Opinión

Genuflexos

En una escena de la película de Andrei Konchalovski, ‘El círculo del poder’, sobre la vida de Ivan Sanshin, “un leal ciudadano soviético que fue el operador cinematográfico de Stalin”, éste es detenido y llevado a las oficinas del KGB. Asustado y asombrado, les pregunta a los policías de qué es sospechoso, a lo que ellos contestan que el simple hecho de estar detenido en los calabozos lo convierte en culpable… “los sospechosos son todos los que caminan libres por la calle”.

La historia de las relaciones de Estados Unidos y sus satélites (Unión Europea) con el resto del mundo está basada en esa misma escena del operador cinematográfico en los calabozos de la Gran Lubianka (Cuartel general de la KGB en Moscú) y la respuesta de los carceleros: ‘culpables’ y ‘sospechosos’.

Evo Morales Ayma es ‘culpable’ mucho antes de haber volado a Moscú. Los países ‘amigos’ de África y Latinoamérica en que Estados Unidos y la Unión Europea tienen intereses (que no una relación de amistad igualitaria) son los ‘sospechosos’.

Lo paradójico de esta relación es que los carceleros, los policías, también eran sospechosos. Más adelante probaron la medicina del gulag que daban a los propios ‘culpables’. Sabían que les podía tocar y por eso se afanaban en cumplir su ‘trabajo’, más allá de la exigencia de sus superiores, para evitar ‘sospechas’ que más tarde serían culpabilidades.

La Unión Europea y el Estado español, días después de saberse espiados por los Estados Unidos, no dudaron en actuar como los carceleros soviéticos. Genuflexos ante el poder del maligno Estados Unidos, se ventilaron leyes internacionales, relaciones históricas de ‘amistad’ y discursos y conclusiones de cumbres iberoamericanas para recordarle al indígena Morales Ayma que los sospechosos son los que le sirven el café en el aeropuerto de Viena.