La entidad se fundó el 12 de octubre de 1918

La historia centenaria de Asociación de Residentes de Vigo de Buenos Aires

La Unión de Residentes de los Ayuntamientos de Vigo y Lavadores se fundó el 12 de octubre de 1918 y estableció su primera secretaría en la calle Alsina 1138.

 

La historia centenaria de Asociación de Residentes de Vigo de Buenos Aires
residentes de Vigo Pic Nic
Miembros de residentes de Vigo durante un picnic.

La Unión de Residentes de los Ayuntamientos de Vigo y Lavadores se fundó el 12 de octubre de 1918 y estableció su primera secretaría en la calle Alsina 1138.

Existió anteriormente el Centro Vigués, presidido por Antonio Varela Gómez, que impulsa la creación del Centro Gallego de Buenos Aires. Esta fusión de entidades para fundar el Centro Gallego hace desaparecer al Centro Vigués.

En la sociedad Residentes de Vigo convivían emigrantes del Concello de Vigo y el de Lavadores. Estos últimos estaban muy influenciados por el movimiento agrarista. La mayoría de aquellos vigueses eran de ideas republicanas y antiforistas. También existen testimonios de la existencia de la Sociedad Protectora Agrícola de Matamá y Unión Progreso de Valladares, ambas localidades de Vigo.

La primera Comisión Directiva de Residentes de Vigo estuvo presidida por Hipólito Fernández. El vicepresidente fue Elvio Lucio; el secretario, Aquilino Figueroa; el prosecretario, Luis González; el tesorero, José Iglesias Molares; el protesorero, Juan Casal; el contador, Andrés Rodríguez Barbeito; y los vocales titulares: Adolfo Alonso, Enrique Pérez, Ventura Rodríguez, Serafín Alonso, Aurelio Rodríguez, Aquilino Martínez, Rogelio Blanco, Edelmiro Pérez, Fernando Otero y Antonio Vila.

Por aquellos años de principios del siglo XX, la emigración gallega a la argentina era muy importante. El puerto de Vigo se había convertido en el lugar de partida de toda la emigración gallega. En menor medida, el puerto de A Coruña y Vilagarcía. 

La ciudad olívica comenzó a desarrollarse a partir del gran negocio de la emigración. Venta de pasajes; hoteles y pensiones, para los que esperaban la llegada de los barcos; provisión de alimentos para las largas travesías insumos navales, etc.

Los vigueses en Buenos Aires no fueron tan numerosos como los de otras partes de Galicia, ya que, en aquella ciudad, había trabajo producido por el gran movimiento del puerto. Los que emigraban eran comerciantes o trabajadores especializados vinculados a la industria naval. Los impulsores de esta entidad, en su mayoría, eran prósperos comerciantes pertenecientes al libre pensamiento.

La Unión de Residentes de Vigo y Lavadores en Buenos Aires se constituyó el 12 de octubre de 1918 con 70 socios, que pasaron a ser 350 en 1934 y descendieron hasta 292 al año siguiente. Ofrecía a sus asociados una mutua –a los enfermos se les concedía un subsidio y a los necesitados se les abonaban los gastos de la repatriación–, un consultorio médico y otro jurídico. 

 En 1932 su junta directiva estaba constituida por los siguientes miembros: Emilio Luque (presidente), Serafín Alonso (vicepresidente), Aquilino Figueroa (secretario general), Antonio Taboada (secretario de actas), Luis Alonso (tesorero), Atilano Blanco (subtesorero), Ángel Vázquez Freiría (contador), Andrés Alonso Bugarín (subcontador), Gerardo Conde (bibliotecario), Manuel Rodríguez Monzón, José Méndez, Manuel Caride, Fernando Otero, Rogelio Blanco, Cándido Alonso, Avelino Costas, Ángel Álvarez y M. Rodríguez Cierto (vocales). En 1935 se mantenía el mismo presidente, mientras que los demás cargos directivos estaban ocupados por José Méndez (vicepresidente), Aquilino Figueroa (secretario general), Antonio Taboada (secretario de actas), Atilano Blanco (tesorero), Francisco Villa (subtesorero), Ángel Vázquez (contador), Adolfo Alonso (subcontador), José Prado (bibliotecario), Serafín Alonso, Manuel Caride, Andrés Alonso Bugarín, Ernesto Rivas, Manuel Rodríguez Monzón, Rogelio Blanco, Luis Alonso, Ángel Álvarez y Luis Rivas (vocales). 

División en la asociación

Por diferencias políticas se produce una ruptura, creándose el Circulo Vigués. En marzo de 1934, el Círculo Vigués de Buenos Aires envió un oficio a la Corporación municipal viguesa en el que exponían que dicha organización había sido fundada hace 6 meses con objeto de reunir a todos los vigueses de distintas clases sociales, prestar apoyo a todos los que carezcan de recursos y enaltecer el nombre de Vigo con su hermosa bahía, sus artísticos edificios y tráfico marítimo y su industria conservera, y que en la actualidad cuenta con más de 200 asociados. Su primera junta directiva estaba constituida por Edelmiro Román (presidente), Augusto M. Dios (vicepresidente), Gumersindo Iglesias (secretario), Jenaro Arceo Román (vicesecretario), Elviro Lucio (tesorero) y Enrique Entenza. Esta pequeña entidad nunca tubo sede propia, reuniéndose en los salones de la nueva Casa de Galicia.

La constitución de esa asociación pudo deberse a una división en el seno de la Unión de Residentes –que sufrió un descenso en el número de afiliados en 1935– como consecuencia de las diferencias surgidas entre los dirigentes, pues algunos de los miembros de la directiva fundacional aparecen en la del Círculo. Así pues, la colonia viguesa en Argentina parecía estar dividida entre estas dos sociedades que podrían responder a diferentes estrategias de los respectivos núcleos dirigentes para alcanzar mayor prestigio social en el interior de la colectividad. En Cuba existía un Círculo Vigués de La Habana que en 1931 –cuando su secretario era Francisco Campañel– premió con cien pesetas al mejor alumno de la escuela de sordomudos y ciegos de la ciudad olívica. Como otros municipios de Galicia, Vigo también contó con emigrantes que hicieron fortuna y que realizaron importantes contribuciones a la ciudad en el ámbito educativo: Tomás A. Alonso, natural de Castrelos y emigrante a Argentina, donó edificios para escuelas públicas en Castrelos, Bouzas, Coia y Comesaña; José García-Barbón, natural de Verín (Ourense), financió la construcción del nuevo edificio de la Escuela de Artes y Oficios, fundó una biblioteca y contribuyó a la constitución de las Escuelas Salesianas del Arenal; José Policarpo Sanz, tras su muerte en Nueva York en 1890, legó un capital de 1.780.135,80 pesetas para fines benéficos e instructivos con el que se construyó el Instituto Santa Irene. 

Vigo, el puerto de la emigración

 El destacado comerciante vigués Martín Echegaray, afincado en Buenos Aires, fue el impulsor de que el puerto de Vigo fuera declarado punto de partida de la emigración desde España hasta América.

En septiembre de 1906, ‘El Eco de Galicia’ de La Habana señala sobre Echegaray un artículo que por el valor del mismo reproduciremos de forma completa: “Hace unos meses que el diputado nacional argentino, Don Pedro Luro, presentó a las cámaras un proyecto de navegación rápida entre Europa y los puertos del Río de la Plata, proyecto que el patriota gallego Sr. Martín Echegaray hacía tiempo venía acariciando, a fin de que el puerto de Europa que se fijase, como punto de partida, fuera el de Vigo.

Con motivo de haberse aprobado por las cámaras argentinas el citado proyecto, Martín Echegaray, hombre de acción, se puso en movimiento, duplicó sus energías y actividades, con el premeditado propósito de conseguir que el puerto de Europa que se eligiera fuera el grandioso y sin igual puerto de Vigo y no el de Lisboa como pretendía el ministro de Portugal, que hacía tiempo venía estudiando el asunto a instancias de su gobierno.

La actividad y celo desplegado por el ministro de Portugal en Buenos Aires, siguiendo el curso del proyecto de los viajes rápidos entre Europa y la América del Sud, constataba con la pasividad indiferencia e inercia del ministro y gobierno de España, que no obstante estar informados de todo por Echegaray, no hacían gestiones ni tomaban cartas en un asunto de tanta importancia y trascendencia para la vida mercantil e industrial de España.

En vista de las gestiones y pretensiones del ministro de Portugal, y la INDIFERENCIA DEL MINISTRO y cónsules de España, Martín Echegaray agita la opinión española de la América del Sud, solicita el apoyo y concurso de las sociedades y Centros españoles para llevar a la práctica tan útil e importante proyecto, y que el puerto de Europa que se designe fuese uno de los de Galicia.

A la solicitud de Echegaray pidiendo el valioso concurso de los hombres de buena voluntad amantes del progreso y bienestar de su país, contestaron unánimemente no solo las sociedades y centros españoles, sino también muchas sociedades argentinas y hasta extranjeras como alguna francesa y alemana que apoyaban el proyecto del establecimiento de los grandes trasatlánticos de navegación rápida entre Buenos Aires y Europa, a la vez que ponía a su disposición los recursos materiales, que fueran necesarios, para conseguir que el puerto de Europa fuera el de Vigo.

Después de una información entre lo más connotado del comercio español de Buenos Aires, oídos muchos comerciantes alemanes e ingleses por el gobierno argentino, se convino que el puerto fuera Vigo, no solo por lo más próximo y directo para la navegación trasatlántica entre Europa y América del Sud, sino también por sus condiciones intercontinentales comerciales y navales para trasatlánticos de gran porte y alto calado.

Ahora bien, si el puerto de Vigo llega a ser el fijado en Europa, como está acordado, existe el proyecto de la construcción de los Docks o almacenes de depósito y establecimiento de las Zonas Neutrales, para todos los productos que se exporten a Europa de los Estados de América del Sud, al igual que el de Liverpool, Hamburgo y que acordado establecer en Barcelona.

Votado el proyecto por la Cámaras Argentinas, las Sociedades Españolas apoyadas no solo por la prensa argentina y uruguaya sino también por la de los estados de Sud América aplaudieron el acuerdo de que el puerto que se designe fuese el de Vigo; Acordaron enviar a cerca del Gobierno de Madrid un delegado que de acuerdo con el proyecto votado por las Cámaras Argentinas, gestionase todo lo conducente, a fin de que a la mayor brevedad posible pudiera ponerse en práctica la rápida navegación trasatlántica entre Buenos Aires y Europa.

Al efecto se nombró y aclamó a Martín Echegaray, alma y verbo del proyecto y hombre de grandes energías e iniciativas, a quien tuvimos el gusto de conocer en nuestro viaje por América del Sud; embarcándose Echegaray para Europa, siendo aclamado no solo por sus compañeros, sino también por los mismos argentinos, pues la fraternidad hispana americana, es una realidad en los Estados de la América del Sud, según hemos podido observar a través de nuestros viajes.

A su embarque, se le dio una especie de Banquete Monstruo, al que asistieron las autoridades argentinas entregándosele un mensaje autorizado por más de 30.000 firmas, cuyo mensaje puso Echegaray en manos del Rey, y en cuyo documento los firmantes daban su representación a Martín Echegaray para el desempeño de tan honroso cargo.

El gobierno de Madrid recibió a Martín Echegaray con todos sus honores, dada la alta representación que ostentaba de más de 100.000 españoles; dictándose una Real Orden en virtud de la cual, se le nombraba representante del gobierno para la gestión y negociación del establecimiento de una línea de vapores rápidos entre Europa y Buenos Aires.

Esta situación revoluciona la ciudad al atracar en el puerto, varios barcos diarios, rumbo a las Américas”.

Residentes de Vigo hoy

Desde 1957, la Unión Residentes de Vigo cuenta con sede propia de dos plantas. La entidad tenía entre otras cosas el objetivo de mantener vivas las tradiciones y costumbres gallegas y brindar asistencia mutual y ayuda social a los paisanos. Actualmente, está centrada en las actividades culturales y sociales. Su coro social es uno de los más prestigiados de la Argentina, siendo su directora, Milagros Seijó.

Su sede propia está en el barrio de Boedo, en Quintino Bocayuva 522 de la Ciudad de Buenos Aires.

Entre los más destacados vigueses que se radicaron en Buenos Aires podemos nombrar a: Leonardo Pereyra de Castro y Viana, comerciante (fundador de la saga de los Pereyra Iraola); Tomás A. Alonso, benefactor; Martin Etchegaray Olañeta, empresario; Ramón Rodríguez de Vicente, diputado socialista; José Rodríguez de Vicente ‘Joselín’, periodista; Antonio Paredes Rey, poeta, presidente varias veces del Centro Gallego de Avellaneda; el pintor Federico Rivas Montenegro; Moisés Dapresa, fundador de las Irmandades Gallegas. Manuel Estévez Caneda, nacido en Bouzas en 1824, fue intendente de Avellaneda (Barracas al Sud); Ramón García Vicetto, periodista; Fray Jacinto Varela, ilustre dominico; Godofredo Coca, periodista y corresponsal del ‘Faro de Vigo’; Víctor María Vázquez Rodríguez, farmacéutico, periodista y dirigente republicano; Antonio Varela Gómez, primer presidente del Centro Gallego; Ricardo Badía, que fue presidente del Centro Vigués, del Gallego de Avellaneda y Centro Gallego de Buenos Aires; Gómez Román, destacado arquitecto y fundador del Partido Galleguista; Jesús Alonso Gallego, director de orfeones; Campio Pérez Pérez, más conocido como Campio Carpio, periodista, escritor, poeta; Santiago Mondelo, ingeniero industrial integrante de la comisión de cultura del Consello de Galicia; José Frau, destacado artista plástico; Giordano Lareo, pintor; Delfino Pérez,  director de ciencias económicas; Enrique Pereira Borrajo, artista plástico; Abreu Bastos, pintor; Francisco Martínez Pérez, periodista; o Andrés Rodríguez Barbeito, director del programa ‘Galicia en el Aire’. 

Entre los descendientes de vigueses radicados en Buenos Aires podemos encontrar a figuras relevantes de la historia argentina entre ellos: Juan José Castelli, miembro de la Primera Junta de Mayo; Ignacio Álvarez Thomas, político; Leandro N. Alem, fundador de la UCR; y el expresidente Hipólito Yrigoyen.

El Coro

Según el historiador Alberto Vilanova, el Coro se fundó oficialmente el 8 de mayo de 1953, dirigido por el joven coruñés Julio Anta. Según el propio historiador, existió un año antes el Coro Airiños de Vigo.