Opinión

Con Juan, sin Juan

De pronto, me di cuenta. El 14 de enero se cumplían cuatro años del día en que nos dejó (es un decir) Juan Gelman. Algo me había llevado, el sábado anterior, a releer la bellísima “milonga” que ya por entonces comenzó a dedicarle Jacques Ancet y, con su permiso, yo iba traduciendo casi simultáneamente. Son esos días que uno quiere olvidar, pero al final no puede. Nos falta y no nos falta. Y hace falta. Él está con nosotros, y al mismo tiempo ya no está. Y sin embargo está tan cerca… Como todos los grandes, él permanece bien vivo en su palabra viva. Pero me sigue quemando la gana de abrazarlo. Aunque sé bien lo que él mismo me diría. Si algo no le gustaba era, entre algunas otras cosas, el sentimentalismo. Pero no el corazón, claro, no el amor, la amistad, la poesía, la dignidad, la vida. A tu memoria, entonces, querido Juan, caliente y contagiosa.