La literatura canaria resuena en Madrid con una mesa redonda protagonizada por cuatro jóvenes autoras isleñas
La Delegación del Gobierno de Canarias en Madrid acogió, este miércoles 4, el encuentro literario ‘Desde las orillas: escritoras canarias en el centro literario’, una mesa redonda que reunió a cuatro destacadas autoras jóvenes de las islas –Lana Corujo, Aida González Rossi, Elena Correa y Melania Domínguez– para reflexionar sobre la escritura hecha desde el archipiélago, la mirada insular y las nuevas voces femeninas del panorama literario canario.

La cita fue presentada por la consejera de Universidades, Ciencia e Innovación y Cultura del Gobierno de Canarias, Migdalia Machín, quien destacó el compromiso del Ejecutivo autonómico con el impulso de la cultura como eje estratégico de desarrollo sostenible, en línea con los principios de la Agenda Canaria 2030, que reconoce la cultura como un componente transversal para alcanzar sociedades más inclusivas, cohesionadas y equitativas.
“Este encuentro nace con el propósito de destacar a autoras canarias contemporáneas cuyas obras contribuyen de forma decisiva a enriquecer nuestros imaginarios y a pensar el mundo desde otros lugares. Celebrar este acto en Madrid, en la Delegación del Gobierno de Canarias, es una forma de tender puentes entre el archipiélago y el resto del Estado. Porque la literatura que se escribe desde Canarias no es periférica: es central en su lucidez, en su mirada crítica, en su capacidad de diálogo con lo local y lo universal”.
Este acto se inscribe en una línea de trabajo que el Gobierno de Canarias ha querido impulsar con firmeza: el reconocimiento de la cultura como pilar del desarrollo sostenible, en sintonía con los objetivos de la Agenda 2030. “La cultura no es adorno ni lujo, sino una herramienta fundamental para construir sociedades más justas, inclusivas y diversas”, concluyó Machín.
La moderación de la mesa redonda estuvo a cargo de la escritora Felicidad Batista, quien guió una conversación en la que se abordaron cuestiones como la experiencia del territorio en la escritura, el arraigo, la construcción de una identidad literaria canaria y el papel de las autoras jóvenes en el presente literario del archipiélago.
Además, durante la charla se trataron temas como la insularidad como espacio simbólico, el efecto del turismo en sus obras, las narrativas de resistencia y los desafíos de escribir desde y sobre Canarias en un contexto global.
Lana Corujo: escribir para explorar las obsesiones
Para Lana Corujo, autora de ‘Han cantado bingo’ (Reservoir Books, 2025), la literatura es una forma de conocerse. “Escribir me permite explorar mis obsesiones y mis miedos. Hacerlo, además, desde Lanzarote tiene sus propias capas. La isla aparece siempre, aunque no la nombre. Incluso cuando he pasado temporadas fuera, hay una mirada que me devuelve la condición insular. He aprendido a moverme entre la contradicción, que ahora mismo es el tema que más vertebra mi creación artística. Poder convivir entre lo oscuro y lo luminoso”, destaca.
Aida González Rossi: literatura que nace del turismo
Aida González Rosi, autora de ‘Leche condensada’ (Caballo de Troya, 2023), reconoce que los efectos del turismo están especialmente presentes en su obra. “Me interesa sobre todo hablar sobre las cosas de las que no se habla. Como canaria, para mí estas cosas tienen que ver con lo que el relato turístico no cuenta: las vidas canarias en el margen del espacio ‘turistificado’, ese margen como centro, ese centro permeando en el texto hasta romper su lenguaje. La escritura siempre ha sido para mí un espacio propio, quizá el único que considero mío de verdad, justo porque no puedo considerarlo mío: oponerme, romper con lo que se supone que “debe ser” un texto, es lo que hace que me sea propio. Por eso creo que escribir desde lo más íntimo y lo más cochino y lo más petardo es, al menos para mí, también una reivindicación de canariedad”.
Elena Correa: niñas y mujeres que luchan contra lo que se espera de ellas
Para Elena Correa, su libro de cuentos ‘Niñas sucias’ (Pepitas de Calabaza, 2025) surge con la intención de visibilizar a las mujeres y niñas que se encuentran en los márgenes y a las que atraviesan distintas formas de violencia. “Los relatos están protagonizados por niñas, adolescentes y mujeres que tratan de luchar contra lo que se espera de ellas, a veces lo consiguen y otras veces se quedan ancladas en el dolor y la oscuridad”.
“Para mí –añade–, es importante romper con los estereotipos que se tienen de los espacios en los que ellas transitan. Están muy presentes la cultura de Canarias, lo rural y cómo afecta el turismo, y también la soledad en las ciudades. Para construir muchos de los cuentos que transcurren en Canarias me he basado en mi propia infancia: en los recuerdos, los juegos y los paisajes. La vida en los pueblos, las pencas y el mar, de fondo, como un sueño o una esperanza”.
Melania Domínguez: escribir desde la ultraperiferia de la ultraperiferia
Por su parte, Melania Domínguez, recientemente ganadora del premio de poesía Joaquín Benito de Lucas por su poemario ‘La Marcha’, considera que “la escritura surge, inevitablemente, del cuerpo, y el cuerpo está inevitablemente atravesado, impactado, marcado de algún modo por la tierra que lo ha vista nacer, crecer, desplazarse, migrar, volver, reubicarse”.
“Crecí y viví la mayor parte de mi vida en un barrio rural de las medianías de la isla de Gran Canaria. Mi experiencia escritural quedó definitivamente afectada por este hecho. Mi barrio era una isla dentro de una isla. La ultraperiferia de la ultraperiferia. Durante mucho tiempo, esta realidad provocó que convivieran en mí emociones y pensamientos profundamente contradictorios. Sentía que a nadie le importaba lo que ocurría allí y, en especial, lo que le sucedió y seguía sucediendo a sus habitantes. Esto ocasionó que me invadiera una necesidad, una deuda –todavía la tengo– por narrarlo, poetizarlo, transformarlo, sacarlo al afuera de los márgenes”, resume.
“Vivir así la insularidad ha determinado que mi escritura sea una escritura de fronteras, ‘borderline’, que se sienta cómoda explorando su ser perpetuamente entre dos aguas, en esa fantástica ternura del monstruo que ha aprendido a saberse, por fin, auténtico y a ‘maternarse’. Cuando escribo trato de fundar espacios donde resuene y se pueda reformular constantemente dónde es posible, de qué modo, a qué coste y qué significa pertenecer”.