Natural de Caracas, estudia un máster en Investigación Química en A Coruña

María Isabel González: “Me gustaría trabajar en mi área de especialización, y en Galicia, mejor que en ningún otro lugar”

Natural de Caracas, aunque descendiente de lucense, María Isabel González disfruta de una beca BEME de la Xunta en la Universidad de A Coruña, donde cursa Investigación Química y Química Industrial. Finalizado el periodo de formación y las prácticas, le gustaría trabajar en Galicia, “mejor que en ningún otro lugar”, porque retornar a Venezuela no es su idea. “Creo que en mucho tiempo, no”, asegura.

María Isabel González: “Me gustaría trabajar en mi área de especialización, y en Galicia, mejor que en ningún otro lugar”
María Isabel González
María Isabel González.

La situación en Venezuela impulsa a buena parte de la población a abrirse camino fuera de un país en el que razones políticas y económicas abocan a casi nueve de cada diez ciudadanos a vivir bajo el umbral de la pobreza. Las cifras de la OEA (Organización de los Estados Americanos) hablan de al menos 3,4 millones de venezolanos que habrían huido a Latinoamérica y el Caribe hasta 2018, y a finales de 2020, se prevé que la cifra en esa área geográfica se incremente hasta superar los 8,2 millones. 

En España, hasta mediados del año pasado, se contabilizaron más de 350.000 empadronados de Venezuela, ansiosos muchos de ellos por hallar fuera de su país la estabilidad económica, familiar y personal que les niega el régimen de Maduro. Miles de jóvenes figuran en la lista, algunos de los cuales, con estudios superiores, han encontrado en la iniciativa de becas de la Xunta de Galicia para colaborar con la colectividad en el exterior una oportunidad única para abandonar el país bolivariano en momentos tan delicados, al tiempo que les permite mejorar su formación y explorar otros horizontes en el viejo continente.

Al igual que los beneficiarios de esta iniciativa en cursos anteriores, María Isabel González es buen ejemplo de ello. Nacida en Venezuela, aunque de padre lucense, se licenció en Química en Caracas, capital que abandonó hace siete meses para comenzar a cursar un máster de Investigación Química y Química Industrial en A Coruña. Fue gracias a las becas que hace tres años puso en marcha la Xunta para atraer a la comunidad autónoma a jóvenes con talento descendientes de emigrantes gallegos y también para aquellos que abandonaron el país durante la última crisis económica que se vivió en España que María Isabel pudo encontrar una válvula de escape a su situación personal.

Llegó a Galicia con su esposo y de momento no piensa en retornar. “¿El retorno a Venezuela?, no, por el momento, no; creo que, en mucho tiempo, no”, afirma, muy segura de sí misma.

Su idea, una vez finalizado el periodo de formación y las prácticas –que desarrollará en la cervecera Estrella de Galicia–, se centra en quedarse a trabajar en Galicia,” en mi área de especialización, porque para eso estoy haciendo el máster”, dice. Y “en Galicia, mejor que en cualquier otro lugar, sin duda”, confirma esta joven caraqueña, dispuesta a traer a la comunidad autónoma a su familia en Venezuela, porque “no hay nada como estar aquí”, asegura. Sobre todo, para que vivan la experiencia con ella, porque se está adaptando “bastante bien” a Galicia, que “es otro mundo, pero bien”, confirma.

La iniciativa de becas de la Xunta, que se desarrolla a través de la Secretaría Xeral de Emigración, la califica de “excelente”, porque “se le está dando una oportunidad a los jóvenes que no podemos cursar en nuestro país, porque es muy costoso o por otras razones, de evolucionar a otras tierras, a otros sitios, y de conocer las culturas de nuestros abuelos o de nuestros padres”. En su caso, le hubiese gustado poder realizar el máster en Lugo, de donde era natural su progenitor, “pero, bueno, estoy en tierras gallegas igualmente”, se consuela, ante la idea de que la especialidad elegida se imparta en A Coruña y no en el campus de Lugo.

María Isabel quiere aprovechar al máximo este periodo de formación en Galicia y disfrutar de lo que fueron sus orígenes, y trasladarlo también al resto de beneficiarios, porque “todos somos retornados”, “todos, a través de nuestros abuelos o nuestros padres, vivimos aquí en algún momento”, señala, y concluye: “¡Qué bonito volverse a encontrar con la tierra!”.