calle Campos Elíseos acuden con frecuencia los asociados para sumarse a las clases y actos que se programan, como puede ser la romería dedicada a la Virgen del Camino, cada mes de septiembre; la Pre-posada, con sus tómbolas, piñatas y premios, en diciembre; el baile de cambio de madrinas, en noviembre, o los torneos de tute y dominó, sin olvidarse del baile de Carnaval, cuando le llega su tiempo.

La entidad también se ocupa de promover actividades de tipo cultural, a través de las clases de baile regional, la revista ‘Dulzaina’, o invitando a la sede a escritores de renombre, como es el caso de Antonio Gamoneda, asturiano de nacimiento, pero leonés de adopción, quien visitó la entidad en 2014. También se ocupan de desarrollar actividades de carácter social, con visitas a los mayores que se encuentran en los centros de atención, a los que tratan de mejorar su estado de ánimo cada Navidad.

La edad media de los socios, que contribuyen con una cuota simbólica al sostenimiento del centro, está en torno a los 50 años, según su presidente, quien echa de menos una mayor implicación de los jóvenes en las actividades que organiza la Agrupación. Vinculados a ellas desde temprana edad, se distancian, sobre todo a partir de la adolescencia, buscando otras alternativas que son más de su agrado, aunque en el centro se afanen en implementar aquellas que les resulten atractivas.

“A partir de cierta edad, se desvinculan”, constata Díez, quien asegura que, con el tiempo, vuelven a retomar el contacto con una agrupación que se preocupa por mantenerse fiel a los principios sobre los que la asentaron aquellos primeros emigrantes castellanos y leoneses que llegaron a México con ansias de triunfo personal. Muchos cumplieron su propósito como empresarios en sectores como el textil y otros levantaron panificadoras o tiendas de ultramarinos.

Hoy los tiempos son otros y la inseguridad se ha adueñado de las calles de un país azotado por la lacra del narcotráfico –ocho de cada diez habitantes se sienten inseguros en Ciudad de México–, que sueña con volver a la normalidad que caracterizó épocas pasadas.

La situación “se ha agravado desde hace cuatro años”, asegura Pedro Díez, quien confía en que “sea reversible”, porque, de lo contrario, el país “se viene abajo”, augura. Fruto de esa “inestabilidad general”, como la define, “no hay inversión” y escasean los jóvenes españoles que se aventuran a buscar una salida profesional en México.

Muy al contrario, crecen día a día los castellanos y leoneses afincados en México, o sus descendientes, que “se plantean el retorno” a España y eligen para instalarse “ciudades como Madrid o Barcelona”, e incluso la comunidad autónoma de origen, donde son acogidos con programas de ayuda de la Administración autonómica, que les proporciona una salida a ellos y a sus familias.



Traslado a México con éxito, pero “trabajando mucho”

Pedro Díez, presidente de la Agrupación Leonesa en México, procede de una de tantas familias españolas que a mediados del siglo pasado pusieron rumbo a América para mejorar sus condiciones de vida. La aldea en la que vivían, en plena montaña, en el municipio leonés de La Vecilla, estaba falta de los recursos necesarios para alimentar a los seis hijos que habían nacido del matrimonio. Así que, en los años 50, los ocho abandonaron España con destino a México y dispuestos a probar fortuna. 

Al contrario de lo que sucede en algunos otros casos, en el país azteca no les esperaba nadie, por lo que “fueron las cosas del destino” las que propiciaron que recalaran en ese país, asegura Díez.

Nada más llegar, su padre puso una tienda de ultramarinos en la capital y de ella vivieron un tiempo. 

Pese a que las cosas les fueron “bien”, eso sí, “trabajando mucho”, a los seis años, los padres emprendieron el camino de vuelta con tres de sus hijos, mientras que los otros tres se quedaron en el país al cargo de la tienda.

Visita anual a La Vecilla

Casado, con dos hijos, y con cuatro nietos, Pedro Díez no se olvida de su tierra y a ella se acerca cada año para mantener contacto con sus raíces y encontrarse con una de las hermanas que retornaron con sus padres. Del mismo modo, sus hijos “visitan España con frecuencia”, asegura.

Sin embargo, y pese a que la situación no es la más idónea en México, no se plantea el retorno. Porque “es difícil arrancar con todo”, comenta el presidente de la Agrupación Leonesa en México, quien añade: “Vamos tratando de sobrevivir”, en alusión a la situación de inseguridad que atraviesa el país azteca.

La inseguridad y la delincuencia se han adueñado de la vida en México y la pobreza asola a casi la mitad de la población, que vive castigada por los problemas que genera el narcotráfico, la desigualdad de oportunidades, los problemas para ocupar un empleo, la corrupción y la falta de confianza en las instituciones públicas.