Opinión

‘Orbanismo’

La reciente reelección del presidente húngaro Viktor Orban certifica la enorme división política establecida en el seno de la Unión Europea (UE) entre Europa del Este y Europa Occidental. 

El polémico y populista mandatario húngaro se ha erigido como una nueva figura política desde el Este, con un discurso muy crítico con la UE, de fuerte calado antiinmigración, sin menoscabar sus simpatías por su homólogo (y también recientemente reelecto) presidente ruso Vladimir Putin.

El fenómeno Orban parece tener calado en una Europa del Este donde el inicial fervor europeísta de la década de 1990 está dando paso a un discurso fuertemente euroescéptico. Otros países como Polonia, República Checa, Eslovaquia y Bulgaria manifiestan igualmente un malestar político hacia Bruselas (capital de Bélgica y de la UE). Un malestar que se ha exacerbado con la crisis de los refugiados de 2016. 

Como miembro del Grupo de Visegrad de países de Europa central, Hungría es una pieza clave para la Unión Europea. No tiene el mismo impacto que Polonia, demográfica y económicamente más potente. Pero sí una economía diversificada con un relevante potencial humano. De allí que este nuevo triunfo de Orban y del partido Fidesz se convierta en una nueva contrariedad para Bruselas.

Como el ‘putinismo’ en Rusia, Orban podría estar inaugurando el ‘Orbanismo’ no sólo en Hungría sino en Europa del Este. La ansiada ampliación de la frontera Este de la Unión Europea, la de la exEuropa socialista, no termina de integrarse como Bruselas espera. Y en esta época de ‘autoritarismo competitivo’ y de ‘post-democracia’, este fenómeno puede convertirse en tendencia política.