El actor argentino es hijo de dos gallegos que llegaron a Argentina en los años 50

Eduardo Blanco: “Me emocioné al pensar qué hubiera sentido mi abuelo al ver que su nieto volvía a su tierra a presentar una película”

Eduardo Blanco es un actor argentino, hijo de dos emigrantes gallegos que llegaron a Buenos Aires en los años 50. Por aquellos tiempos, gobernaba el general Perón y el desarrollo económico de este país requería mano de obra. Eduardo estudió una carrera técnica, luego trabajó de vendedor, de taxista para ganarse la vida. Hasta convertirse en el “otro” actor fetiche –junto al actor Ricardo Darín– del director de cine Juan José Campanella, ganador de un Oscar.

Eduardo Blanco: “Me emocioné al pensar qué hubiera sentido mi abuelo al ver que su nieto volvía a su tierra a presentar una película”
Eduardo Blanco
Eduardo Blanco.

Eduardo Blanco es un actor argentino, hijo de dos emigrantes gallegos que llegaron a Buenos Aires en los años 50. Por aquellos tiempos, gobernaba el general Perón y el desarrollo económico de este país requería mano de obra. Eduardo estudió una carrera técnica, luego trabajó de vendedor, de taxista para ganarse la vida. Hasta convertirse en el “otro” actor fetiche –junto al actor Ricardo Darín– del director de cine Juan José Campanella, ganador de un Oscar. Eduardo Blanco brilló en papeles secundarios en ‘El mismo amor, la misma lluvia’ y ‘El padre de la novia’. Algunos medios de comunicación lo bautizaron como el desconocido más famoso del cine argentino actual.

Su debut en cine fue en ‘Victoria 392’ (1984), donde conoció y entabló amistad con el director Juan José Campanella y su guionista, Fernando Castets. Ambos se dedicarían más tarde a escribir papeles específicamente para él en una trilogía de películas que tuvo a Ricardo Darín como protagonista y a Blanco como su amigo: ‘El mismo amor, la misma lluvia’ (1999), ‘El hijo de la novia’ (2001) y ‘Luna de Avellaneda’ (2004). Blanco colaboró por quinta vez con Campanella en la serie de televisión ‘Vientos de agua’ (2006). 

En su carrera artística ganó muchos premios, tanto en la Argentina como en España. En el año 2006 recibió el premio ‘Martín Fierro’ como mejor actor protagonista de unitario y/o miniserie. En el año 2008 recibió el premio ‘Chano Piñeiro’, otorgado por la Xunta de Galicia, entre otros premios.

Durante los últimos años, junto al actor Luis Brandoni y con la dirección de Juan José Campanella, actuó en la obra teatral ‘Parque Lezama’, una de las más taquilleras de la historia teatral argentina.

Pregunta. ¿Cuáles son sus orígenes gallegos?

Respuesta. Mi madre, Carmen, nació en una aldea que se llama San Fiz de Margaride, al sur de Silleda, y mi padre es oriundo de Bendoiro, cerca de Lalín. Mi papá se llamaba José Plácido Blanco. Bendoiro y San Fiz están muy cerca; sin embargo, no se conocieron allá, sino en la Argentina en el Centro Lalín, A Golada y Silleda en Buenos Aires.

P. ¿Cómo decidieron emigrar a la Argentina? 

R. Un hermano de mi papá fue el primero de la familia que vino aquí y un tiempo después arribó toda mi familia paterna. Él se casó con una hermana de mi mamá. La historia de mi tío me conmueve mucho porque llegó a los 20 años sin recursos. Siempre estuve cerca de este tío, porque a ambos nos apasiona el fútbol (en cambio a mi papá le gusta el automovilismo) y siempre íbamos juntos a la cancha.

P. ¿Son historias muy fuertes?

R. Son todas historias muy duras, en el caso de mi papá no tan dramáticas porque venía con toda la familia. Mi mamá vino a los 18 años. Su madre murió cuando ella tenía 17 años.

Cuando visité San Fiz, fui a la iglesia donde está sepultada casi toda mi familia y allí, frente a la tumba de mi abuela materna, que no conocí, empecé a llorar, será porque mi madre la había amado tanto, será por el lazo de sangre, no sé. Ella se quedó sola con dos hermanas, entonces la familia decidió separarlas porque no podían educarlas juntas; realmente la pasaron muy mal. Como mi mamá tenía primos aquí, decidió venir para salir de ese lugar en que tanto había sufrido. Primero trajo a una de sus hermanas y después decidió traer a la otra, que era adolescente.

P. ¿Por qué no nos cuenta su propia historia?

R. Yo nací el 28 de febrero de 1948 en un conventillo en el barrio de Boedo, nos fuimos de allí cuando tenía cuatro años. Después vivimos en Munro y en Florida, en el Partido de Vicente López. Mi papá era un apasionado de la mecánica y a los 12 años me anotaron en el Colegio Industrial, lugar que yo detestaba. A los 17 años empecé a estudiar teatro y descubrí que me gustaba. En mi familia no tengo antecedentes de actores, porque todos son gente de campo, trabajadora, con educación primaria. Por lo tanto, no tuve estímulos. Mi madre es una persona humilde, aunque con muchas capacidades que lamentablemente no pudo desarrollar. Cuando empecé a estudiar tenían miedo de que me muriera de hambre. Soñaban con un hijo universitario. En esa época eso te garantizaba el porvenir. Mientras pensaban que el teatro era un hobby, lo aceptaban porque yo les había prometido que iba a estudiar Ingeniería; pero como odiaba esa carrera y no sabía cómo decirles que había cambiado de idea, me inscribí en Derecho porque lo consideraba más afín a mis intereses. 

En el ‘76 cuando tenía 18 años salí sorteado en el Servicio Militar y me destinaron a la Marina, a la vez me inscribí en Derecho, pero no aprobé el ingreso. En la Marina tuve suerte porque me desempeñé en una oficina y, además, como no había lugar suficiente, iba a dormir a mi casa todos los días.

P. ¿Cómo nació su vocación por el teatro?

R. Me inscribí en la Facultad de Derecho nuevamente y paralelamente en el Conservatorio Nacional para estudiar Arte Dramático. Cuando estaba por rendir Derecho me pregunté: ¿qué hago yo acá? Entonces me levanté y no volví más. Desde ese momento decidí que mi futuro estaba en el teatro.

Comencé mi carrera en un grupo de teatro independiente que dirigía Rubén Durán, un gran maestro. Hacíamos funciones en colegios y clubes. Con el tiempo hice una obra para chicos y después logré llegar al centro, en todo ese lapso sobrevivía vendiendo bebidas blancas para bares.

P. ¿Cómo conoció a Fernando Castets y Campanella?

R. Conocí a Juan José Campanella y a Fernando Castets, coguionista, cuando ellos estaban estudiando cine y yo teatro. A ellos se les ocurrió hacer el largometraje ‘Súper ocho’, yo escribí el argumento. Allí comenzó nuestra relación, éramos tres protagonistas. Después buscamos una obra de teatro adecuada a actores como nosotros, se llamaba ‘Off Corrientes’. 

P. ¿Cuándo visito Galicia por primera vez?

R. Mi primer viaje fue en el ‘99, fui a Valladolid a presentar la película ‘El mismo amor, la misma lluvia’. En esa oportunidad aproveché para conocer Galicia y Barcelona.

En noviembre de 2004, 15 años después de la muerte de mi abuelo tuve que ir a presentar la película ‘Conversaciones con mamá’, protagonizada por China Zorrilla en el Festival de Cine de Ourense. Cuando subí al escenario me emocioné al pensar qué hubiera sentido mi abuelo al ver que su nieto volvía a su tierra a presentar una película en la inauguración de un festival. Sentí una especie de reivindicación, ya que todos en mi familia sufrieron la emigración y mi abuelo especialmente, entonces me quebré y le dediqué la película, luego en un reportaje que me hicieron hablé de él y cuando firmé el libro de la ciudad se lo dediqué a mi abuelo. Aunque yo ya había visitado Ourense anteriormente, ese día me quebré.

P. Parece que la emigración ha marcado su vida.

R. El tema del exilio y la emigración siempre fue muy fuerte para mí, pues parecía que el que se iba no volvía jamás; mis abuelos pudieron volver recién después de 40 años y mis padres también.

P. En los últimos años reparte su vida profesional entre la Argentina y España.

R. Es cierto, creo que soy un privilegiado he podido desarrollar mi vida profesional entre los dos países. Esto me permite también mantener mis raíces familiares.

P. En la actualidad, lleva una larga temporada en España.

R. Sí, llegué hace unos meses para ensayar la obra teatral ‘El precio’, que hemos estrenado hace muy poco en Madrid. Hasta junio estaré haciendo teatro y cine.  Estoy grabando una serie que se llamará ‘Alta Mar’, para Netflix, de la productora Bambú.

P. Cuéntenos sobre su última actuación teatral.

R. ‘El precio’ es una obra dirigida por Silvia Munt, en una adaptación del popular guion de Arthur Miller. Comparten el elenco conmigo, en el Teatro Kamikaze, Tristán Ulloa, Gonzalo de Castro y Elisabet Gelabert. La obra de teatro comienza con un reencuentro familiar entre dos hermanos que hace más de una década que no se hablan. Esta reunión tiene lugar poco tiempo antes de que la casa en la que se criaron tenga que ser demolida. Víctor es un humilde policía a punto de retirarse, mientras Walter es un cirujano de éxito. La diferencia entre sus vidas, la aparición de terceras personas y la tensa situación en la que han vivido durante años, provoca que en este momento salgan a la luz antiguos fantasmas y recuerdos del pasado.