Opinión

Las cajas rotas

Veamos un caso de ámbito local para comprender lo universal. La ciudad en la que vivo, Vigo, se va a convertir en una de las urbes europeas más devastadas por la crisis: la industria, en una ciudad que no tiene otras fuentes de riqueza, se desmorona en todos los frentes, el stock de viviendas se ha disparado y el aparato financiero gallego (Caixanova en el sur y Caixanova en el norte) desaparece por la corrupción de sus dirigentes y por la orden de extinguirlo firmada por
Veamos un caso de ámbito local para comprender lo universal. La ciudad en la que vivo, Vigo, se va a convertir en una de las urbes europeas más devastadas por la crisis: la industria, en una ciudad que no tiene otras fuentes de riqueza, se desmorona en todos los frentes, el stock de viviendas se ha disparado y el aparato financiero gallego (Caixanova en el sur y Caixanova en el norte) desaparece por la corrupción de sus dirigentes y por la orden de extinguirlo firmada por los sucesivos gobiernos de España que sólo sirven a los bancos. Los medios de Madrid se han apurado a denunciar las pensiones que se han regalado a sí mismos los directivos de ambas cajas tras el proceso de fusión gallega. Mientras decenas de miles de gallegos se quedaban sin empleo y las cajas se hacían cada vez más pobres por la nefasta gestión de las mismas, sus empleados de alto nivel se preparaban un botín de varios millones de euros. Lo que sorprenderá a los lectores de fuera de Galicia es que los grandes periódicos locales se han limitado a denunciar las miserias de la caja donde no tienen la rotativa: el diario del norte denuncia la corrupción del sur y la del sur dice que la del norte era un asco. En Vigo, el principal diario disculpa a los sinvergüenzas que saquearon nuestra caja de ahorros por no dar argumentos a los del norte, como si fuera un problema territorial. ¿Qué se ha conseguido con esto? Que desaparezca el verdadero debate: el de los ricos apalizando a los pobres, sean coruñeses o vigueses. Por eso nunca habrá revolución.