Opinión

Cocina Galega

En unas semanas, se celebrará el Saint Patrick’s Day en Buenos Aires. La celebración, globalizada, perdió su sentido original de recordar al patrono de Irlanda (de origen romano-bretón, nacido Maewyn Succat, luego obispo y responsable del profundo cristianismo de los irlandeses), y quedó reducida a borracheras colectivas aprovechadas por las marcas de cerveza para promocionar y vender su producto.

En unas semanas, se celebrará el Saint Patrick’s Day en Buenos Aires. La celebración, globalizada, perdió su sentido original de recordar al patrono de Irlanda (de origen romano-bretón, nacido Maewyn Succat, luego obispo y responsable del profundo cristianismo de los irlandeses), y quedó reducida a borracheras colectivas aprovechadas por las marcas de cerveza para promocionar y vender su producto. Algunos integrantes del colectivo irlandés logran mantenerse al margen y recordar al evangelizador con música y sana alegría, nuestros amigos Guillermo Pardini y Alejandra Cullari, presentan el 13 de marzo su Festival de Música Celta en el Auditorio de Belgrano; en Morriña tendremos nuestro propio festejo con música y menú celta. ¿Pero qué tenemos que ver los gallegos con los irlandeses? Al margen de los relatos míticos en el Libro de las Invasiones, que dan noticia de la llegada de los navegantes y guerreros galaicos de la estirpe de Breogán a las costas de Eire, sin duda hay similitudes en la cultura de los dos pueblos, incluyendo sendas emigraciones masivas cruzando el Atlántico desde fines del siglo XIX. Hay cierto consenso en llamar música celta a la ejecutada por los grupos o músicos folk de Galicia o Asturias, que son las zonas geográficas dentro de España en las que ha quedado un mayor sustrato visible celta. Aunque para muchos estudiosos este celtismo es inventado, o por lo menos exagerado por los creadores del movimiento nacionalista romántico gallego del s.XIX, nadie discute que hay una influencia atlántica común a todas estas zonas que se podría traducir como celta. Las bases sobre las que gallegos y asturianos basan su celtismo musical es la utilización de gaitas, y en la similitud de algunos bailes y melodías con ritmo prácticamente iguales al de algunas jigas escocesas e irlandesas. Otro instrumento ‘celta’ utilizado por estos músicos es el arpa céltica, ampliamente utilizada en todo el mundo celta desde Irlanda, hasta Gales, pasando por Bretaña y Escocia. En Galicia y Asturias el arpa, sin ser un instrumento autóctono, fue introducida por Emilio Cao y posteriormente por Milladoiro en la década de los 80. El arpa se adapta perfectamente a la música gallega, sobre todo a los alalás. También se han introducido en algunas formaciones tradicionales flautas irlandesas como el tin whistle y las flautas traveseras, aunque los instrumentos de viento más utilizados en la música de raíz celta española son (aparte de las gaitas) los pitos y requintas. Un instrumento básico en la música celta de las últimas centurias es el violín, y éste sí lleva algunos años más introducido sobre todo en Galicia, como parte de la instrumentación tradicional, ya que muchos músicos ambulantes lo utilizaban por Galicia a finales del s.XIX. En cuanto a los instrumentos de percusión los que se utilizan son las panderetas, los tamboriles o redoblantes (también base de la tradición castellana junto con la dulzaina) los pandeiros, los bombos y las cunchas (conchas de mar).
Mención aparte merece la zanfoña, que algunos recordamos maltrechas y malamente manipuladas por ciegos mendicantes que recorrían las aldeas, o se instalaban en las ferias, en busca de pan y abrigo, alguna moneda. Este instrumento ampliamente utilizado en los últimos años en el folclore gallego fue reintroducido por Faustino Santalices en el año 1952 y es el heredero del organistrum que aparece en el Pórtico de la Gloria.
La música gallega y asturiana tiene su personalidad propia, pero es innegable que los cientos de años de contactos atlánticos entre irlandeses, bretones y gallegos han dejado su huella dentro del espacio musical tradicional.
Y esa herencia es la que recogieron, entre otros, Milladoiro, Emilio Cao, Carlos Núñez, Uxia, Luar na Lubre, Fia Na Roca, Budiño, Fuxan os Ventos, Cristina Pato o Susana Seivane, entre los gallegos; Hevia, Tejedor, o Ramón Prada, allende los Ancares. Y, en la diáspora, es retomada por músicos jóvenes que ven, como en su momento Manuel Murguía, en la cultura celta una oportunidad de reforzar la identidad nacional. Sete Netos, Fardaxu, son dos ejemplos de esta movida motorizada por descendientes de los emigrantes en Argentina. El 17 de marzo el símbolo será el trébol (shamrock) de San Patricio, como el 25 de Julio lo es la cruz (espada) de Santiago, el sonido melancólico de las gaitas nos transportaran a los lejanos tiempos en que se pusieron en contacto los druidas celtas y los obispos cristianos para dar inicio a una nueva era, fundiendo en el mismo fuego creencias aparentemente disímiles. Vamos con una receta típica del Día de todos los Santos, festividad superpuesta al Samain celta.


Ingredientes-Buñuelos de crema: 3 huevos, 100 grs. de harina, 1 vaso de agua, 3 cucharaditas de azúcar, 2 cucharadas de ralladura de limón, 1 cda de manteca, 1 cda de polvo de hornear, 1 litro de aceite, azúcar impalpable.


Preparación: Poner a calentar el agua con el azúcar, la ralladura de limón y la manteca. Cuando rompa el hervor agregar la harina de golpe revolviendo muy rápido. Luego añadir un huevo, y seguir revolviendo, después incorporar 2 yemas y por ultimo las 2 claras a punto de nieve. Cuando todo esté bien mezclado incorporar el polvo de hornear y dejar reposar unos minutos. Calentar el aceite, formar los buñuelos con la ayuda de dos cucharas, y dorarlos. Escurrirlos sobre papel absorbente, hacer un hueco con algo punzante y rellenar con crema chantilly. Espolvorear con azúcar impalpable.