Concluye en la Casa das Artes el ciclo ‘Olladas sobre a emigración galega a Europa’

Expertos gallegos señalan a la literatura como el vehículo para recoger las distintas sensibilidades de la emigración

El fenómeno migratorio en Galicia desde el siglo XX y su plasmación en la literatura y en la cultura gallega contemporánea centró la segunda y última jornada del ciclo de debates sobre ‘la emigración gallega a Europa’ que la Rede de Museos del Ayuntamiento de Vigo, en colaboración con el Consello da Cultura Galega, impulsó alrededor de la exposición sobre la emigración gallega a Reino Unido: ‘As xeracións do Montserrat’. 
Expertos gallegos señalan a la literatura como el vehículo para recoger las distintas sensibilidades de la emigración
Debate emigracion a Europa 2
De izda. a dcha., Dolores Vilavedra, María Xosé Porteiro, María Alonso y Xavier Queipo, durante el debate.

La sesión, celebrada en horario vespertino el jueves día 9, reunió en esta ocasión en la Casa das Artes de la ciudad olívica –en el mismo escenario en el que se exhibe la muestra– a dos profesoras de la Universidad de Santiago de Compostela, Dolores Vilavedra y María Alonso Alonso, además de a la periodista y escritora María Xosé Porteiro y al escritor y biólogo Xavier Queipo. Algunos de ellos se sirvieron de sus vivencias personales para exponer unos hechos relacionados con la emigración que marcó la historia de Galicia en el siglo pasado y que, según ellos mismos reconocieron, sigue haciéndolo en el momento actual. 

“Seguimos mandando gente para fuera, porque no somos una comunidad avanzada económicamente”, apuntó Xavier Queipo, para quien, esta necesidad debe apartarse de la vieja idea de que “somos un país condenado a emigrar”. “No hay nada en nuestros genes que nos lleve a ello”, reforzó su postura el biólogo, quien considera importante, y así lo expuso durante su intervención, mantener “la memoria de lo sufrido” y “tener conciencia de lo que llevamos pasado”, aunque, también “mirando hacia delante”, apostilló.

Coordinada por Dolores Vilavedra, la mesa sirvió para reflexionar sobre el ‘boom’ que los asuntos migratorios están teniendo en la literatura gallega, que le está “prestando atención al tema”, corroboró la profesora. Para Vilavedra, “vivimos en la era de las migraciones”; es un “fenómeno a nivel mundial”, ya que, hoy en día, “el porcentaje de gente desplazada es elevadísimo”, añadió. La profesora de literatura gallega de la USC reforzó su teoría asegurando que hay países en los cuales, “entre un 30 y un 90% de la población es de fuera”, como sucede en “Kuwait, Emiratos Árabes o incluso Luxemburgo”. Bajo esta perspectiva, se propuso reflexionar “por qué la literatura es un vehículo privilegiado para hablar de la emigración” y “por qué nos puede dar pistas para la gestión política del fenómeno”. “En la literatura –prosiguió– asoman fenómenos que no recogen las estadísticas, que hacen visibles problemas vinculados a la emigración, como es el retorno”, y que también sirve para analizar “qué hay detrás de todo eso, como los problemas de adaptación, etc.”.

Por su parte, María Alonso, profesora de Filología de la universidad compostelana, hizo hincapié en la corriente migratoria que se produjo tras la crisis económica de 2007, en la que se observó “un cambio de paradigma”, ya que se dio una fuerte emigración femenina que elevó hasta el 60% el porcentaje de mujeres que salieron a partir de ese momento. Eran mujeres “con formación académica, sin cargas familiares y en edad reproductiva”, corroboró Alonso, quien conectó esas cifras “con la producción literaria que se crea desde el ámbito académico”, pero también desde otros ámbitos, sobre “ese tipo de nueva emigración”, que tuvo como lugar de destino principal el Reino Unido.

La periodista y escritora María Xosé Porteiro hizo alusión a sus años en Cuba –donde residió con sus padres– y a las primeras referencias a la lengua gallega que tuvo en su vida, precisamente en la isla caribeña. Porteiro definió el movimiento que se dio en la primera mitad del siglo XX hacia América como una emigración “llena de dolor”, pero que también dejó un “legado filantrópico” como el de García Barbón, en Vigo, cuyo teatro, que durante años conservó su nombre, se erige como el edificio más emblemático de la ciudad. Desde mediados del citado siglo, la corriente se dirigió a Europa, pero sus características no difirieron de las que tomó rumbo a territorios de ultramar, por lo que hubo que “trabajar mucho” para sacar adelante “familia” y “negocios”, apuntó Porteiro, quien añadió: “Los descendientes repiten hoy, pero con formación académica”.

La periodista también hizo alusión al exilio durante la dictadura –“Es otra forma de ser fuera del país que conlleva características propias”, aseveró– y a los creadores literarios de aquel momento, de los que dijo: “No fueron bien acogidos en la industria editorial gallega”. Por ello, “sería importante que recuperáramos figuras relevantes del exilio gallego”, porque en la etapa franquista “se exiliaron intelectuales de alto rango”, personas “de “peso y valor” que cuentan con una importante obra literaria que no está traducida al gallego. Se refirió, entre otros, a Xosé Ruibal y a su obra ‘El hombre y las moscas’, y a Lino Novás, con su obra ‘Pedro Blanco, el negrero’, “considerada una obra maestra”, puntualizó.

Xavier Queipo, quien puso fin a la ronda de intervenciones, realizó una diferenciación somera entre la emigración hacia otra comunidad autónoma, hacia Europa o hacia Sudamérica y la complementó con otro esquema que le permitió distinguir entre las emigraciones temporales, que caracterizaban los periodos de mareas de los pescadores, y las definitivas, que era una “emigración más épica”, porque “llegaba una carta de vez en cuando”. “El exilio era distinto”, aseveró; al exiliado “no lo echan, pero se siente tan agobiado que decide marcharse”, y lo más dramático, es que “no puede regresar”. “Se marchaban porque estaban mal en el país”, pero las razones no eran tanto “económicas como sentimentales”. Junto a este tipo de emigraciones también se refirió a los jóvenes que se iban al servicio militar, que se veían obligados a cambiar de lugar de asentamiento y vivían situaciones de “total desarraigo” al verse privados del entorno social que ayuda a hacer “la vida más fácil”.

Además de su experiencia en la mili –“llevaba la sanidad de una flota de barcos”–, también tiene conocimientos en lo que definió como “emigración tradicional”, la que obliga a hacer maletas para recalar en un lugar como Bruselas, donde “no tienes conocidos”, hay que apañárselas para buscar piso y cuando se tenía la necesidad de comunicarse, había que hacerlo desde una “cabina”.

Para Queipo, la movilidad y el nomadismo no son emigración. “Irse de Erasmus no es emigrar”, porque los jóvenes que disfrutan de este programa de estudios tienen “posibilidad de estar en contacto diario con sus familias”, apuntó, al tiempo que se refirió a la emigración económica que se da en la actualidad, que también permite al que sale al exterior mantenerse en contacto con su lugar de nacimiento a través de móviles, tablets y de la televisión. Consideró que “más que emigración, eso es movilidad”, lo que amortigua los síntomas que la verdadera emigración provoca en los desplazados, que no son otros que “niveles de depresión muy altos”, entre otros. Apara ahondar en toda la huella psicológica que la emigración dejó, recomendó la lectura del libro del psiquiatra ourensano Alexandre García Caballero titulado ‘Psicoloxía do retorno’.

El acto en la Casa das Artes contó entre el público con la presencia del periodista y escritor vigués Alberto Avendaño, residente actualmente en Vilagarcía, quien vivió en Estados Unidos y llegó a ser redactor del periódico ‘The Washington Post’. Profesor, escritor y con tres premios EmmyTM de la Academia Estadounidense de la Televisión, entre otros reconocimientos, Avendaño tomó el micrófono para pedir que se establezca un diálogo entre la Galicia de dentro y la de fuera para avanzar en la comunicación entre esos dos mundos. Avendaño apuntó como importante “establecer un diálogo con la mitad de la realidad gallega en esos países donde Galicia se asentó”.

Finalizado el ciclo de conferencias, la Casa das Artes continúa mostrando al público, hasta el 26 de mayo, recuerdos, documentos y objetos de lo que fue la emigración a Reino Unido a bordo del emblemático ‘Montserrat’, embarcación que, junto con el ‘Begoña’, se erigió en todo un referente de los que, desde mediados de los años cincuenta del siglo pasado, salían con rumbo a América y a las islas británicas.