Opinión

Las mujeres peregrinas: vida y literatura en el ‘Camino Xacobeo’

“De la misma manera que los peregrinos eran víctimas frecuentes de los ladrones y salteadores de caminos, el tema de las mujeres asaltadas durante la peregrinación es también frecuente, especialmente en la literatura. Tal es el caso de la condesa Sofía de Holanda, que en algún lugar no identificado del ‘Camino’, ya de vuelta a su tierra, fue atacada por unos bandoleros que intentaron asesinarla, pero milagrosamente el ataque fue rechazado”, expresa la historiadora de la Universidad de Santiago de Compostela Marta González Vázquez en su monografía Las mujeres de la Edad Media y el Camino de Santiago, Xunta de Galicia, Compostela, 2000, reedición ‘Camiño Xacobeo’, 2004.

Las mujeres peregrinas: vida y literatura en el ‘Camino Xacobeo’

“De la misma manera que los peregrinos eran víctimas frecuentes de los ladrones y salteadores de caminos, el tema de las mujeres asaltadas durante la peregrinación es también frecuente, especialmente en la literatura. Tal es el caso de la condesa Sofía de Holanda, que en algún lugar no identificado del ‘Camino’, ya de vuelta a su tierra, fue atacada por unos bandoleros que intentaron asesinarla, pero milagrosamente el ataque fue rechazado”, expresa la historiadora de la Universidad de Santiago de Compostela Marta González Vázquez en su monografía Las mujeres de la Edad Media y el Camino de Santiago, Xunta de Galicia, Compostela, 2000, reedición ‘Camiño Xacobeo’, 2004.

Preciso es recordar que el caso de “la romera asaltada o violada” es casi un tópico dentro de la literatura hispánica medieval. El asaltante o violador acostumbra a ser un noble malhechor. El poderoso que afrenta al indefenso o desvalido. ¿Cómo no evocar las ‘Cantigas de Santa María’, en las cuales hay un ejemplo de un caballero “roubador e guerreiro” que roba a una peregrina todo cuanto lleva consigo? La peregrinación de Flores y Blancaflor es un episodio conocido merced al “Romancero”: los padres de Blancaflor vienen a Santiago cumpliendo así la promesa que habían hecho al Apóstol de peregrinar a su tumba, si lograban la descendencia. Mientras iban de camino, los moros los atacan, matan al padre y hacen cautivas a Blancaflor y a su madre.

Asimismo en el ‘Codex Calixtinus’ se recoge el “Milagro de Santiago de la cara torcida del hijo de un vizconde conocido en tierras de Poitiers”, largo título de una narración en la que un matrimonio que viaja, junto con otros acompañantes, son asaltados por el hijo de un vizconde, quien intenta forzar a la mujer. Ella, decidida, prefiere morir ahogada en un cercano río antes que ceder a sus peticiones. El caballero, no obstante, siendo de más fortaleza, consuma el acto sexual. En seguida el castigo de Santiago Apóstol llega: “Con la lengua pendiente y la boca torcida el culpable/ queda y su vida acabó dentro del sexto día”.

Ahora bien, el “romance” de mayor divulgación –incluso con varias versiones literarias– es el de la romera a Santiago y violada por el conde Miguel –primo de Bernardo del Carpio–, quien salva de la horca al reo. La peregrina, según esta versión, es también una dama, “hija del Rey, sobrina del Padre Santo”. De modo que ésta es la razón que el poeta aduce para la máxima severidad del castigo para el culpable. Si tomamos otra versión, no se trata del conde Miguel, castellano, el autor del delito, sino un conde lombardo nombrado Grifos. Digamos, en fin, que tales romances dieron pie a la obra ‘La romera de Santiago’, cuyo autor fue el dramaturgo Tirso de Molina.

La historiadora Marta González Vázquez, tras haber analizado los “matrimonios y familias peregrinas”, estudia a las “peregrinas en grupos”, siguiendo los comentarios del archivero compostelano López Ferreiro y del profesor Luis Vázquez de Parga. No olvida a “las peregrinas en barco”, como la condesa Alicia de Norfolk, desde Inglaterra, y la extravagante Margery Kempe.