Ramón Nieto De Lavadores a Iquique

Los hermanos Nieto Otero eligieron Chile como tierra de futuro. Ramón Nieto fijó su residencia en Valparaíso, una ciudad que le recordó mucho a su querida Vigo. Quería triunfar para volver cuanto antes a Lavadores
Ramón Nieto De Lavadores a Iquique
Vista del edificio de las escuela construida por Ramón Nieto.

Remigio Ramón Nieto Otero nació en el antiguo municipio de Lavadores el 1 de octubre de 1856. Fueron sus padres Ramón Nieto Castro y Tomasa Otero Lago. La familia Nieto Otero se dedicaba a los trabajos del campo, cultivaban maíz, alguna que otra verdura y, como era común, tenían un par de vacas, algunos cerdos y varias gallinas. Con esa producción agrícola mantenían las necesidades de una familia que contaba con dos hijos. Cuando la cosecha era buena o les sobraban quesos, leche, chorizos o vino realizado por ellos mismos, los llevaban a vender a Vigo. A pesar del carácter labriego de los padres de Ramón, éstos eran gente con cierta formación básica. Los Nieto Otero eran más bien una familia sin grandes apremios económicos.
Lavadores era un municipio que, por su acercamiento geográfico al puerto de Vigo, se fundía con la ciudad olívica. Vigo comenzó a tener  un gran crecimiento a finales del siglo pasado y pasó de ser una villa marinera a un gran puerto que trasladaba miles de emigrantes hacia a América.
La inmigración a Chile fue en su mayoría española, con un 10% de originarios de Galicia. Entre los emigrantes gallegos radicados en Chile es curioso señalar que muchos de ellos son originarios de Chaguazoso, Ribadavia y La Peroja, según la historiadora chilena Carmen Norambuena Carrasco.
El Gobierno de Chile realizó una campaña en Galicia de captación de emigrantes entre 1884 y 1910. A pesar de todo, Chile no sería el destino elegido por la mayoría de nuestros paisanos que preferían Buenos Aires, Montevideo o La Habana. La situación geográfica de este país, el largo recorrido en barco y el precio del mismo eran motivos importantes para que nuestros paisanos eligiesen países más cercanos. Sin embargo los hermanos Nieto Otero se deciden por escoger el camino del país andino. Ya otros gallegos lo hicieran anteriormente, comenzando por el ilustre navegante y poblador Pedro Sarmiento de Gamboa en el siglo XVI.
La llegada de emigrantes gallegos no sólo provenía directamente desde Galicia, una parte considerable había realizado intentos anteriores en Argentina, pasando por la provincia de Mendoza y otros provenían de Brasil.
Después de casi un mes de navegación, entre mares furiosos, siguiendo los lugares descubiertos por Gamboa y recorriendo la hermosa costa chilena, Ramón Nieto llegó al Puerto de Valparaíso, donde fijó su residencia.
Según consta en el Consulado Español de Valparaíso, Ramón tenía el certificado consular número 256, lo que indica la escasa presencia de la emigración española por aquellos años.
Qué casualidad, pensaría Ramón. Valparaíso era muy parecida a Vigo. Su paisaje marino, su arquitectura, sus costas. Ramón se encontraba como en casa, pero tenía que hacer lo imposible por triunfar. Algún día conseguiré el dinero necesario para volver a Lavadores –se decía para adentro– mientras contemplaba el inmenso Océano Pacífico. En su mente juvenil estaba el recuerdo de sus amigos pero también estaba la tristeza de saber que en su pueblo los niños carecían de escuelas. Galicia estaba atrasada porque necesitaba educación, era su pensamiento constante. Cuando por las tardes, después de una larga jornada de trabajo, Ramón se sentaba a contemplar las altas montañas de la Cordillera de los Andes, se comprometía una y otra vez para adentro: tengo que triunfar, tengo que hacer una fortuna para poder ayudar a los míos, a los que más lo necesitan. Con este pensamiento y con esta filosofía encaró su nueva vida, que al poco tiempo le fue dando unos excelentes resultados.
Ramón, quien tenía un porte elegante y modales finos para aquellos tiempos, conoce a María de la Vega con quien se casa. Los que los conocieron señalan que María era de una familia adinerada y bien relacionada de la burguesía chilena.
Chile era un país que por aquellos años estaba interesado en explotar sus riquezas agrícolas e industriales. Y al mismo tiempo estaba interesado en ocupar poblacionalmente algunas zonas por motivos geopolíticos, como eran el norte, el centro y el sur del país.
A lo largo y ancho de Galicia las empresas de navegación o los países interesados desarrollan activas campañas de reclutamiento de jóvenes trabajadores deseosos de comenzar una vida más digna.
A finales del siglo XIX, los países americanos se afianzaron en distintas fábricas e industrias, especialmente en los sectores de navieras, hostelería, panificadora, tabaco, sastrería, catres, confites, sombrería, jabón, calzado, molinos, tubos, baldosas, muebles, farmacia y librería.
Sin embargo sería en la industria del salitre donde un grupo de gallegos llegarían a ser dueños de grandes compañías. Con vistas a esa rama industrial se orientó el emprendedor Ramón Nieto lo que lo trasladó a Iquique, la zona norte de Chile, donde existían las grandes explotaciones de salitreras.
Los obreros chilenos, al igual que los labriegos y artesanos de los cuales provenían, eran objeto de la más brutal explotación, materializada en condiciones de vida infrahumanas, como las jornadas de trabajo diarias que oscilan entre dieciscéis y dieciocho horas; la ausencia del descanso dominical; los salarios de hambre pagados en vales o fichas que sólo servían en las tiendas, donde era forzoso comprar mercancías a un alto precio; la alimentación deficiente, el vestuario inadecuado, etc.
La explotación de los obreros salitreros resultaba mucho más despiadada, pues eran explotados simultaneamente por los inversionistas ingleses, los norteamericanos y la oligarquía nativa.
Ramón, aunque a sabiendas de la existencia de estas duras condiciones laborales, se trasladó al desértico norte. Su objetivo era trabajar una temporada, mirar cómo era el negocio de la sal y después intentar ponerse por su cuenta. Así fue como, poco a poco, se fue metiendo en el mundo del salitre, primero abriendo, en 1914, una oficina de explotación y comercialización de la sal, para luego llegar a ser dueño de una de las más grandes compañías salitreras de este país. Es curioso señalar que Ramón Nieto Otero funda la Compañía Galicia, poniéndole como nombre a sus establecimientos ‘Vigo’, ‘A Coruña’ y ‘Pontevedra’. La riqueza alcanzada con el salitre fue tan enorme que al poco tiempo con otros paisanos funda el Banco Español y dos compañías de seguros, ‘La Española’ y la ‘Nova España’. Más tarde diversificará sus empresas dedicándose a la industria del hilo. La proyección empresarial de Nieto lo llevará a ser nombrado asesor del presidente de la República de Chile.
Cuando Nieto logra consolidar su riqueza económica piensa que llegó el momento de cumplir con su promesa juvenil. Por aquellos años nuestros emigrantes, influenciados por los ideales del librepensamiento y de los racionalistas, piensan que la mejor forma de solucionar los problemas sociales es con la educación.
Por aquellos años la relación con su mujer comienza a deteriorarse. Las ideas utópicas de Ramón eran incompatibles con las ideas más conservadoras de su mujer. María no entendía la obsesión de Ramón por dedicar parte de su tiempo y de su fortuna a la construcción de las Escuelas Nieto.
El 1 de enero de 1900, a los 44 años de edad, Ramón Nieto crea la primera escuela ubicada en el barrio de Barreiro, siendo su primer director Severino Cobas. Más de sesenta niños cobijaba esta primera escuela que durante cien años educó a varias generaciones de niños de Lavadores.
El 16 de mayo de 1914, la corporación municipal del municipio de Lavadores reconoce la labor de Ramón Nieto Otero, y acuerda por unanimidad nombrarlo hijo predilecto de Lavadores, ordenando que cuando los recursos del municipio lo permitan se adquiera su retrato y se coloque en el Salón de la Casa Consistorial.
Es así que dona 40 millones de pesetas –que para aquellos años era una inmensa fortuna– y en los terrenos familiares comienzan las obras para la construcción de las Escuelas Nieto. La idea de Ramón Nieto no era sólo que los niños aprendieran a leer y escribir, él creía que también había que enseñarles una profesión, y hacia una educación politécnica orientó el proyecto pedagógico. En 1917 se terminó de construir la escuela principal ubicada en la zona conocida como el Seixo, sobre la avenida que en la actualidad lleva su nombre.
Con la presencia del fundador de la escuela y con los miembros del Patronato creado para dirigir la escuela se realizó un emotivo acto con la presencia de alumnos, padres, profesores y autoridades locales.
Honorato Fernández Míguez, en nombre de la corporación municipal, pide en 1926, al presidente del Consejo de Ministros se le conceda a Ramón Nieto la Gran Cruz al propulsor de la cultura del pueblo de Lavadores.
A los pocos años de cumplir con su promesa y su sueño, Ramón Nieto fallecía a los 72 años en Viña del Mar, el 25 de julio de 1928.

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