El presidente del Centro Gallego de Santander es doctor en Ciencias Químicas

José Antonio Otero: “Cómo podemos estar desperdiciando producciones nacionales de un material que es estratégico”

Científicos españoles como Juan José Badiola o Mariano Barbacid denuncian la falta de receptividad del Gobierno para hacer uso de las máquinas de PCR de que disponen sus centros de investigación para detectar a los portadores del coronavirus. Lo mismo ocurre con empresas nacionales que fabrican equipos y material de protección. El presidente del Centro Gallego de Santander, José Antonio Otero Hermida, doctor en Ciencias Químicas, ve en ello “una contradicción”. “Cómo podemos estar desperdiciando producciones nacionales de un material estratégico”. 
José Antonio Otero: “Cómo podemos estar desperdiciando producciones nacionales de un material que es estratégico”
S001 Santander (Cantabria) 14/12/2019
El presidente de la Xunta de Galicia, N˙Òez FeijoÛ(c), firma en el libro del Centro Gallego en Santander al que ha acudido hoy por su 100 aniversario.A su lado la alcaldesa de Santander, Gema Igual (d)y el presidente del Centro (i)

FOTO/ROM¡N G. AGUILERA
José Antonio Otero, junto al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien asistió el pasado año al centenario del Centro Gallego de Santander.

Científicos españoles como Juan José Badiola o Mariano Barbacid denuncian estos días la falta de receptividad del Gobierno para hacer uso de las máquinas de PCR de que disponen sus centros de investigación para detectar a los portadores del coronavirus. Lo mismo ocurre con empresas nacionales que fabrican equipos y material de protección, lo que llama la atención a la ciudadanía, y también a los científicos, entre los que figura el presidente del Centro Gallego de Santander, José Antonio Otero Hermida, doctor en Ciencias Químicas, quien ve en ello “una contradicción”. “Cómo podemos estar desperdiciando producciones nacionales de un material estratégico”, se pregunta. “Es una cosa sorprendente”, apostilla.

Sus conocimientos de química y farmacia permiten al presidente del Centro Gallego de Santander hacer un análisis de las circunstancias que rodean la crisis del coronavirus en su aspecto más científico. Jubilado de su puesto de profesor de Ingeniería Química de la Universidad de Cantabria hace un par de años, Otero Hermida percibe con perplejidad algunas de las decisiones políticas que se están adoptando en la lucha contra el Covid-19. “A mí, como a cualquier ciudadano de bien, me llaman poderosamente la atención”, comenta, en entrevista a ‘Galicia en el Mundo’, a propósito de las declaraciones de científicos de renombre como el leonés Juan José Badiola o el madrileño Mariano Barbacid. Ambos se quejan de la falta de receptividad del Gobierno para hacer uso del material de que disponen para detectar casos de infectados.

El primero reveló el pasado día 3 de mayo, en una entrevista a ‘El Mundo’, que pusieron a disposición del Ministerio de Sanidad sus “recursos y máquinas de PCR”, pero ha “rechazado nuestra ayuda”, se lamentaba en sus declaraciones. El segundo, mostró en un vídeo difundido a finales de abril, realizado a petición de la Fundación Alternativas, su perplejidad por el hecho de que, en tiempos como estos, “en los que la ciencia es tan necesaria, los principales centros de investigación biomédica permanezcan cerrados desde hace más de un mes”.

“En nuestros centros de investigación biomédica –prosigue Barbacid– existen docenas de máquinas de Reacción en Cadena de la Polimerasa (PCR) y especialistas que saben hacer este tipo de test y así poder determinar qué personas asintomáticas son o no son portadoras del nuevo coronavirus SARS-Cov-2 que origina la enfermedad Covid-19”. El científico madrileño hizo este apunte después de asegurar en el mismo vídeo que “el fin de confinamiento gradual y programado, para evitar potenciales contagios, requiere saber quién está infectado y quien no, especialmente entre la población asintomática (la gran mayoría), pues los asintomáticos pueden ser portadores del virus, y contagiarlo a otras personas”.

“Badiola fue la persona clave en el control de la enfermedad de las vacas locas, una epidemia alimentaria importantísima”, que supuso “un antes y un después” en el tratamiento de “la salud alimentaria”. Por lo tanto, “Badiola es una autoridad competente para decir lo que dice”, lo mismo que Barbacid, reconoce Otero Hermida, quien también incide en la paradoja de que no se esté contando “con empresas españolas que fabrican esos equipos de protección”. “A mí, como a cualquier ciudadano de bien, me llama poderosamente la atención”, asegura, y añade: “Cómo podemos estar despreciando producciones nacionales de un material que es estratégico. Es una cosa sorprendente”, apostilla.

Asimismo, entiende como una “paradoja” el hecho de que España, el país con “uno de los servicios sanitarios mejores del mundo” sea el que contabiliza el mayor número de profesionales contagiados. “¿Qué ha fallado?”, se pregunta, “las medidas de prevención”, se responde. “No tenemos material de prevención e incluso hoy en día sorprende que un porcentaje elevadísimo de los infectados esté entre los profesionales que nos tienen que proteger. Están desprotegidos del material que los tiene que proteger: mascarillas, trajes, guantes…, y si no se protege al sanitario, que es el que tiene que ayudar a vencer la pandemia, no hay sistema sanitario que aguante”, remarca. Por eso, aprecia “una gran contradicción” en lo que está ocurriendo en España con el material.

Doctor en Ciencias Químicas y licenciado en Farmacia por la Universidad de Santiago de Compostela, Otero Hermida sitúa la clave para salir de esta situación en que “en un tiempo prudencial, se encuentre una vacuna” contra el virus, “y mientras eso no ocurre, podamos echar mano de algún retroviral que nos ayude un poco a defendernos hasta que tengamos una solución”. Porque estamos ante un virus que “cada vez muestra una cara distinta”, señala. “Estoy leyendo una información científica –prosigue– que habla de que este virus sorprende cada día, porque no es solo el problema pulmonar que causa, sino que también afecta al sistema cardiovascular. O sea que tiene muchas connotaciones desconocidas de momento”.

Quien fuera profesor de Ingeniería Química y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Cantabria hasta su jubilación, considera que por parte de la clase científica y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) “sí hubo advertencias claras” sobre la gravedad del virus. De hecho, “en enero de este año alertó de una epidemia global”. “Otra cosa es que los gobiernos se tomaran esta advertencia de forma distinta. Pero advertencia sí que hubo”, remarca.

En su caso, reconoce que al comienzo de la noticia no se lo tomó como una emergencia, “porque esto nunca había pasado, es una situación totalmente nueva, y muchas veces, estas situaciones te cogen desprevenido porque piensas que no va a ser nada importante”. “La prueba es –insiste– en que muchos políticos, como Boris Johnson o Donald Trump, no se tomaron en serio esta cuestión, y Johnson casi es una víctima por no tomar precaución”.

De todos modos, este tipo de situaciones y su repercusión a nivel global “es muy conocido por la ciencia desde hace años”, sostiene, aunque reconoce que, en este caso, pasó “como con el cuento del lobo, que nunca te preocupas hasta que un día viene y te coge desprevenido”.

Sobre la prevención, el profesor, quien ha dirigido más de 15 proyectos de investigación en el campo de la Tecnología de Alimentos, pone el acento en los países que advirtieron el peligro con premura y tomaron medidas serias, como es el caso de Corea del Sur, donde el coronavirus “tuvo consecuencias muy livianas”, o Nueva Zelanda, y también Portugal, el país vecino, “que tiene una situación radicalmente distinta a la nuestra”, apunta.

“Preocupación” entre la colectividad en Cantabria

Por lo que respecta a Cantabria, la colectividad gallega en esa comunidad, al igual que ocurre con el resto de los residentes repartidos por el país, vive con “preocupación” los efectos del coronavirus. Lo bueno es que “el problema va aminorando cada día” y que Cantabria cuenta con “un gran servicio sanitario, como es el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, que ha jugado un papel determinante en el control de esta crisis” en la comunidad autónoma, asegura Otero Hermida. 

Más de 2.600 afectados y 200 fallecidos son las cifras que, hasta la fecha, ha dejado esta pandemia en esta región del norte peninsular, aunque ninguno de ellos vinculado a la entidad asociativa, al menos, que conozca su presidente. Desde el día 10 de marzo, en que tuvo lugar la conferencia ‘España-Quo vadis?’, a cargo del coronel José María Grande Urquijo, la sede del Centro permanece cerrada, en cumplimiento de la ordenanza gubernamental y también por responsabilidad y como medida de prevención para evitar contagios entre los socios, muchos de los cuales superan los 65 años.

“Hay que pensar que muchos de nuestros socios son población de riesgo y hay que extremar las precauciones y medidas de seguridad en lo que atañe a la reunión de personas”, explica Otero, quien, como el resto de asociados, está “a la espera” de que “esta crisis, que ya es más que sanitaria, se pueda encarrilar y volvamos, no a la nueva normalidad, como se está diciendo, sino a recuperar la normalidad que teníamos antes”. “Eso sería lo ideal para todos”, remarca, aunque su idea es que esta crisis marcará “un antes y un después” en el estilo de vida de la población, como ocurrió con las que se desencadenaron en épocas pasadas.

“Las cosas no van a ser lo mismo después que antes de la crisis, eso está clarísimo”, sostiene, porque el virus, “como ese famoso cisne negro que decimos que siempre amenaza a la economía”, ya está encima y, “de repente, nos hemos encontrado con una crisis que abarca a todo el mundo”. Algo que “no se había visto nunca en la historia”, dice, porque “el brote, que comenzó en China, se extendió con rapidez por todo el mundo y no creo que haya nadie libre de esta pandemia”, mientras que cuando se produjo “la gripe del 18, un barco tardaba tres meses en llegar a América”.

Reconsiderar el modo de vida

Todo esto que está ocurriendo tiene para Otero Hermida una lectura positiva y es que nos va a obligar a “reconsiderar el modo de vida que tenemos”. “Nos estamos dando cuenta con el confinamiento de la cantidad de cosas que no necesitamos y de la cantidad de cosas por las que estamos preocupados que realmente no nos hacen falta para nada”, asevera. Por eso, añade, “habrá que cambiar los modos de vida para hacer compatible la vida con esta situación”. Pero “saldremos de esta, estoy convencido, con la vacuna y los retrovirales, no hay duda de ello”.

Ahora, lo importante, “es proteger” a la población y actuar cada uno “con responsabilidad, porque lo que está claro es que no podemos tener cada uno de nosotros un policía detrás que nos diga en cada momento lo que tenemos que hacer”, advierte el presidente del Centro Gallego de Santander, para quien “la población española ha mostrado una gran responsabilidad” ante la pandemia, porque “ha cumplido a rajatabla las normas que se les ha ido dando, aunque han sido diversas y algunas muy contradictorias”. Por eso, recalca, “las autoridades sanitarias deben dar un mensaje claro y no cambiar de criterio cada dos por tres”.

Lo que para Otero parece claro es que “es complicado” tratar de reactivar la economía manteniendo al tiempo las medidas de seguridad.

Actividades en suspenso

Al igual que ocurre en otras entidades vinculadas a la colectividad, la crisis del coronavirus también deja en suspenso los actos programados por el Centro Gallego de la capital cántabra para estos meses, entre las que destacan el Día das Letras Galegas, que se conmemora cada 17 de mayo en Galicia y en los centros de la colectividad, muchos de los cuales convocan su semana cultural coincidiendo con esa efeméride, así como el día de Apóstol, que se celebra por todo lo alto en Galicia el 25 de julio y también entre los gallegos de la diáspora.  

“Algo se hará, pero será totalmente diferente a otros años”, dice el presidente, quien apunta a octubre como la fecha probable en que se pueda celebrar la semana cultural en la entidad asociativa. Lo bueno es que el centenario de la Casa de Galicia haya coincidido el año pasado. “Si esto nos llega a ocurrir el año pasado no hubiésemos podido celebrar el aniversario”, comenta.

Lo cierto es que, a partir de ahora, “las cosas no van a ser igual que antes”, tampoco en el Centro Gallego, por lo que “habrá que pensar en activar los mecanismos de comunicación a distancia”, dice su presidente. “En el Centro, hemos dado un gran cambio tecnológico y lo hemos empezado a prepararnos para el futuro, pero tendremos que mejorar y potenciar el apartado audiovisual porque estos son nuevos tiempos” y estos días se ha comprobado cómo “las tecnologías, aún estando separados, nos han permitido estar conectados” hasta el punto de que, los abuelos, personas que no tienen destreza para manejarse telemáticamente, han podido ver a sus nietos gracias a whatsapp. 

José Antonio Otero asegura que los gallegos en Cantabria están “llevando bien” el confinamiento y que la entidad se mantiene en contacto con la Secretaría Xeral de Emigración. Días atrás, presidentes de la colectividad en España mantuvieron una videoconferencia con el secretario xeral, Antonio Rodríguez Miranda, para hablar sobre la incidencia del coronavirus en sus respectivas comunidades autónomas, lo que demuestra que los integrantes de la galleguidad “seguimos conectados”.