Recuerda que 25 familias canarias fundaron Buenos Aires y 30, Montevideo

La investigadora Miriam Brandon afirma que “los canarios hemos demostrado ser mejores emigrantes que sociedad de acogida”

Miriam Brandon, licenciada en Historia y Política, desgrana este miércoles, en la tercera jornada del Coloquio de Historia Canario-Americana, una investigación sobre los movimientos migratorios en Canarias, desde la emigración a América a la inmigración desde África, en la que extrae como conclusión que “los canarios hemos demostrado ser mejores emigrantes que sociedad de acogida”, según publica la web canarias7.es.
La investigadora Miriam Brandon afirma que “los canarios hemos demostrado ser mejores emigrantes que sociedad de acogida”

Miriam Brandon, licenciada en Historia y Política, desgrana este miércoles, en la tercera jornada del Coloquio de Historia Canario-Americana, una investigación sobre los movimientos migratorios en Canarias, desde la emigración a América a la inmigración desde África, en la que extrae como conclusión que “los canarios hemos demostrado ser mejores emigrantes que sociedad de acogida”, según publica la web canarias7.es.

En su presentación, Brandon detalla que desde el siglo XVI los flujos migratorios que partían desde Canarias a América fueron una constante, al principio soldados y aventureros, y posteriormente familias, que estuvieron ligadas a tres motivos, demográficos, económicos y bélicos. El ser el último punto de partida hacia América convirtió a Canarias en un cruce de caminos y en exportadoras de mano de obra.

Entre los factores demográficos detalla las leyes y decretos para estimular los movimientos migratorios a América, especialmente a Puerto Rico, Cuba, Venezuela, y también a Argentina y Uruguay, donde 25 familias canarias fundaron Buenos Aires y otras 30, Montevideo en 1728.

En cuanto a los económicos, la emigración a Cuba se disparó tras incorporarse Canarias al libre comercio, y entre otras cuestiones también afectó la crisis de la cochinilla a finales del siglo XIX, el crack del 29, hasta la crisis del petróleo en 1973, cuando los canarios partieron a Venezuela. 

Pero el carácter emigratorio de la población canaria comenzó a sufrir alteraciones durante los 60 y 70: el boom turístico y una mayor estabilidad atrajeron a las islas a jubilados del centro y norte de Europa, y en 1989 comenzó la llegada de latinoamericanos. 

Y a la vez, comenzaron los movimientos migratorios desde África, ya que hasta entonces eran casos aislados de refugiados de Guinea Ecuatorial y el Sáhara Occidental. Canarias se convirtió en una de las principales puertas de entrada desde África a Europa. Entre 1994 y 2005 Canarias recibió más de 42.000 africanos.

Con el blindaje de Marruecos en 2004 y del litoral mauritano a partir de septiembre de 2006, los puntos de partidas de embarcaciones que se de dirigían a Canarias se trasladaron más al sur de la costa africana, Senegal, Guinea Bisau, Gambia, Guinea Conakry e incluso Ghana. Esto significaba una travesía que requería embarcaciones más resistentes y capaces de transportar a casi 200 personas. Durante la denominada crisis de los cayucos, en 2006, llegaron casi 32.000. 

Sin embargo, más de la mitad de la población extranjera en Canarias es europea y latinoamericana, aunque las migraciones de África son más clandestinas y constantes que en el pasado. Los países más presentes en Canarias son Marruecos, Mauritania, Gambia, y Senegal, detalla Brandon y agrega que de los 277,000 extranjeros que hay en las Islas, solo 28.833 son de África.

“Los procesos migratorios africanos dejaron en evidencia la escasa preparación de Canarias para recibir un contingente tan intenso como inesperado, la crisis de los cayucos se superó y las instituciones, tanto locales como nacionales, ganaron experiencia en gestión de flujos migratorios, pero los últimos meses han demostrado que no se aprendió lo suficiente”. Insiste en que el rechazo social que se gestó en el seno de la sociedad canaria en los primeros años de llegada de inmigración clandestina africana, y que parece estar repitiéndose en estos momentos, merece cierto análisis. “No resulta sencillo entender cómo una sociedad tan mestiza como la canaria y acostumbrada a un elevado número de visitantes foráneos puede sentirse agobiada ante la idea de una posible ‘invasión africana’. Hace ya casi tres décadas de la llegada de la primera patera a las costas canarias, y el tiempo ha demostrado que esos miedos eran infundados y que la inmigración irregular llegada desde África no ha influenciado negativamente”, dice.

En los últimos años los indicadores señalaban un aumento de la inmigración clandestina, del 1 al 15 de noviembre de 2020 estos indicadores ya se contabilizan 16.760 personas que han entrado irregularmente.