Opinión

‘A Virxe da Rocha’: Antonio Palacios y memoria fotográfica

‘A Virxe da Rocha’ fue, a no dudar, una obra con “marca personal” del inolvidable arquitecto porriñés Antonio Palacios. Revisor de las obras en 1911 –o en 1925, entre otras inspecciones–, el célebre arquitecto Palacios Ramilo –nacido en 1874 y fallecido en 1945– albergaba la esperanza de que su monumento se convirtiese en “uno de los mayores atractivos para el turismo y nuevo elemento de belleza a la risueña villa”.

‘A Virxe da Rocha’: Antonio Palacios y memoria fotográfica

‘A Virxe da Rocha’ fue, a no dudar, una obra con “marca personal” del inolvidable arquitecto porriñés Antonio Palacios. Revisor de las obras en 1911 –o en 1925, entre otras inspecciones–, el célebre arquitecto Palacios Ramilo –nacido en 1874 y fallecido en 1945– albergaba la esperanza de que su monumento se convirtiese en “uno de los mayores atractivos para el turismo y nuevo elemento de belleza a la risueña villa”. Recordemos que en octubre de 1909 puso de manifiesto a través de sus escritos su deseo de ver concluida una de sus obras de mayor libertad creativa, tan distante de las ciudades en las que llevaba a término sus trabajos.

Estoy observando ahora esos “huecos” donde posó la madera de los andamios, visibles aún en nuestros días. ¡Coronación de la Virgen en 1913, uno de los más espléndidos recuerdos en la cronología de la magna obra escultórica de la Real Villa de Baiona! Ante mis ojos, asimismo el proyecto de Palacios, firmado en Madrid, con las medidas sobre el nivel del mar de la novísima ‘Estatua da Liberdade’ de Nueva York en las tierras de Galicia, con 12 metros de altura iniciales.

La cara y las manos de la Virgen superaron, eso sí, las ocho toneladas y fueron realizadas sobre mármol blanco de Carrara por el escultor madrileño Ángel García Díaz. Es preciso señalar cómo su pulido contrastó con las formas sinuosas y blandas conseguidas en los pliegues del manto nacido de la misma roca. El granito estéticamente labrado sintetizó el estilo del ‘Modernismo’ de Antonio Palacios. Y ello junto al hierro forjado que, al comienzo, iba a ser empleado en el farol de su mano, en la carabela de velas izadas o en la corona de la Virgen, decorada con cuarzo cristalizado en memoria de aquella empleada por la reina Isabel la Católica.

Contemplo ahora la portada de la revista Vida Gallega del 29 de junio de 1911. He ahí, al pie de la gran cabeza y la pequeña maqueta, cómo fotográficamente ‘posa’ doña Mercedes Ruiz de la Escalera, la decidida mujer encargada de ‘reanimar’ los trabajos y los días artísticos durante la década de 1920. ¡Y ahí aquel ‘escalatorres’ llamado José Puertollano sobre la corona de la Virgen! Entre la muchedumbre, el soñador arquitecto Palacios, vieja fotografía de Vida Gallega, número 94, 15 de octubre de 1917. ¿Y cómo no? También la imagen de la inclusión de un ‘nimbo’ crucífero de cerámica, el cual fue agregado en 1910 al proyecto original, foto de Vida Gallega, número 427, octubre de 1929.

¡Deslumbrante estado de ‘A Virxe da Rocha’ en 1924, según la fotografía de la revista Blanco y Negro, imagen del histórico Pacheco! En otra de las fotos –imagen de Solá, en Vida Gallega, 30 de octubre de 1919– podemos distinguir a don Leonardo Rodríguez, exministro de Abastecimientos. Entre las personalidades, José Palacios, Alfredo García Ramos –director de El Ideal Gallego–, Tomás Mirambell y el propio Antonio Palacios. Además, Agustín Tenreiro, Ceferino Maestú, Marcial Campos y el escritor, artista y político Alfonso Daniel Rodríguez Castelao. Igualmente, he ahí una “excursión viguesa” a los pies del monumento, según Vida Gallega, número 208, 10 de octubre de 1922.