Opinión

Otra vez Irán

Europa parece apostar por la política de la administración Trump hacia Irán, tras la reciente decisión del régimen teocrático de suspender parcialmente las negociaciones del pacto nuclear de 2015, y volver a la política de desarrollo de su programa nuclear.

Desde Bruselas, la comisaria de Política Exterior y de Seguridad, Federica Mogherini, criticó duramente la decisión del gobierno de Hassan Rouhaní de retomar el programa nuclear.

Tras la suspensión por parte de Donald John Trump de ese pacto en 2018, la Unión Europea (UE) consideró necesario seguir con la diplomacia con Teherán, a fin de salvar un acuerdo que vio la luz con la anterior administración de Barack H. Obama en la Casa Blanca. Pero el cerco de Trump y sus ‘halcones’ hacia Irán es cada vez mayor. En febrero pasado, el Departamento de Estado calificó de “organización terrorista” a la Guardia Republicana Islámica (GRI), el poderoso cuerpo pretoriano militar y empresarial iraní. ¿La razón? El apoyo del GRI a movimientos como el libanés Hizbulá, considerados en Estados Unidos de América y Europa como terroristas.

Cuarenta años después de la revolución islámica, Irán se encuentra en una posición diferente, aunque la óptica de la actual administración en la Casa Blanca sea bastante similar a la que tenían hace casi cuatro décadas sus antecesores Ronald Reagan y George Walker Bush padre. Esa óptica observa a Irán como amenaza, manteniendo fijamente el apoyo estratégico de Washington a Israel, toda vez el lobby israelí en Estados Unidos de América monitoriza esta política.

Teherán acusó a Estados Unidos e Israel de estar detrás de un confuso atentado contra miembros del GRI hace tres meses, con saldo de más de 40 muertos. Para Trump, el “dossier iraní” es algo más o menos similar al que tienen a nivel hemisférico con Cuba, Venezuela o Nicaragua. Existe un hilo conductor orientado a aislarlos y, eventualmente, dominarlos.

Está por ver si los principales aliados iraníes, siendo estos Rusia y China, equilibran o no el radicalismo de Trump. Por lo pronto, y a pesar de las divisiones transatlánticas de la ‘era Trump’, Europa parece apostar por la posición estadounidense ante la renovación de la crisis nuclear iraní.