El cuidado de los mayores sin recursos centra el relatorio de ‘Políticas socio-asistenciales’

El presidente del Hogar Gallego para Ancianos de Buenos Aires, Rafael Gil; la presidenta de la Sociedade Recreio dos Anciáos para Asilo da Velhice Desamparada de Río de Janeiro, Regina Jallas; y el presidente de la Casa de Galicia de Montevideo, Manuel Ramos, fueron los protagonistas del relatorio ‘Políticas socio-asistenciales’, donde compartieron sus experiencias como dirigentes de instituciones dedicadas al ámbito socio-asistencial.
El cuidado de los mayores sin recursos centra el relatorio de ‘Políticas socio-asistenciales’
Antonio Piñón y Rafael Gil, durante el relatorio de ‘Políticas socio-asistenciales’.

El presidente del Hogar Gallego para Ancianos de Buenos Aires, Rafael Gil; la presidenta de la Sociedade Recreio dos Anciáos para Asilo da Velhice Desamparada de Río de Janeiro, Regina Jallas; y el presidente de la Casa de Galicia de Montevideo, Manuel Ramos, fueron los protagonistas del relatorio ‘Políticas socio-asistenciales’, donde compartieron sus experiencias como dirigentes de instituciones dedicadas al ámbito socio-asistencial.

El primero en hacer uso de la palabra fue el subdirector xeral de Servizos Sociais, Ramón Prego, quien aludió al papel de los centros de día, los cuales “nacen a iniciativa de una casa matriz, disponen de instalaciones en la propia sociedad y cuentan con profesionales que atienden el día a día de personas mayores que carecen de núcleos familiares”. Destacó como centros de día los pertenecientes a la Peña Gallega de Casa de España en Río de Janeiro, a las dos Hermandades Gallegas de Venezuela y al centro de Mar del Plata.
A continuación fue el turno del presidente del Hogar Gallego para Ancianos de Buenos Aires, Rafael Gil, quien explicó que este Hogar Gallego “basa sus actuaciones en el respeto a las personas mayores y a sus derechos”. Fundada en 1943 por Horacio Bermúdez, Miguel Portela, Luis Seoane y Gumersindo Sánchez, “esta entidad nace de la generosidad de un grupo de personas que trabajan para dar soluciones a los graves problemas de las personas mayores”, dijo Rafael Gil.
Concluyó su intervención agradeciendo los aportes recibidos desde España que permiten hacer frente a los gastos que supone mantener esta estructura y mejorar la calidad de los residentes.
Por su parte, la presidenta de la Sociedade Recreio dos Anciáos para Asilo da Velhice Desamparada de Río de Janeiro, Regina Jallas, resaltó que la entidad que dirige “es una entidad filantrópica que nunca ha perdido la idea con la que fue fundada: la convicción de trabajar en beneficio del prójimo”.
Esta institución, conocida como la Residencia Apóstol Santiago y fundada en 1940 por un grupo de emigrantes españoles, entre los que destacaba la figura del gallego Manuel Río Cabanelas, “siempre ha sido más que una residencia, es un lugar que da prioridad a la continuidad de la vida”, declaró Regina Jallas.
Actualmente, esta residencia alberga a 180 residentes, “ancianos sin recursos y personas mayores que pueden contribuir con la entidad”, de los cuales 42 son españoles y de éstos 36 son gallegos. Además, se mantiene, según dijo, de los recursos donados por Cabanelas, del dinero que aportan algunos residentes y de las ayudas que reciben de la Xunta, el Gobierno central y los empresarios españoles en Río de Janeiro.


La recuperación de la Casa de Galicia de Montevideo
El último ponente fue el presidente de la Casa de Galicia de Montevideo, Manuel Ramos, el hombre que consiguió reanimar el centro cuando estaba destinado a la quiebra y que ha convertido a su hospital en uno de los más punteros de Montevideo.
Constituida en 1917, la Casa de Galicia de Montevideo adquiere su lugar de recreo para los gallegos en Uruguay en 1919, pero no es hasta el año 1936 cuando se inauguró un pequeño sanatorio para “cuidar la salud de los gallegos en el Uruguay”, un hospital que amplía sus plazas en 1943 para albergar a 350 personas. Ese mismo año, la entidad compra un panteón en el Cementerio del Norte.
La última ampliación del sanatorio se lleva a cabo en 1984 y un año más tarde ya cuenta con 385 plazas destinadas a los socios de la Casa de Galicia. Es en ese momento cuando se reconocen los servicios que presta el centro cardiológico, que, según Manuel Ramos, “es el orgullo de la institución”.
Tras esta época de bonanza, la Casa de Galicia vive entre 1998 y 2005 “la peor crisis de su historia”. En 2005, año en que Manuel Ramos y su equipo asumen la dirección,  el centro tenía una deuda de 40 millones de dólares y “los funcionarios llegaron a no cobrar nada durante diez meses y los médicos durante catorce”. Tras realizarse una auditoría externa y otra interna la solución pasaba por echar el cierre.
Sin embargo, el equipo de Manuel Ramos logra recuperar su buen funcionamiento gracias, según su presidente, al apoyo de la Xunta, a la paciencia de los acreedores y “a un proyecto de viabilidad del que no nos podíamos apartar”. Ahora, indicó el ponente, “estamos a un paso de dejar la Casa de Galicia, la institución más grande de la emigración, sin deudas y con un presupuesto nivelado”.