Opinión

Otra vez Ucrania

Tras la negativa ucraniana a firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea, cuyo impacto ha provocado las mayores protestas populares en ese país desde la ‘Revolución Naranja’ de 2004, el gobierno ucraniano de Viktor Yanukovich ha apostado fuertemente por rediseñar una orientación geopolítica hacia Rusia, todo ello intensificando la polarización social y geográfica en un país estratégicamente enclavado entre Rusia y Occidente.
Ante la debilidad política de la UE para revertir la situación, el presidente ruso Vladimir Putin se encamina a diseñar una nueva estrategia geopolítica, apartando definitivamente a Ucrania de la esfera de influencia europea a favor de una Unión Euroasiática con Moscú como epicentro de poder, la cual espera inaugurar en 2015, resucitando así la tradicional política imperial rusa con reminiscencias soviéticas.
Lo que actualmente sucede en Ucrania es el ejemplo de la tensión geopolítica entre Rusia y Occidente en un país estratégicamente localizado. Como viene siendo habitual desde la caída del presidente Leonid Kuchma en 2004, la orientación prooccidental de la parte oeste de Ucrania (60% de la población), se polariza ante la presión del Este ucraniano (el restante 40% de la población), cuyos vínculos políticos, culturales y económicos con Rusia son mucho mayores.
Pero la influencia rusa parece ganar la partida. El propio Yanukovich llegó a “confesar” que Rusia (y por ende Putin) están indirectamente involucrados en la crisis ucraniana, justificando la ruptura de negociaciones con la UE por la necesidad de fortalecer los vínculos económicos con Moscú. Esta declaración interpreta claramente que las presiones de Putin hacia Yanukovich para suspender las negociaciones con la UE fueron la clave de toda esta crisis.
En este sentido, Yanukovich llegó a justificar su decisión declarando que Ucrania solicitaría su ingreso en la Unión Aduanera Euroasiática creada en 2010 por Rusia, Bielorrusia y Kazajstán. Precisamente, esta unión parece confeccionar un diseño geopolítico de Moscú para volver a ejercer una fuerte influencia política y económica en su periferia euroasiática ex soviética. En este sentido, el plan diseñado por Putin es crear en 2015 una Unión Euroasiática que englobe la influencia rusa desde Ucrania hasta Asia Central, aunque las tres repúblicas bálticas (Lituania, Estonia y Letonia), miembros desde 2004 de la Unión Europea, ya anunciaron que no formarán parte.
En este diseño de unión euroasiática, Ucrania es una pieza geopolítica clave para Rusia, al mismo tiempo que el distanciamiento ucraniano de Occidente a favor de una mayor concreción de intereses con Moscú significa un triunfo geopolítico claro para el Kremlin. En este sentido, Putin diseña esta estrategia orientada a alejar la influencia europea de su hinterland euroasiático, una estrategia que con toda probabilidad estará igualmente dirigida de forma tangencial hacia China, con fuerte presencia en el Asia Central actual, y que le disputa a Rusia diversas porciones de influencia en este espacio geográfico.
Pero en el fondo, la negativa ucraniana a suscribir el Acuerdo de Asociación con la UE, así como la efectiva presión geopolítica rusa, son factores que evidencian la incapacidad de influencia de Bruselas en puntos calientes de su periferia oriental.
Por lo visto, los próximos meses serán decisivos. En el 2015 no sólo se formalizará la Unión Euroasiática de Putin sino que Ucrania irá a elecciones presidenciales, donde Yanukovich juega sus cartas de reelección. Todo dependerá, igualmente, si la crisis económica y política se intensifica, tomando en cuenta la fuerte polarización geopolítica ucraniana. Por ahora, Putin le ha ganado la partida de ajedrez a la UE.
Aquí, viendo el mar desde A Guarda (Pontevedra), en dirección a mi querida Venezuela, envío un mensaje de paz, fraternidad y concordia a los lectores de ‘Magazine Español’, esperando que disfruten de las fiestas decembrinas, y que tengan un excelente 2014.