Opinión

Ley SB 10170

La Ley SB1070 aprobada en abril pasado en el estado de Arizona (EEUU), que criminaliza con penas de cárcel y expulsión a la inmigración ilegal, puesta en vigor a finales de julio aunque finalmente “maquillada” en sus aspectos más controvertidos, define una orientación abiertamente intolerante hacia un aspecto tan visible en la globalización mundial como es la inmigración.
La Ley SB1070 aprobada en abril pasado en el estado de Arizona (EEUU), que criminaliza con penas de cárcel y expulsión a la inmigración ilegal, puesta en vigor a finales de julio aunque finalmente “maquillada” en sus aspectos más controvertidos, define una orientación abiertamente intolerante hacia un aspecto tan visible en la globalización mundial como es la inmigración.
Defendida a muerte por el Partido Republicano, simbolizada en la lucha abierta contra la inmigración ilegal, especialmente proveniente de México y América Central, dirigida por parte de la gobernadora de Arizona Jan Brewer, su aplicación (que deberá ser verificada por el poder judicial) muy probablemente reconsiderará la necesidad de confrontar una ley de Inmigración en EEUU, menos restrictiva y más amplia para un colectivo cada vez más numeroso y política y electoralmente influyente, como es la comunidad hispana.
Se calcula que en EEUU existen entre 15 y 20 millones de inmigrantes ilegales, la enorme mayoría hispanos. En Arizona, estas cifras se localizan en 460.000 inmigrantes ilegales, la enorme mayoría proveniente de la vecina México. La justificación de esta ley se aduce a problemas de criminalidad y marginalidad en ascenso en estados fronterizos como Arizona y Texas, que han sido caldo de cultivo para la formación y organización de grupos racistas y de extrema derecha antiinmigración, con claros síntomas de radicalización y tensión en la frontera.
Es obvio que esta ley muy probablemente moldeará gran parte del debate político estadounidense de cara a las elecciones legislativas de noviembre próximo, donde el presidente Barack Obama y el gobernante Partido Demócrata esperan renovar su hegemonía tanto en el Congreso como en el Senado. Pero en un contexto de crisis económica con lenta recuperación, la arremetida de los republicanos complica seriamente las aspiraciones de Obama y los demócratas. En este sentido, la ley SB 1070 puede constituir un puntal clave para los republicanos, en materia electoral.
Obama, quien se manifiesta abiertamente en contra de una ley que no dudó en calificar de “irresponsable”, prometió la aprobación legislativa de una Ley de Inmigración mucho más consecuente con las demandas de los colectivos hispanos, que se acercan a los 40 millones de habitantes, y que constituyen un apetecible caldo electoral para los demócratas.
Azuzando el patriotismo con partidos de extrema derecha como el polémico Tea Party, los republicanos esperan ganar terreno. Pero probablemente desconfían de cuánto ha cambiado o se ha “hispanizado” EEUU. Es el temor lastrado por politólogos de renombre como Samuel Huntington, quien observa a la comunidad hispana como la perturbadora del tradicional “melting pot”, el mestizaje racial que construyó EEUU, aunque hegemonizado por la cultura anglosajona protestante.
Obama tiene así agudo problema en manos, que va más allá del tratamiento de la inmigración ilegal. Puede que en EEUU se esté afrontando un duro debate sobre su identidad y la idea de la multiculturalidad de un país caracterizado por el simbolismo trazado en el maniatado “sueño americano”, la tierra de oportunidades para colectivos de emigrantes venidos de todas partes del mundo.
Puede así que la Ley SB 1070 esté abriendo una inevitable “caja de truenos” en EEUU. Pero vale también la pena preguntarse si seguirá Europa este ejemplo lamentablemente lanzado desde Arizona. Las restrictivas leyes antiinmigración en países como Italia, Francia o Austria abren esta y otras interrogantes al debate sobre la inmigración.