Diego Diz habló sobre los bodegones de Zurbarán, Meléndez y Picasso

La Casa de Galicia acogió la sexta y última conferencia del ciclo ‘Obras maestras de la pintura del XV al XX’

La Casa de Galicia en Madrid acogió este jueves la conferencia ‘El bodegón o la realidad a ultranza, tres aproximaciones (Zurbarán, Meléndez, Picasso)’, sexta y última sesión del Ciclo de clases-conferencias ‘Obras maestras de la Pintura del S. XV al S. XX’, a cargo del profesor de arte Diego Diz.

La Casa de Galicia acogió la sexta y última conferencia del ciclo ‘Obras maestras de la pintura del XV al XX’
2. El ciclo de conferencias cuenta con un público fiel y amante del arte
Un momento de la conferencia.

La Casa de Galicia en Madrid acogió este jueves la conferencia ‘El bodegón o la realidad a ultranza, tres aproximaciones (Zurbarán, Meléndez, Picasso)’, sexta y última sesión del Ciclo de clases-conferencias ‘Obras maestras de la Pintura del S. XV al S. XX’, a cargo del profesor de arte Diego Diz. En esta sesión de clausura el ponente analizó las obras: ‘Bodegón con cacharros’, de Zurbarán; ‘Bodegón con arenques, cebollas, pan y utensilios de cocina’, de Meléndez; y ‘Los pájaros muertos’, de Picasso.

La presentación del acto la realizó el coordinador de Actividades Culturales, Ramón Jiménez, en nombre del delegado de la Xunta y director de la Casa, José Ramón Ónega. Jiménez explicó que el bodegón era un género considerado “menor” dentro de las categorías de la pintura, pero que en España gozó de gran importancia porque supo adaptarse perfectamente a nuestra estética pictórica, que se caracterizada por “la sobriedad, la austeridad y el énfasis en lo real, en lo crudo, en lo directo”.

Por su parte, el profesor Diz, que apoyó sus explicaciones con la proyección de  ilustrativas imágenes, fue desgranando las diferentes características de cada uno de los cuadros seleccionados.

Para definir el ‘Bodegón con cacharros’, pintado por Zurbarán en 1650, utilizó términos como “quietud” ya que “no transmite dramatismo, ni opulencia” y en cambio sí fue realizado con “simplicidad, limpieza y desnudez”. En él, la geometría está trazada con rotundidad en los volúmenes. “Son objetos cotidianos y humildes, sin pretensiones”. En cuanto a la luz, señaló que es “cortante y contrastada”, creando una “atmósfera religiosa, atmósfera de silencio y contemplación”.

En relación a ‘Bodegón con arenques, cebollas, pan y utensilios de cocina’, pintado por Meléndez en 1760, Diz destacó su “virtuosismo y maestría en la imitación de la naturaleza”. Posee una “visión intensa e hiperrealista de las cosas”. Además también deja patente la “insistencia en la monumentalidad de los volúmenes y en la ordenación geométrica de las composiciones”. Son “bodegones suculentos, apetitosos, en los que prima lo estético y lo profano”.

En el caso de ‘Los pájaros muertos’, pintado en 1912 por Picasso, las apreciaciones son muy diferentes. Es un bodegón moderno, cubista. En él se ha anulado la perspectiva espacial así como la tridimensionalidad de los objetos. Hay una simplificación y esquematización de las formas. “El concepto básico en el cuadro no es una copia de la realidad, sino una recreación de ella por medios pictóricos, autónomos y autosuficientes”.