Opinión

Catalunya: La ‘España’ que nunca fue española

Catalunya: La ‘España’ que nunca fue española

El primer tren de España circuló en Cuba cuando Cuba era parte de España, o más bien, una colonia española que dirían los cubanos. Era más ‘español’ un cubano en 1896 (la independencia llegaría en 1898) que uno de los catalanes que este mes de septiembre hizo una cadena humana para reivindicar la independencia de Cataluña.
Se es o no se es, no se deja de ser algo para ser otra cosa o se es dos cosas al mismo tiempo. No se puede ser cubano-español como no se puede ser hispano-catalán, son términos contrarios y no complementarios.
¿Dejaron los catalanes de ser españoles? No, porque nunca lo fueron, porque no lo son. Así como un murciano, un madrileño y un andaluz son españoles porque no son otra cosa (por ejemplo catalanes) un catalán posee unas particularidades que le impiden dejar de serlo, por mucho que se empeñen aquellos que no quieren ser catalanes sino cualquier otra cosa.
Por muchos idiomas que hablase Juan Pablo II no dejaba de ser polaco, y aunque el Vaticano esté dentro de Roma, y Roma de Italia el papa Francisco no deja de ser argentino, no es vaticano-argentino ni ítalo-argentino.
Muchos alegan que catalanes, gallegos y vascos poseen una doble “identidad” (pertenencia), algo así como ser del Real Madrid y de la selección española, pero la realidad es otra muy distinta, porque ser catalán y español al mismo tiempo es como ser del Real Madrid y del Barcelona... al mismo tiempo.
¿Por qué no se catalanizan murcianos, madrileños, andaluces y extremeños si Cataluña es España? Porque no quieren y porque no pueden, aunque hay más de lo primero que de lo segundo.
¿Tiene derecho el pueblo catalán a elegir su futuro? Sin duda que sí, como también la tienen escoceses, eslovacos o cualquier otro de los muchos nuevos Estados que surgieron en Europa.
¿Es la afirmación de la identidad nacional catalana una afrenta contra España? No, nadie insulta a nadie por querer vivir su propia vida, la legitimidad proviene de ese deseo colectivo y no de una teórica ‘fiebre’ de la clase política catalana.
Para entenderlo mejor pongámoslo al revés: ¿sería lógico, ya que Cataluña es España, exigir a los españoles hablar, comer, y comportarse como los catalanes? Ni lógico, ni deseable ni posible.
Espero poder ver algún día una Cataluña independiente por mucho que le duela a Felipe González Márquez, que por cierto ni es catalán ni puede serlo.