Opinión

Colisión 2019

El año empieza con el laberinto del Brexit, sin avances y con más confusión que otra cosa, en una Europa polarizada por la rebelión de los ‘chalecos amarillos’ en Francia. Ambos acontecimientos tendrán influencia en unas elecciones parlamentarias europeas de mayo en la que los partidos euroescépticos y antieuropeístas esperan ganar terreno.

Algunos ya lo ganaron, como Vox en Andalucía, una expresión de la extrema derecha “patriótica” que confirma la derechización de la política no sólo española sino europea. Desde Italia hasta Polonia, pasando por Hungría, Austria y Eslovaquia. La derecha más recalcitrante quiere su lugar en el corazón de una Unión Europea atomizada y sin perspectivas.

En el camino, elecciones presidenciales en Ucrania, con el termómetro puesto entre Bruselas y Moscú. En el Kremlin, Vladimir Putin sigue reforzando su sueño euroasiático en clave global. Turquía, China, Irán, Asia Central, son los componentes de la geopolítica de Putin una vez certificada de facto la pax siria.

Mientras China y Taiwán siguen tensando la cuerda, en Washington, Donald J. Trump amanece el 2019 técnicamente sin gobierno en funciones. Pero ya trabaja para otra cumbre mediática con el norcoreano Kim Jong Un mientras suspende oficialmente el acuerdo nuclear con Rusia. 

En América Latina, la interminable crisis venezolana tiene ahora un nuevo capítulo, con dos presidentes autoproclamándose la legitimidad. En la vecina Brasil, se inicia la era de Jair Bolsonaro, una extrema derecha que confirma lo ya visto en Europa y que se vuelve viral a nivel mundial: la derechización de la política.

Imprevisión, improvisación, confusión. El mundo de 2019 anuncia turbulencias hacia una nueva era. La que explica cómo la geopolítica del poder se traslada del Atlántico a Asia, pasando por Eurasia. Sin ánimos de previsiones catastrofistas, pero el mundo se enfila hacia una colisión inevitable.