Opinión

Antiguo ‘rueiro’ por la Compostela histórica

Antiguo ‘rueiro’ por la Compostela histórica

Al lado de la iglesia de Santo Agostiño, en Santiago de Compostela, se encuentra el Mercado de Abastos, de enorme colorido y tipismo, que es agradable de visitar, y más cuando se trata de un jueves o un sábado. Pues, en efecto, ‘os labregos’ de los alrededores de la urbe vienen a vender los productos de la tierra que ellos mismos cultivan y elaboran. Ya además, se vende pescado bien fresco, así como estupendas carnes y frutas. Si continuamos hacia delante unos pasitos más, nos hallamos ante la maravilla de la iglesia de San Fiz de Solovio. De bellísima portada románica –durante los días y noches del Alto Medievo-, nos está indicando aquel lugar donde vivía el eremita que hizo posible el ‘descubrimiento’ de la tumba del Apóstol Santiago, el hijo del Zebedeo, la voz preclara del Hijo del Trueno. Enfrente, se yergue el edificio de la antigua ‘Universidad Literaria’, en la actualidad Facultad de Geografía e Historia.

Rodeando esta esplendorosa arquitectura, impregnada de signos de la Orden Jesuítica, desembocamos en la placita de Mazarelos, donde podemos apreciar la única puerta conservada de la vieja Muralla, por la que entraba el vino a la población. La cruzamos y nos dirigimos –por ‘Patio de Madres’ y ‘Castrón S’Ouro’– al tradicional barrio del Sar, a fin de visitar la célebre Colegiata de Santa María del Sar: iglesia de estilo Románico con un claustro del siglo XIII. Adentro, nos sorprenden los muros y pilares plenamente inclinados que sostienen las naves, reforzados en el exterior por recios contrafuertes. Regresamos siguiendo las calles ‘Camiño de Ameixaga’ y ‘Andújar’, abriéndosenos de par en par singulares panorámicas de la Compostela histórica. Y pronto alcanzamos el convento de Belvís, de estilo barroco, al igual que el parque del mismo nombre: un gran espacio que nos sitúa al pie del ‘casco histórico’ del mundo noble, circundado incluso por humildes huertas cultivadas.

Luego tomamos el ‘callejón de A Tafona’ que nos deja en la calle ‘Virxe da Cerca’, muy cercana a la ‘Porta do Camiño’, por donde entraban los peregrinos que arribaban por el clásico Camino Francés, el cual proseguía ‘intramuros’ a través de la ‘Rúa das Casas Reais’. Tal calificativo lo adquirió por haber pasado una noche en una de sus viviendas Juana, la Loca, y Felipe, el Hermoso, en 1512. Sobresalen aquí la iglesia neoclásica ‘As Ánimas’ y el ‘Pazo de Fondevila’, también del siglo XVIII. Al instante, desembocamos en la plaza de Cervantes, en la que nos saludan la iglesia neoclásica de San Bieito y dos ‘pazos’ barrocos, uno de los cuales antaño fue la sede del ‘Concello’ de Santiago de Compostela. Enfilamos el ‘callejón de Jerusalén’ y en seguida salimos a la plaza de San Martiño Pinario. En ella se alza la majestuosa fachada renacentista del convento que le otorga su nombre, a los pies de la cual admiramos una artística escalera de estilo Barroco de doble entrada.

He aquí cómo ahora seguimos por la ‘Rúa da Moeda Vella’ para alcanzar la ‘Praza da Inmaculada’, donde contemplamos la fachada principal del Convento, que tiene el privilegio de ser, dimensionalmente, el más grande de Galicia, así como la fachda norte de la Catedral, que corresponde al estilo neoclásico. Nos dirigimos ahora a la ‘Praza de Quintana’, donde se descubre la ‘Porta Santa’ de las seculares peregrinaciones a Compostela. En su escalinata nos sentamos a descansar, a meditar, en silencio y a percibir las voces, las ricas, los cánticos infantiles.