Opinión

El voto del miedo

Nada mejor que leer las encuestas, ante las elecciones generales del 20 de diciembre en el Estado español, para hacerse preguntas. De cada cien interrogados (que no votantes) 29 siguen dando su voto al Partido Popular (PP) y 25 al Partido Socialista Obrero Español (PSOE), es decir, más de la mitad de los españoles está contentísimo con la situación como está. Pero ese porcentaje puede tener otra lectura, la del voto de miedo ante el cambio necesario.  
También está el 45 por ciento restante, atomizado entre distintos partidos, que nos recuerda el ‘divide et impera’ que fortalece a los que mandan, no por fuertes ni por buenos, sino por la debilidad del oponente.
La comodidad y el neofascismo ‘cool’ adobado con pseudoideologías políticas sustentadas en teorías económicas, donde el ser humano es un objeto, un número, una estadística, hicieron de Europa, más que una fortaleza, un tanque conservador-reaccionario en una  playa en la que poco a poco se va hundiendo.
Las murallas, sus leyes de fronteras y sus alambradas podrán parar, y paran, a aquellos que pretenden ‘colarse’ en el Estado de bienestar de Europa que les permitirá solventar el hambre, pero el ‘peligro’ ya está dentro, a pesar de ese 55% de intención de voto que, desde dentro del tanque, pretende que nada cambie dentro de las fronteras españolas ni de las europeas.
La prueba del descontento podemos encontrarla hablando con la gente, en la calle, en el bar. No es cuestión de porcentajes, sino de cientos de miles en la opulencia de saberse desposeídos de oportunidades en la sociedad de las ‘oportunidades’. No hay que ir muy lejos para verlos. No están saltando vallas ni llegando en botes inflables; están en la cola del bus, en sus casas, en los servicios sociales.