Feijóo reivindica su triunfo pidiendo al resto de fuerzas que no bloqueen a la derecha

La victoria del PP sin mayoría suficiente deja en suspenso la formación de gobierno

El PP que lidera Alberto Núñez Feijóo ganó las elecciones generales de este domingo, pero los 136 escaños obtenidos, sumados a los 33 de Vox, mantiene al bloque de la derecha alejado de la mayoría absoluta que pronosticaban algunas encuestas. El PSOE, liderado una vez más por Pedro Sánchez, logró 122 diputados, que añadidos a los del resto de partidos de izquierda tampoco alcanza los 176 escaños necesarios para gobernar. La llave, tanto a favor de uno como del otro bloque, la tienen los nacionalistas de Junts per Cat y PNV, que cobrarán caro sus apoyos, por lo que queda abierta la posibilidad de una segunda convocatoria electoral este año.
La victoria del PP sin mayoría suficiente deja en suspenso la formación de gobierno
Feijoo saluda desde el balcón 23-J 2
Alberto Núñez Feijóo, acompañado por otros líderes del PP, saludan a sus simpatizantes desde el balcón de la sede del partido en la noche electoral.

Los españoles hablaron en las urnas y, una vez más, desmintieron los resultados que pronosticaban las encuestas. Incluso los que cabía esperar después de los que dejaron las autonómicas y municipales del pasado 28 de mayo, que se inclinaron claramente hacia el PP. El partido conservador ganó este domingo las elecciones, con 136 escaños –47 más que en las generales de 2019–, pero la formación de gobierno entre los partidos de la derecha se presenta complicada, debido a que los de Feijóo no cumplieron con las expectativas, quizá lastrados por el miedo a Vox, y también por la bajada de este partido, que perdió 19 representantes con respecto a las anteriores generales. Los 33 diputados que obtuvieron los de Santiago Abascal, sumados al que consiguió Unión del Pueblo Navarro (UPN) y el de Coalición Canaria (CC) elevan a 171 al bloque de la derecha, cinco por debajo de la mayoría absoluta, lo que dio al traste con las esperanzas de los populares. En frente, el PSOE de Pedro Sánchez –quien volvió a demostrar que no da una pelota por perdida– obtuvo 122 escaños, dos más que en las anteriores generales, que, añadidos a los 31 de Sumar, los 7 de ERC, los 6 de EH Bildu y el obtenido por el BNG sitúa al bloque de izquierdas en 167 diputados. La gobernabilidad vendría de la mano de los partidos nacionalistas de Junts per Cat (7) y PNV (5), que se apresuraron a mostrarse dispuestos a defender los intereses de sus territorios por encima de todo.

El recuento fue intenso y mantuvo al PSOE en cabeza incluso por encima del 60% escrutado. Fue a partir de entonces cuando el PP comenzó a ganar escaños, pero en menor medida de lo que pronosticaron las empresas demoscópicas, que situaban a los de Núñez Feijóo con la posibilidad de rondar los 150 diputados.

Los más de 300.000 votos que el PP sacó al PSOE en la noche electoral del 23-J suponen poco más de un punto porcentual entre uno y otro partido, lo que deja el escenario abierto en el supuesto de que haya repetición electoral. Núñez Feijóo se mostró dispuesto a poner todo de su parte para evitar esa circunstancia y pidió al PSOE y al resto de fuerzas que “no bloqueen el gobierno de España una vez más”, en alusión a lo que ocurrió con la etapa de Rajoy. Feijóo reivindicó el resultado obtenido y su legitimidad para ser elegido presidente por ser el líder de la fuerza más votada, alegando en su favor que “ningún otro candidato ha gobernado después de perder las elecciones”. Por ese motivo, se comprometió a abanderar el proceso de negociaciones “de acuerdo con la voluntad de los españoles”, que situaron a su partido como ganador, con 47 escaños más que hace cuatro años, mientras las fuerzas de izquierda no consiguieron mejorar los datos de 2019, enfatizó. “Que nadie tenga la tentación de volver a bloquear España”, reiteró Feijóo, tras pedir que con estos resultados “no se abra un proceso de incertidumbre” en el país.

Rodeado de la cúpula del PP, incluida la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y del alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, Feijoo hizo de tripas corazón este domingo en el balcón de Génova para disimular su decepción, al ser la primera vez que no gana unos comicios por mayoría absoluta (las cuatro veces que se presentó en Galicia, arrasó). La estampa en esta ocasión era muy distinta de la que ofrecían los populares dos meses atrás, cuando la victoria en las autonómicas y municipales les sonrío de manera aplastante. 

La cara sonriente la representó esta vez Pedro Sánchez en la sede de Ferraz. El inquilino de La Moncloa salió exultante y dispuesto a repetir el gobierno que fue capaz de sostener en los últimos cuatro años. “El bloque involucionista ha fracasado”, proclamó, y añadió: “Somos muchos más los que queremos que España avance y así seguirá siendo”. Igualmente, contenta, aunque con la voz castigada, compareció Yolanda Díaz, quien aseguró: “La gente va a dormir más tranquila. La democracia hoy ha ganado”. Su partido, Sumar, que desbancó de la lista de concurrentes en los comicios a Podemos y atrajo hacia su candidatura a muchos de sus representantes (otros quedaron fuera, como la ministra de Igualdad Irene Montero), consiguió un honroso resultado, 31 diputados, aunque 4 escaños y 100.000 votos menos que la formación que lideraba entonces Pablo Iglesias.

ERC, Junts y PNV pierden escaños 

La gobernabilidad de España parece quedar pues en manos de los partidos nacionalistas, que esta vez se vieron algo castigados en las urnas. El que sufrió mayor descalabro fue ERC, que obtuvo 7 escaños, pero perdió 6 con respecto a las pasadas generales. Su apoyo a Sánchez parece incondicional, aunque Gabriel Rufián –su portavoz en el Congreso– dejó clara su intención de poner “precio” a una eventual defensa de los intereses de Cataluña. No obstante, dejándose querer, proclamó en la noche electoral: “Podemos decantar la balanza”.

Aunque menos llamativo, también Junts y PNV dejaron votos atrás. Tanto uno como otro partido restaron un escaño con respecto a 2019 y se quedan con 7 y 5, respectivamente. Los nacionalistas vascos perdieron la hegemonía en Euskadi en esta ocasión, al ser superados por EH Bildu, que, aquí, tal y como pronosticaban las encuestas, sí se convirtió en primera fuerza en ese territorio y contará con 6 representantes en el Congreso.

De abrirse una nueva legislatura con este resultado, la CUP, que tenía dos diputados en el Congreso, se quedaría sin ninguno y BNG, Coalición Canaria y Unión del Pueblo Navarro, tendrían uno cada uno de ellos. En el caso del BNG, repetiría resultado, mientras que los canarios perderían uno y UPN obtiene representación en la Cámara.

Las claves de la decepción de la derecha

Los resultados del domingo quedaron lejos de las expectativas que abrigaban tanto el PP como Vox. La política de pactos que los populares practicaron en las comunidades autónomas de Valencia y Extremadura tras las autonómicas del 28-M, dando entrada a Vox en sus respectivos gobiernos, está siendo señalada como una de las claves de la decepción en la derecha. Al margen de las prisas con las que PP y Vox formaron gobierno en Valencia, lo sucedido en Extremadura fue especialmente llamativo, al desdecirse la candidata del PP y actualmente presidenta en esa comunidad autónoma, María Guardiola, de su negativa a gobernar con Vox y darle entrada en el Ejecutivo. 

Por otra parte, las declaraciones que la pasada semana realizó el propio líder de la extrema derecha, Santiago Abascal, respecto al conflicto de Cataluña también pudieron influir en el resultado en esa comunidad autónoma. La defensa que hizo de la aplicación del artículo 155 para aplacar los ánimos en Cataluña en el supuesto de que se repita el levantamiento popular de 2017 y su disposición a agitar el enfrentamiento bien pudieron motivar el resultado que se dio en esa comunidad autónoma, donde el PSOE arrasó, con 19 diputados, 7 más de los que tenía. La formación que lidera Abascal también fue fuertemente castigada en Castilla y León, donde PP y Vox gobiernan en coalición. Así, mientras el PP mejoró el resultado de 2019, pasando de 13 a 18 escaños, Vox bajó de manera estrepitosa, al conseguir esta vez solo un diputado, frente a los 6 que obtuvo hace cuatro años. Lo mismo en la Comunidad Valenciana, donde bajó de 7 a 5 diputados, mientras el PP subió de 8 a 13. El PSOE fue la primera fuerza en Cataluña, mientras el PP se impuso en Andalucía, Valencia, Asturias, Aragón, Baleares, Murcia y Castilla-La Mancha. En Madrid, también ganó el PP (15 frente a 11 del PSOE), así como en Galicia, donde se impuso con fuerza y obtuvo 13 diputados, 3 más que en 2019. En Euskadi, el PSOE ganó en votos, aunque empató en escaños (5) con PNV. También revalidó la victoria en Canarias en votos, aunque empató en escaños con el PP (6), y el PSN se impuso en Navarra. En Cantabria, el PSOE dobló su representación e iguala al PP, que ganó en votos y se sitúan cada uno con dos representantes. Por lo que respecta a Extremadura, igualmente se produjo un empate, a cuatro escaños entre PP y PSOE, mientras que Vox perdió 1 y se queda con un único diputado en el Congreso. Ambas formaciones también empataron en La Rioja, aunque en votos se impuso el PP. Por lo que respecta a las ciudades de Ceuta y Melilla, los dos escaños que se reparten fueron para los populares.

Lejos de apostar fuerte por el PP frente al miedo a Vox, buena parte de los electores se inclinaron este 23-J por respaldar al PSOE de Sánchez, que bien pudiera mantenerse en La Moncloa otra legislatura, si prosperan los acuerdos con las mismas formaciones que le facilitaron la presidencia hace cuatro años, incluida la abstención de Junts, lo que no parece muy probable, ya que condiciona su postura a la amnistía de los procesados y a un referéndum de autodeterminación.

La campaña de la mentira que Feijóo pretendió agitar contra su principal contrincante parece que se le ha vuelto en contra y algunos de sus deslices del debate, en el que resultó ganador, fueron aireados lo suficiente como para que se proyectara de él una imagen poco fiable. Incluso su afirmación en una entrevista la pasada semana asegurando que el PP incrementó las pensiones con respecto a la subida del IPC, cuando no fue del todo cierto, le pudieron pasar factura en la recta final de la campaña.

Para gobernar, además del apoyo de Vox, de CC y de UPN, necesitaría los cinco diputados del PNV, que no parece dispuesto a cedérselos si Vox entra en el gobierno.

300.000 votos más el PP

Con una participación del 70,38% (cinco puntos por encima de 2019), el PP obtuvo más de ocho millones de votos (8.090.954) y 300.000 más de los que obtuvieron los socialistas. Sin embargo, la diferencia del porcentaje entre uno y otro es mínima, ya que alcanza solo el 1,34%. (33,04, frente a 31,7%). La pugna por el tercer puesto entre los liderados por Santiago Abascal y los de Yolanda Díaz se saldó a favor del primero, que obtuvo 3.029.886 votos (600.000 menos que hace cuatro años) y el 12,39%, frente al 15,21% de entonces. A escasa distancia aparece Sumar con 3.009.835 y el 12,31%.

El quinto lugar entre los partidos que tendrán representación en la Cámara fue para ERC, con 462.568 votos (1,89%) y el sexto, para Junts, con 392.476 (1,6%). EH Bildu alcanzó los 333.362 sufragios (1,36%); el PNV, 275.782 (1,12%); BNG, 152.150 (0,62%); Coalición Canaria, 113.659 (0,46%) y UPN, 51.764, lo que supone el 0,21%.

Los comicios del domingo dejan, pues, un escenario poco clarificador para formar gobierno en España, por lo que habrá que esperar a los movimientos de unos y de otros para saber si se podrá conformar la Cámara o será necesario volver a convocar a los ciudadanos a las urnas en lo que podría considerarse una segunda vuelta de las generales.