Opinión

Cocina Gallega

Llevo 10 diez años conduciendo el programa ‘Consentidos’ en radio (sábados de 19 a 21, AM 1070 Radio El Mundo, www.radioelmundodigital.com.ar). Teniendo en cuenta que no recibimos ningún tipo de apoyo o subvención, no es poco. Curiosamente, la mayor indiferencia parte de la dirigencia y empresariado relacionado con la colectividad española, tal vez porque trato de hacer periodismo de actualidad, tocar temas históricos y culturales, y difundir música de todos los estilos, dejar de lado los tópicos y la nostalgia. Me siento recompensado por la casi religiosa fidelidad de muchísimos oyentes que nos hacen sentir arropados, útiles. Hemos logrado una excelente comunicación, instalar un camino de ida y vuelta fascinante. Como muestra voy a compartir con los lectores de Galicia en el Mundo algunas colaboraciones espontáneas de una oyente, Lilian Heinrich. A veces, nos envía refranes que sirven de disparadores de otros temas, por ejemplo: “Donde no hay harina hay mohína”. En ocasiones se trata de vivencias personales. Transcribo uno de sus correos electrónicos: “Quiero contarles que ya gané un concurso gastronómico y obtuve la medalla de oro a la ignorancia gastronómica! fue en Chile, al borde del mar, una vista preciosa, un sol espléndido, un restaurante precioso, un vino blanco chileno perfecto, veda de locos, con lo que me gustan; los frutos del mar claro está. Aunque hay algunos locos que me encantan. Me ofrecieron el plato del día, caldillo de congrio, plato digno de los dioses como sostuvo Nereo de Chío; pero no lograron tentarme ni en homenaje a los dioses. Estudié la  carta de platos y qué veo, ¡lomo a lo pobre! En mi tierra el lomo es sagrado y de pobre no tiene nada. ¿Lomo a lo pobre? Pobres, pensé, qué ignorantes quieren ser elegantes y traducen mal. Esto es filet au poivre. ¡Ya están adivinando! Pedí eso. Y me lo trajeron: una agüita caliente, incolora e insípida, con un miserable pedacito de carne navegando junto a un par de arvejas!¡¡¡Tres pauvre et sans poivre!!! Saludos, Lilian”. Y, claro, también, como otros oyentes, nos hace llegar libros, uno antiguo, hermoso, escrito en alemán, y recetas. Una de ellas, cascaritas de naranja, por lo simpática de la redacción, vale la pena compartirla: Para preparar estas frutas, es necesario convocar voluntarios y cuantos más mejor, que estén dispuestos a tomar jugo de naranja, pomelo o limón lo más a menudo posible. Conseguido el elenco, hay que ser constante y guardar toda cáscara que luzca espectacular y no sea anoréxica; entiéndase por esto que sean naranjas de cáscara gorda y mucho mejor si tienen ombligo. Ir guardando en el congelador las mitades que se puedan conseguir, salvo que sean tantos los legionarios que de un saque se consigan de 12 a 16 mitades. Reunidas las medias naranjas exprimidas, ponerlas en agua fría hasta cubrirlas con el agregado de un puñadito de sal gruesa y abandonarlas allí durante toda una noche, o correspondiente cantidad de horas diurnas. Para los noctámbulos se notifica que el plazo de inmersión no debe ser menor que unas 12 horas. Una vez remojadas, se lavan y se hierven tres veces consecutivas, partiendo de agua fría y renovada, o sea, se ponen las cáscaras en agua fría, se les da un hervor, se tira el agua y se repite el teorema dos veces más. Una vez escurridas, se les quita toda la parte blanca, (hollejo) y se pesa el producto obtenido. Cortar las cáscaras lo más finito que de la paciencia (hay ideas y paciencias de todo tipo). Pesar igual cantidad de azúcar y de agua y preparar un almíbar liviano; agregar las cascarillas y cocinarlas lentamente y revolviendo hasta que se las vea tiernas, transparentes y brillantes. Escurrir las cáscaras, guardando el almíbar para otros usos, ya sea una ensalada de naranjas, otras frutas o para un glaseado cualquiera; se conserva bien en la heladera. Una vez bien escurridas, rebozarlas con azúcar cual si fueran milanesas y ponerlas en un colador, fuente con rejilla ó cualquier recipiente conveniente, a escurrir. Si es necesario repetir el paso anterior; o sea agregar nuevamente azúcar para que continúen drenando. Ahora es cuestión personal; siempre hay alguien que prueba o roba y avisa que ya están. Generalmente el proceso dura más de un día sobre todo si hay humedad, en cuyo caso hay que agregar más azúcar repitiendo pasos anteriores. Algunos, apuran el proceso, poniéndolas en una asadera con rejilla y a secar en horno al mínimo con la tapa abierta. Se conservan bien en el congelador en bolsas muy bien cerradas. Para guardarlas deben alcanzar un adecuado punto de secado sin llegar a ponerse muy duras. Tipo piedra a nadie le gustan y si se guardan húmedas se ennegrecen. La práctica va enseñando cual es el punto óptimo para conservarlas”. Y así, casi sin querer, logre escribir esta nota apelando a la buena voluntad de una oyente que no se limita a sintonizar un programa de radio sino que participa activamente. Ahora, a nuestra cocina, a buscar cura para el frío rioplatense.

Angonada

Ingredientes: 1 ½ litro de vino tinto, 1 manzana (pelada y en trozos), 50 gramos de manteca, 1 cucharada de canela, 1 rebanada de pan, 6 cucharadas de azúcar.

Preparación: En una cazuela introducir todos los ingredientes, llevar al fuego y dejar hervir 30 minutos. Servir caliente, en cuncas o tazas.