Opinión

‘Lucus Augusti’ y su patrón San Froilán

“Ama os robustos carballos/ e os seculares cruceiros”, escribió el poeta lucense Noriega Varela en su recordado libro Do Ermo. Estamos en Lugo, “donde termina la Terrachá”, que dijera Álvaro Cunqueiro, nuestro gran escritor mindoniense, en su visión literaria sobre la provincia luguesa. Añorado ‘Camiño de Santiago’ en las tierras de Portomarín y O Cebreiro.
‘Lucus Augusti’ y su patrón San Froilán
“Ama os robustos carballos/ e os seculares cruceiros”, escribió el poeta lucense Noriega Varela en su recordado libro Do Ermo. Estamos en Lugo, “donde termina la Terrachá”, que dijera Álvaro Cunqueiro, nuestro gran escritor mindoniense, en su visión literaria sobre la provincia luguesa. Añorado ‘Camiño de Santiago’ en las tierras de Portomarín y O Cebreiro. Evocadoras ‘corredoiras’, testimoniales “huellas” de zuecos o carros de vacas. Gélidas montañas de niebla y lobo y granito en las cumbres de Os Ancares y O Cuadramón. Encrespado mar y someras rías: el lago abierto de Ribadeo y el fiordo más al sur de San Cibrán, inmarcesibles aguas de Viveiro y O Barqueiro. Innumerables ríos, bulliciosas y salutíferas termas. ¡Oh vetustos castillos y nobilísimas casas de ilustres nombres: Monforte, de los Castro; Villalba, de los Andrade; Castroverde, de los Altamira, o Pambre, la única contra la cual no obtuvo victoria el ardor de la lucha de “Os Irmandiños”!
Mas, ¿quién podría olvidar aquellas palabras del escritor y Canciller López de Ayala, cuando comentaba las guerras entre Don Pedro el Justiciero, y Don Enrique de Trastámara? “Lugo es la ciudad más fuerte de todas las que hay en el Reino de Galicia”, dejó escrito. Y “toda la lealtad de España” recordaba la inscripción de uno de los gallegos en su tumba. ¡Ah los castillos que más tarde se transforman en “pazos”! El de Sistallo, algunos en Castroverde así como en Antas de Ulla. ¡Romanas murallas de la ciudad de Lugo que superan la frontera bimilenaria, espléndidamente restauradas e iluminadas!
Entre el rocío de la mañana y la densa niebla flota la gran nave de piedra de la Catedral de Lugo, donde perpetuamente se expone el Santísimo Sacramento del Altar: el ‘mysterium Fidei’, el símbolo de la fe de la Galicia cristiana. He ahí los ‘Ojos Grandes’, dulcísimos y compasivos, de la Virgen, junto a los ángeles, en su antigua y venerada Capilla. ¿Por qué no rememorar asimismo las añoradas y aún vivas ‘romerías’ o ‘romaxes’ como la de Os Milagros, por entre las admirables ‘carballeiras’ de Saavedra? ¿Y las ‘feiras’ de Lugo, como las de San Froilán o las de San Lucas? Entrevemos, a través de la nieve de noviembre, las viviendas o ‘pallozas’ en las agrestes tierras de O Courel. El río Miño fluye hacia los espejos arborescentes y las coronas de nimbos enamorados de los peces saltarines arriba de las ondas.
¡Oh puertas de la muralla de Lugo, entre las que contemplamos ‘A Porta do Carme’ o ‘Miñá’, la mejor conservada de todo el recinto! Henos ante la fachada neoclásica (1763-1772) de la sagrada Catedral lucense. Claustro del arquitecto gallego Fernando de las Casas. Seductora ‘Plaza do Campo’, con sus soportales y su cantarina fuente pétrea. Arte de Cornelis de Holanda en el retablo para el ostensorio de la Eucaristía y el antiguo retablo mayor de la Catedral. El divino San Froilán, patrono de la ciudad y de Moure. Nos acercamos al Convento de San Francisco y al Museo Provincial. “San Francisco”, la insigne escultura, obra de Francisco Asorey, datada en 1926, al igual que la ‘Ofrenda a San Ramón’, la talla de 1923 del gran artista gallego. Y en la ‘Plaza Mayor’, el Ayuntamiento, edificio del siglo XVIII. La calle de la Cruz, la Plaza de Santo Domingo, la calle de la Reina… Y el alegre Parque de Rosalía de Castro, soberano mirador en las terrazas hacia la tranquilidad de las orillas del Miño.