Opinión

Filo de navaja

La pregunta viene dubitativa, quizás en el instante mismo en que el ‘Homo erectus’ comenzó a enterrar a sus muertos en un hoyo en la tierra y lo cubrió de ramas, raíces y frutos secos: ¿Hay un Dios?A partir de esa exhalación, el árbol genealógico de la fe venida del miedo, inundaron el alma o lo que ella fuera en ese despertar de la alborada de los incipientes primates humanoides, hasta subir la escala del coeficiente
La pregunta viene dubitativa, quizás en el instante mismo en que el ‘Homo erectus’ comenzó a enterrar a sus muertos en un hoyo en la tierra y lo cubrió de ramas, raíces y frutos secos: ¿Hay un Dios?
A partir de esa exhalación, el árbol genealógico de la fe venida del miedo, inundaron el alma o lo que ella fuera en ese despertar de la alborada de los incipientes primates humanoides, hasta subir la escala del coeficiente intelectual, ayudándonos a conocernos un poco a nosotros mismos.
Desfilaron sobre la tierra madre millones de siglos, muchísimos. Sobrevivir fue un milagro, y si bien hoy también lo es, los adelantos de la ciencia han ido elevando dos conceptos transcendentales la supervivencia: el bien y el mal fundados en el libre albedrío.
Este fin de semana una noticia pavorosa nos llega de África, y en ella se habla nuevamente del algo que ya se creía extinguiéndose paulatinamente: la circuncisión femenina.
La amputación de las partes íntimas de las jovencitas hembras, la mayoría púberes, se sigue ejecutando en Egipto, Arabia Saudí, Yemen, Irak, Bangladesh, Libia, Túnez, Mali, Chad, Senegal, Gambia, Níger, Sudán, Azerbaiyán y todo África Oriental.
Tal barbarie espeluznante no descansa y está dispuesta a poner en práctica, las veces que necesario sea –aún a sangre y fuego–, la jurisprudencia islámica con sus castigos venidos de la noche más negra del oscurantismo religioso.
La ablación femenina es considerada práctica higiénica, pero la verdad es muy otra: es la “solución” encaminada a eliminar el placer sexual de la mujer, mientras entraña un gravísimo riesgo en la vida de la joven a quien se le practica.
Cada año en las naciones islámicas más de 20.000 féminas mueren a cuenta de esa navaja afilada. Amnistía Internacional intentar erradicar la brutal práctica, pero se enfrentan con el fanatismo de grupos apoyados en ‘La Shari’ o ley coránica.
Ya hace unos años –con muy poco resultado– la Universidad Islámica Al Azhar de El Cairo (Egipto), la más significativa del mundo árabe y encargada de emitir las “fatuas” o edictos religiosos, se había pronunciado contraria a esas irracionales costumbres, advirtiendo que la circuncisión no puede considerarse una obligación islámica.
Si bien la ancestral malaya acción no figura en El Corán, los más radicales aseguran que forma parte de la enseñanza del profeta Mahoma, siendo causa de que la ablación clitoridiana se imponga con fuerza, no solamente en las naciones mahometanas, sino en los guetos de los árabes establecidos en los países occidentales.