Opinión

‘A Nosa Señora de Guadalupe’ y la ‘Rianxeira’

Rianxo, la villa marinera donde nacieron eximias figuras como el trovador Paio Gómez Chariño, el almirante “que ganó Sevilla siendo de moros” en el Medioevo, el artista y pensador Castelao y el poeta vanguardista Manuel Antonio.
‘A Nosa Señora de Guadalupe’ y la ‘Rianxeira’
Rianxo, la villa marinera donde nacieron eximias figuras como el trovador Paio Gómez Chariño, el almirante “que ganó Sevilla siendo de moros” en el Medioevo, el artista y pensador Castelao y el poeta vanguardista Manuel Antonio. Población situada en la parte norte de la ría de Arousa en la que nos extasiamos ante el estremecedor crepúsculo, en Rianxo podemos asistir a la memorable romería en torno a la ‘Virxe de Guadalupe’: nueva devoción en Galicia que fue trasladada desde las hermosas tierras de Extremadura. Hallamos registrada su génesis en un breve folleto que asimismo contiene la fiel novena de su advocación: “Novena de Nuestra Señora de Guadalupe que se venera en la Provincia de Extremadura, en el celebérrimo Santuario y Real Monasterio de su Advocación, del Orden de S. Gerónimo; y una perfecta Copia suya en la villa de Rianjo, Arzobispado de Santiago, Patria del Religioso Artífice, que la hizo, condujo, y colocó año 1773. Con una breve noticia de la Primitiva Imagen, y de algunas Copias suyas más famosas: Por un Capellán de la Soberana Virgen. En Santiago: en la Imprenta de Sebastián Montero y Frayz: Año 1778”.
Henos ante una imagen de cartón endurecido, elaborada por un monje nacido en el propio Rianxo, perteneciente a la Orden de los Jerónimos, quien profesaba en el monasterio de Extremadura. El día del apóstol San Pedro de 1773 colocó su obra en la ermita de ‘San Xosé da Floresta’: “sitio cercano de la Villa”, leemos, “y que por ser algo elevado, domina una concha de mar que baña sus plantas”. Pronto llega el nuevo Arzobispo Don Francisco Alejandro Bocanegra y Xibaja, que dio el permiso de su instalación y otorgó muchas indulgencias. Merced a una gracia especial, se dirigió a Rianxo el 1º de agosto de 1774, celebrando la misa en la capilla de la Virgen y expresando después la satisfacción de que hubiese surgido aquí esta antigua devoción. “La confesión de muchos que, invocándola en sus necesidades”, leemos en el mentado folleto, “afirman experimentar su maternal clemencia; y finalmente los gritos y furias con que el Maligno Espíritu manifiesta su desagrado por la lengua de los energúmenos”.
Cuando la época de la invasión napoleónica de los franceses a principios del siglo XIX, tuvieron lugar tropelías y abusos hasta el extremo de que la capilla quedó en ruinas y rodeada de matorrales. La imagen de la Virgen, no obstante, se mantuvo intacta. El sacerdote que la encontró la condujo hasta la ermita que en la actualidad existe. Capilla que, por cierto, tuviera otro título, como así consta en la visita del Cardenal Hoyo: “Otra muy buena que se llama Nuestra Señora de la Cruz que hizo el capitán Bastón”. De modesta construcción, la capilla nos muestra una fachada barroca, con adornos en las jambas y en las dovelas que forman “a lumieira”. Vemos un friso con angelotes y un frontón con el nicho, rematado en concha, en el cual está una pequeña imagen de ‘A Virxe de Guadalupe’, custodiada por angelotes, y en el muro dos escudos con las armas de los Bastón y Ponte, apellido bien gallego, “que revive na lembranza”, leemos, “que provoca a cabeza de lobo colocada por riba da construcción epónima”, que también reproduce en su estudio Romarías e Santuarios el insigne etnógrafo e historiador Antón Fraguas.
Procesión marinera con todas las barcas de la ría que escoltan a la Virgen hasta ‘O Chao’ y ‘Cabo da Cruz’. ¿Quién no rememora la afamada ‘Rianxeira’ del ‘Cantigueiro Popular’, armonizada en Buenos Aires por el maestro Romero?