Opinión

Andrés Antero Lamas, el asombroso “operario” de Ferrol

Uno de los más descollantes hijos de Ferrol fue Andrés Antero Lamas, quien naciera en la capital departamental el 27 de mayo de 1774. Aquel que, una vez transcurridos los años, se convertiría en un inolvidable “operario” de la “excelente maestranza” de los Reales Arsenales.
Andrés Antero Lamas, el asombroso “operario” de Ferrol
Uno de los más descollantes hijos de Ferrol fue Andrés Antero Lamas, quien naciera en la capital departamental el 27 de mayo de 1774. Aquel que, una vez transcurridos los años, se convertiría en un inolvidable “operario” de la “excelente maestranza” de los Reales Arsenales. “A los veinte años ingresó en el astillero como aprendiz de zarrallería –me recuerda Doña Francisca Díaz Rojo de Lamas, también ferrolana de pro y fiel a la memoria de sus históricos vecinos, desde su residencia de ‘Abresa’ en los seductores parajes de Valdoviño, rías altas de la vetusta ‘Gallaecia’–. En 1796 participó en gran medida en la construcción y montaje de las máquinas de la casa de bombas de vapor para achicar los diques, en las de contra-incendios en los buques. Labores que entrañaban enorme dificultad, dado que el Arsenal de Ferrol era el primer establecimiento oficial de Europa en utilizar la fuerza motriz del vapor. Cuando ya ejerce como ‘maestro de bombas’, dispone en perfeccionamiento tales máquinas, a la vista de aquellos sorprendidos y entusiastas técnicos nacionales y extranjeros”.
Nos hallamos en 1804, cuando Antero Lamas es director de las llaves de cañones de Artillería; tiempo después, se encontrará al frente de la fábrica de fusiles del Arsenal. Paradigma de formación y pragmatismo, adopta varios molinos de la zona para, con ellos, tornear cañones que dieran un espléndido rendimiento. Otros directores, en cambio, construirían intrincados mecanismos de hipotética rentabilidad. Por otra parte, él inventa las “llaves de pistón” para la artillería del mar.
Merced a su agudeza e ingenio, junto con sus sólidos conocimientos, consigue en 1811 la graduación de ingeniero extraordinario de la Real Armada. Al cabo de dos años es encargado, hasta 1816, de la fábrica de moneda de vellón de la cercana Jubia o ‘Xubia’. Repara la instalación industrial a la vez que inventa un complejo sistema de máquinas y de procesos de cuñaje, de modo que en tres años hizo crecer la producción de medio millón de reales a millón y medio. Nuevamente en 1820 dirige la fábrica de moneda de cobre, al igual que los talleres de herrería, cerrajería, fundición y reverbero. Su destreza alcanza tan alto grado que logra construir relojes de campana: los de la fábrica de Jubia, los de las catedrales de Lugo y Santiago de Compostela, los de los monasterios de Sobrado de los Monjes y Celanova. Y también los de las iglesias de Betanzos y San Julián de Ferrol. Igualmente fabrica electrófogos, instala pararrayos, crea quinqués de suprema elegancia y, además, con formidable ahorro de aceite. Sin olvidarnos de aquellas mesas de música de impoluta acústica, habida cuenta, para mayor asombro, que ignoraba los signos musicales.
El ferrolano Andrés Antero Lamas sin duda hubiera sido un digno personaje literario de Don Pío Baroja para sus narraciones en torno a las “industrias” y “mixtificaciones” del gran Silvestre Paradox o Paradox, rey. Su inventiva lo condujo a crear una especia de “autómata” que graciosamente recorría las “rúas” de la urbe ferrolana, maravillando a propios y ajenos. En 1833 se ocupa de la dirección de las obras de la Fuente de Churruca. “Falleció en su Ferrol el 25 de mayo de 1884. Con límpida caligrafía firmaba ‘Antero. Ferrol’ sus admiradas obras. En el barrio de Esteiro nos muestra una calle con su nombre; su apellido figuraba en la popa de un remolcador”, me comenta la gentil Doña Francisca.