Opinión

El pintor ferrolano Fernando Álvarez de Sotomayor

“Conviene que sepas, oh amigo Isaac, que otro egregio hijo de Ferrol fue el artista Don Fernando Álvarez de Sotomayor –me escribe mi admirada amiga Doña Francisca Díaz Rojo de Lamas desde su finca ‘Abresa’ de A Robaleira, en las ferrolanas tierras costeras de Valdoviño, provincia de A Coruña–. Esta singular figura del Arte gallego nació el 25 de noviembre de 1875 en una de las casas de la calle Real.
El pintor ferrolano Fernando Álvarez de Sotomayor
“Conviene que sepas, oh amigo Isaac, que otro egregio hijo de Ferrol fue el artista Don Fernando Álvarez de Sotomayor –me escribe mi admirada amiga Doña Francisca Díaz Rojo de Lamas desde su finca ‘Abresa’ de A Robaleira, en las ferrolanas tierras costeras de Valdoviño, provincia de A Coruña–. Esta singular figura del Arte gallego nació el 25 de noviembre de 1875 en una de las casas de la calle Real. Su padre, quien fue compañero de Casto Méndez Núñez durante la expedición al Pacífico, muere cuando él es todavía niño, y su madre, entonces, debe hacer frente a las privaciones del hogar. Francisco Álvarez de Sotomayor desde bien temprano se entrega a la pintura, mientras estudia el bachillerato en un colegio de El Escorial, en Madrid; luego realiza varios cursos de Filosofía y Letras”.
Nos encontramos en 1899, época en que recibe una pensión para estudiar en Roma. Luego amplía sus conocimientos pictóricos en Francia y Países Bajos. Tras retornar a Madrid en 1904, logra la primera medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes. Con posterioridad obtiene otros laureles artísticos como el primer premio en la Exposición Internacional de Barcelona o la medalla de oro de la Exposición Internacional de Munich. Regresa a Galicia donde halla una renovada visión poética dentro de su expresión merced a sus tipos populares, vestidos y paisajes entrañables. Ya en 1907, emprende viaje a Santiago de Chile en concepto de catedrático y, tiempo después, como director de la Escuela de Bellas Artes, y entre los pintores de este país sudamericano deja una indeleble influencia técnica, antes de su vuelta definitiva a España en 1915.
Pronto alcanza fama y fortuna en calidad de pintor de Corte de Alfonso XIII, al igual que como retratista de la denominada ‘alta sociedad’ de principios del siglo XX. En 1922 se hace cargo de la dirección del Museo del Prado madrileño hasta su renuncia con la proclamación de la Segunda República española. Rematada la Guerra Civil, acontecida entre 1926 y 1939, se encarga del traslado a España del tesoro artístico que el gobierno de la Repúblia enviara a Ginebra en cuanto tuvo lugar el levantamiento militar, para más tarde reintegrarse al timón de la vasta y valiosa Pinacoteca Nacional. Convendría recordar que en 1938 fue designado alcalde de A Coruña y, más adelante, procurador en las Cortes españolas.
Fernando Álvarez de Sotomayor fue académico de número de la Real Academia de San Fernando de Madrid, siendo director de la misma desde 1953. Reconociéndosele la alta significación de su obra, le fue otorgada la Cruz de Alfonso XII, la Orden del Mérito de Chile y la Legión de Honor de Francia. Fue asimismo miembro de la Unesco.
Habremos de resaltar sus siempre cordiales vinculaciones con su ciudad natal. En 1942 la Corporación Municipal le concede la Medalla de Plata. Y también participa en todas las Exposiciones colectivas a las cuales es invitado, así como en concepto de miembro de jurados artísticos. Coincidiendo con la inauguración del nuevo ayuntamiento en 1953, tiene lugar una exposición individual de su obra pictórica. Y en esta oportunidad, su óleo titulado ‘Las Brañas’ constituirá el obsequio del eximio artista a su amado terruño de Ferrol. Las dependencias municipales asimismo albergan su célebre lienzo que lleva por título ‘Tres aldeanas’. Una de sus calles con honra exhibe su nombre.