La organización de este tipo de eventos se acordó en la sesión de marzo de 1901

Romerías, festejos que nacen al amparo del día del Apóstol

En la sesión del primero de marzo de 1901, la Comisión Directiva del Centro Gallego de Barracas al Sur aprobó la celebración de una serie de festejos populares para conmemorar una fecha gloriosa de Galicia: el día de Santiago Apóstol. Nacen así, las recordadas romerías gallegas de Barracas al Sur y Avellaneda.

Romerías, festejos que nacen al amparo del día del Apóstol

En la sesión del primero de marzo de 1901, la Comisión Directiva del Centro Gallego de Barracas al Sur aprobó la celebración de una serie de festejos populares para conmemorar una fecha gloriosa de Galicia: el día de Santiago Apóstol. Nacen así, las recordadas romerías gallegas de Barracas al Sur y Avellaneda.

Los festejos tuvieron lugar en el Mercado Central de Frutos, pero no se realizaron en el día tradicional del santo, sino en los días 24 y 26 de diciembre de ese año y en los días primero, tres y seis de 1902.

El evento resultó de un éxito tal que ya a mediados de agosto de ese año se había acordado la realización de otras romerías que tuvieron lugar en las mismas fechas que la anterior.

Sin embargo, pese al nutrido número de personas que se hicieron presentes en estas fiestas, es recién en el año 1905 cuando las romerías gallegas alcanzan su máximo apogeo y su fama se extiende más allá de los límites de la ciudad.

Ante esta repercusión, inesperada hasta para los propios directivos del Centro, se vio claramente la posibilidad que existía de poder materializar uno de los más anhelados deseos de la institución: destacar los valores y tradiciones de Galicia. De manera tal, que las fiestas comenzaron a ser cuidadas hasta en sus más mínimos detalles, nada quedaba sujeto al libre albedrío.

Con algunos meses de anticipación, las romerías comenzaban a ser anunciadas por medio de los órganos de prensa, de las publicidades en los tranvías y la orquesta social desfilaba por los alrededores de la Plaza Alsina recordando el evento a los vecinos.

Una vez elegido el campo en el que se celebraría la romería, se procedía a la construcción de un gran tablado cubierto por una carpa. En él se servía el banquete social y luego era utilizado como pista de danzas y de baile.

El siguiente paso era armar, alrededor del armazón central, una gran cantidad de carpas de menor envergadura, donde se ofrecían juegos de suerte, entretenimientos, rosquillas tradicionales, refrescos y dulces. Finalmente, todo el lugar era ornamentado con banderas y banderines con los colores de España, Galicia y la Argentina.

El primer día de la romería, durante la mañana, en la institución se hacían explotar bombas de estruendo y se disparaban fuegos artificiales para anunciar la salida hacia el campo romero.

Se iniciaba luego la procesión que era precedida por los Gigantes y los Cabezudos. Más atrás, les seguían la banda y rondalla, los estandartes y banderas, los socios con sus trajes regionales, los directivos del Centro y el público que se iba agregando a la romería. 

Las fiestas y juegos terminaban, dado que no existía luz artificial alguna, con la caída del sol.