Núñez Seixas: “Ferreiro sufría de saudade en la lejanía y de la frustración de la emigración”

La interpretación del fenómeno migratorio por parte de Celso Emilio Ferreiro fue el asunto que Xosé Manuel Núñez Seixas, profesor de la Universidad de Santiago, abordó durante la jornada que el Arquivo de la Emigración Galega dedicó a la figura del intelectual galleguista.
Núñez Seixas: “Ferreiro sufría de saudade en la lejanía y de la frustración de la emigración”
 Un momento de la conferencia impartida por Xosé Manuel Núñez Seixas.
Un momento de la conferencia impartida por Xosé Manuel Núñez Seixas.
La interpretación del fenómeno migratorio por parte de Celso Emilio Ferreiro fue el asunto que Xosé Manuel Núñez Seixas, profesor de la Universidad de Santiago, abordó durante la jornada que el Arquivo de la Emigración Galega dedicó a la figura del intelectual galleguista.
El comienzo de la posguerra civil marcó el inicio del flujo migratorio de exiliados y refugiados gallegos a Venezuela, un hecho que motivó que las calles de Vigo se llenasen de emigrantes y que Celso Emilio Ferreiro viese en la emigración, según Xosé Manoel Núñez Seixas, “una promesa de esperanza”. Así, en su poema ‘Emigrantes’ habla del “gozo para os ollos”, evocando el espectáculo de esos emigrantes que se dirigían a coger el barco con destino a América.
En ese momento, el intelectual galleguista también considera que la emigración es una liberación individual y colectiva porque, según escribe, “os emigrantes vanse a traballar co brazo ceibe a novas terras, lonxe da Europa chea de cadeas e de tumbas con esperanza no porvir”.
Esta percepción positiva de la emigración también aparece recogida en el primer número de la revista ‘Guieiro’, donde publica ‘Carta a Fuco Buxán’. En este artículo, Celso Emilio Ferreiro recrea la vida de un campesino que sufre numerosas injusticias y al que le dice ‘Fuco Buxán, ¡emigra!’, una frase con la que, según Xosé Manoel Núñez Seixas, se podría referir a que se incorporase a las tareas para recobrar la patria.
Años más tarde incorpora un prefacio a modo de explicación e indica que está influenciado por las versiones falaces que se hacían de forma cotidiana en torno a la emigración.
En mayo de 1966, Celso Emilio Ferreiro ya es militante de UPG y se ve obligado a emigrar a Venezuela, viviendo “un proceso similar al de Curros Enríquez cuando emigró a Cuba”, indicó el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela. A su llegada, relató Seixas, “ve un país nuevo idealizado en la distancia y en la colectividad gallega en formación encuentra un campo para expandir su creatividad”.
En la Hermandad Gallega de Venezuela conoce la existencia de una minoría galleguista abnegada que lucha por el control de la institución y tiene la percepción de que sus instituciones están empezando a ser invadidas por nuevos emigrantes económicos y sus aliados. Ante esta situación, Celso Emilio Ferreiro se compromete a luchar en favor de los sectores progresistas y, en una carta publicada el 12 de julio por Jesús Alonso Montero, arremete contra la institución porque, según dice, “la Hermandad Gallega no es hermandad ni es gallega”.
Después de que su plancha perdiese las elecciones por 25 votos, los profranquistas, explicó Núñez Seixas, “limpian la institución de elementos galleguistas y de izquierdas” y, el 17 de julio de 1968, es expulsado de la Hermandad.
Es a partir de entonces cuando Celso Emilio Ferreiro comienza su venganza a través de su obra poética, destacando sus poemarios  ‘Viaxes o país dos ananos’ (1968) y ‘Cantigas de escarnio e maldicir’. Ahora, explicó Núñez Seixas, “la emigración deja de ser una esperanza para Galicia, hay que cerrar todas las puertas y que no salga nadie. Si el pueblo se desangra deja de ser país y deja a Galicia llena de viudas de vivos”. De esta forma, “los emigrantes pasan a ser vistos como desertores de la revuelta, como gentes egoístas que buscan una solución individual a su pobreza y a sus complejos de inferioridad inducidos por la miseria, la opresión y la alineación cultural”.
En su venganza, el intelectual celanovés no se olvida de denunciar a través de su obra a algunos dirigentes profranquistas, a quienes culpa de manipular a la colectividad.
En definitiva, Celso Emilio Ferreiro “sufría de saudade en la lejanía y de la frustración de la emigración”, concluyó Núñez Seixas.