“Conocí a artistas como Tina Turner o Laura Pausini, y corredores de fórmula 1”

José Blanco Allo, la historia de un emigrante aventurero marcada por Eros Ramazzotti, los eólicos y ‘My Way’

José Blanco Allo nació en el maravilloso entorno de Cabana de Bergantiños, concretamente en la aldea de Neaño, rodeado de una gran tradición popular y musical, tanto así, que la gaita gallega se convirtió en una inseparable y fiel compañera. Con tan solo 15 años, emprendió su viaje a Ginebra. Esta primera aventura como emigrante duraría poco, pero emprendería nuevas experiencias en otros países.
José Blanco Allo, la historia de un emigrante aventurero marcada por Eros Ramazzotti, los eólicos y ‘My Way’
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José Blanco impartió clases en el centro gallego Rosalía de Castro de Berna.

José Blanco Allo nació en el maravilloso entorno de Cabana de Bergantiños, concretamente en la aldea de Neaño, rodeado de una gran tradición popular y musical, tanto así, que la gaita gallega se convirtió en una inseparable y fiel compañera. Con tan solo 15 años, y quince días antes de la celebración de la conocida fiesta patronal de Sanfíns del Castro, emprendió su viaje a Ginebra. Esta primera aventura como emigrante duraría poco, pues las ganas de disfrutar de este evento hicieron que su tío los acercara a él y a su hermano Pedro desde Ginebra a Barcelona en coche y, desde allí, finalizar toda una odisea de 24 horas en tren hasta Galicia.

Sin embargo, pasada la romería y un par de años, retomó la aventura de emigrante y, junto con tres personas más, el bombo, el tambor y la gaita, se subió en un taxi rumbo a la ciudad de Délemont donde lo esperaban sus tíos. Allí estuvo trabajando unos meses en negro hasta que consiguió un contrato laboral gracias al señor Blanco de Torelo. Al mismo tiempo y, gracias a la pasión por la música tradicional y la gran demanda que en Suiza existía, impartió clases en el centro gallego Rosalía de Castro de Berna durante la semana, y el fin de semana en Délemont. Tras dos temporadas por tierras helvéticas y, tras enamorarse en el Plazadoiro de Laxe, como él mismo cuenta, dio por finalizada la aventura suiza.

De vuelta en Galicia desempeñó diversos trabajos en pizzerías y en los eólicos de Malpica. Tras finalizar el trabajo en estos grandes molinos modernos, y habiendo pocas ofertas laborales en la zona, José y su mujer decidieron aferrarse a una nueva oportunidad en el extranjero. Esta vez sería, nada más y nada menos, que trabajar en Inverigo (Como, Italia) para un gran artista de reconocida fama internacional, Eros Ramazzotti y su familia. Atrás quedó un hijo pequeño al cuidado de su madre, Julia, durante tres años. “La experiencia fue óptima. Viví la vida de rico trabajando como doméstico. Conocí a artistas como Tina Turner o Laura Pausini, corredores de la fórmula 1 como Jean Alessi, etc. Observé cómo es moverse con vehículos de alta gama, aviones privados, guardaespaldas... Tener una vivienda de 4.000 metros cuadrados donde hasta los perros tienen una gran casa también”. Así recordaba José Blanco su paso por la casa de Eros.

La separación de su hijo fue el detonante decisivo para volver a Galicia una vez más. “Mi mujer encontró trabajo en El Corte Inglés y yo me reenganché de nuevo en la empresa de los eólicos. Trabajaba por toda España hasta que la empresa se expandió a países extranjeros. Salió un trabajo en Italia y, como yo hablaba la lengua, allá me fui. Así comenzó mi nueva aventura internacional”. Dos años en Italia, 8 meses por Nápoles, un año por Calabria, 8 meses en Marruecos, otro año en Japón, Francia, Holanda, Brasil... y así durante 19 años más fuera de casa y lejos de la familia. Tres meses trabajando y una semana en casa.

Orgulloso de todo lo que aprendió por el mundo que le permitió mejorar siempre su situación laboral, decidió subirse al tren que pasó una vez más por delante de su puerta con destino CASA. “A la vuelta esperaba más unión entre la gente. Estoy encantado de poder vivir al lado de mi mujer”. Hoy en día, este amante de la ría, de la tierra que le dio la vida y de la música gestiona ‘El Rueiro de Rurú’, una casa rural en propiedad, ubicada en Cabana de Bergantiños que compagina con el proyecto musical ‘My Way’, junto a su primo Tino Cousillas Vázquez. Ambos forman parte de un importante legado musical dejado por los músicos Jay-Jay, Manolo de Xusto y Plácido Vigueret.

Desde pequeños, el folclore tradicional gallego formó parte de sus vidas. Fueron integrantes de los Zoquiños de Cabana, una formación de gaitas allá por 1979. Su música siempre transcurrió alrededor de Neaño con las fiestas del carnaval, los cantos de la nochebuena y honrando a Sanfíns do Castro. El son de la gaita con ‘My Way’ nació hace dos años con la finalidad de mostrar que una gaita va más allá de una muiñeira, una jota o un pasacalles. “Aunque guste mucho el folclore gallego, queremos introducir otros estilos musicales. La gaita da todo, tanto toca un tango o un pasodoble como una muiñeira o un himno gallego. Tanto podemos hacer una fiesta como tocar piezas autóctonas como arriesgar con otros estilos que ofrecen un cambio de ritmo en el escenario que nos permite llegar a todo tipo de público”.

En la simplicidad e innovación de las versiones se encuentra la clave del éxito de este grupo que, por contrapartida, encuentra alguna que otra puerta cerrada por tener un estilo propio que muchos aún no saben muy bien cómo encajarlo en diversos eventos o celebraciones. Hay un 50% de discrepancias cuando se trata de su participación en una foliada, en un día de Galicia o cualquier otra fiesta de la cultura musical gallega.

El nombre ‘My Way’, aunque José Blanco y Tino Cousillas buscaron algo fácil y corto que reflejase el hacer la música a su manera, también parece ser un obstáculo para algunos organizadores. “Me encantaría participar en más celebraciones, principalmente de nuestra zona. La gaita compagina con todo, tanto con un teclado como con un tambor. La gente ya nos llama los myway y los más viejos mivai. Siempre se necesita respaldo para poder continuar”. El son de la gaita con ‘My Way’ es, sin duda, algo distinto que gusta y así lo demostraron, haciéndose virales en las redes durante el confinamiento con la versión personalizada del ‘Resistiré’, superando las 150.000 reproducciones gracias a la difusión de un emigrante venezolano residente en Ourense.

La historia de José Blanco Allo, más conocido por José de la Caldeireira, es la de tantos otros emigrantes aventureros o no que pasaron la mitad de su vida fuera de Galicia. Una vida marcada por la morriña, por las raíces, por la familia, por la emigración y por las ganas de volver y hacer lo que mejor sabe porque lo lleva escrito en su ADN, la música.