Opinión

La carne de ‘lata’ de Carmen Fraga

Uno de los principios de la ecología es consumir lo local. En esta época globalizada-bobatizada, poner en nuestra mesa un pollo canadiense es un crimen contra el ambiente: un avión, un barco, un camión y más tarde nuestro automóvil lo transporta hasta nuestra mesa, despreciando el consumo energético que representa y empobreciendo al pequeño productor local, que no podrá competir con productores de millones de pollos alimentados
La carne de ‘lata’ de Carmen Fraga

Uno de los principios de la ecología es consumir lo local. En esta época globalizada-bobatizada, poner en nuestra mesa un pollo canadiense es un crimen contra el ambiente: un avión, un barco, un camión y más tarde nuestro automóvil lo transporta hasta nuestra mesa, despreciando el consumo energético que representa y empobreciendo al pequeño productor local, que no podrá competir con productores de millones de pollos alimentados con no se sabe bien qué.
Una serie de etiquetas europeas certificaban que lo que se comía era gallego, checo, bretón, escocés o piamontés. Las galletas bretonas de mantequilla están hechas con mantequilla de vacas bretonas, alimentadas en prados bretones, ordeñadas en Bretaña y amasadas, horneadas y empaquetadas en Bretaña, de allí a nuestra casa.
Lo mismo pasaba con algunos productos conserveros gallegos, mejillones, pulpo, sardinas, berberechos, navajas…
La eurodiputada gallega por el Partido Popular (PP) María del Carmen Fraga Estévez (la única hija de Manuel Fraga Iribarne que se dedicó a la política) presentó una enmienda para suprimir en las etiquetas de las latas la referencia al origen geográfico del contenido, aduciendo que para el consumidor “no representaba una información relevante” y que, además, éste sería “incapaz de digerir tal cantidad de detalles”.
Que una propuesta como esta venga de una eurodiputada gallega, hija de un expresidente de la Xunta, no deja de ser sangrante para los miles de acuicultores y conserveros que durante años se han dedicado a hacer de la marca Galicia un referente geográfico de calidad en las conservas.
La eurodiputada del Bloque Nacionalista Galego (BNG) Ana Miranda Paz criticó la propuesta de Fraga Estévez, a lo que ésta replicó alegando que aquella tenía “una intención malévola para dañar gratuitamente a grupos industriales potentes”.
Esperemos que ahora que no tendremos el derecho de “perder el tiempo” leyendo el origen de lo que consumimos, tal vez algún precavido sabrá que los productos de carne de ‘lata’ provenientes de China pueden ser de cualquier cosa.
Este es un ejemplo más de los intereses que defienden algunos políticos que se hacen llamar gallegos.