Opinión

‘Os Ancares’ lucenses, montes de Cervantes y Terras de Burón

‘Os Ancares’ lucenses, montes de Cervantes y Terras de Burón

Nos encontramos al este de la provincia de Lugo, limítrofe con León. Engloba los ayuntamientos de Cervantes, Navia de Suarna y parte del municipio de Becerreá. En su superficie, ‘Os Ancares’ lucenses y Los Ancares Leoneses. Y, al igual que en los lucences, más de 50.000 hectáreas también en los municipios de Candín, Peranzanes, Vega de Espinareda y Villafranca del Bierzo. Henos, pues, ante la denominada ‘Gran Cantábrica’. Desde ‘Os Ancares’ hasta los Picos de Europa se extiende la Gran Reserva de la Biosfera de la cordillera Cantábrica, constituida por la adición de las diferentes unidades ya declaradas y aquellas que se agreguen en el futuro. ‘Os Ancares’ de Lugo son su límite occidental, plurales como su diversidad y, a no dudar, mágicos por su propia y hermosa naturaleza.
Conviene afirmar que estas poblaciones humanas se supieron afincar en este áspero territorio, puesto que asimismo lo modelaron conservando el impagable “legado” de su patrimonio. Todavía a quien desee visitarlas se les abren las puertas de algunas viviendas, esto es, las ‘pallozas’. Encerradas bajo su techo de paja –la cual les otorga su nombre–, estas singulares viviendas nos conceden el privilegio de aproximarnos a todo un estilo de ida de índole ancestral.
La montaña surge en innumerables tonalidades de verde dentro de toda la amplia escala de altitudes. Nos sorprenden ‘Os Ancares’ no por enormes alturas sino por los acusados desniveles. Desde el encajonamiento de los valles hundidos por debajo de los 300 metros hasta los picos de casi los 2.000 en escasos quilómetros.
¿Los ríos de la vertiente gallega? Navia, Rao y Ser. ¿Los picos? Entre otros, Mustallar y Tres Bispos. Ahora bien, en el límite de la Comunidad Autónoma de Galicia y el Principado de Asturias, nos hallamos ante siete ayuntamientos gallegos: Ribadeo y Trabada, A Pontenova y Ribeira de Piquín, Baleira y A Fonsagrada y Negueira de Muñiz. E igualmente, siete asturianos: Castropol y Vegadeo, Taramundi y San Tirso de Abres, Villanueva de Oscos y Santa Eulalia de Oscos y San Martín de Oscos.
Si nos acercamos al municipio de Baleira, Fonteo es –su topónimo nos lo revela– un comienzo. La fuente del Eo recoge las aguas de la montaña e inicia un camino de poco menos de 80 quilómetros hasta el Cantábrico. En seguida se verá rodeado de extensos robledales y recibirá aportes de otros ríos. El Rodil, en primer término, el cual desciende de las tierras de O Burón: el nombre histórico del área de A Fonsagrada. Después, el Turia, que procede de la comarca asturiana de Los Oscos, que se junta al Eo en A Pontenova. Y posteriormente vienen los afamados cotos pesqueros de Abres, en Asturias. ¡Pasarelas y sucintos puentes que nos permiten situarnos en el medio del río y gozar de las panorámicas fluviales en riberas, a veces fuertemente encajadas, y en arcádicos remansos!
¿Y el salmón? Continúa siendo el ‘rey del río’. ¡Valiente viaje por el océano! Algunos de ellos hasta las costas de Canadá y Groenlandia, a fin de retornar a las aguas dulces de su nacimiento, nos convidan a reflexionar en esa aventura natural que los ríos cantábricos nos obsequian con brío y belleza. Líquido y variado verde su paisaje. Y el curso final, una sucesión de meandros paulatinamente dóciles a la influencia de las mareas. Ahora, desde A Veiga-Vegadeo el valle inundado se transforma en un gran estuario con junqueras, donde, en invierno, se refugian las aves.