En la Basílica de San Pedro, en Caracas

Valencianos en Venezuela, reunidos en torno a su patrona, la Virgen de los Desamparados

Con una ofrenda floral se iniciaron el domingo 4 de mayo las celebraciones de los valencianos en honor a la Virgen de los Desamparados, actos que tuvieron como escenario la Parroquia San Pedro de la urbanización Valle Abajo, en Caracas.
Valencianos en Venezuela, reunidos en torno a su patrona, la Virgen de los Desamparados
El presidente de Asoval, Felipe Sáez, porta el estandarte de la ‘Geperudeta’, junto a Carmen Deltell, quien viste de fallera a sus 80 años.
El presidente de Asoval, Felipe Sáez, porta el estandarte de la ‘Geperudeta’, junto a Carmen Deltell, quien viste de fallera a sus 80 años.
Con una ofrenda floral se iniciaron el domingo 4 de mayo las celebraciones de los valencianos en honor a la Virgen de los Desamparados, actos que tuvieron como escenario la Parroquia San Pedro de la urbanización Valle Abajo, en Caracas.
Los valencianos residentes en Venezuela, congregados en Asoval (Asociación de Valencianos Residentes en Venezuela), ente presidido por Felipe Sáez Sanfélix, iniciaron con puntualidad inglesa, 9:00 de la mañana, los actos en honor a ‘Geperudeta’.
Los fieles devotos ataviados con las clásicas ‘batolas’ y trajes de ‘fallera’, típicos de Valencia, que fueron lucidos por grandes y pequeños, se personaron en la Basílica de San Pedro. Tras la ofrenda consistente en sendos arreglos florales –uno de ellos obsequiado por el embajador de España, Dámaso de Lario Ramírez, quien se encontraba fuera del país– se inició la Santa Misa, en la que los integrantes de Asoval ultimaron todos los detalles para dar inicio al acto religioso. La iglesia se mostró repleta, iniciándose la misa a las 10:00 de la mañana, durando poco más de una hora.
Durante la homilía, oficiada por el pbro. Miguel Acevedo, párroco de la Parroquia San Pedro, los fieles devotos en determinados momentos esbozaron un ‘Vizca la Mare de Deu dels Desamparats’. Los feligreses pidieron al párroco sacar a la virgen en procesión por los alrededores de la parroquia, aunque el oficiante se mostró contrario debido al mal tiempo. A pesar de ello, la Virgen salió en hombros de los valencianos, quienes recorrieron unas cuadras, luchando un poco con el imperante tráfico y la lluvia. De vuelta en la iglesia, una ruidosa ‘mascletá’ despertó la emoción y júbilo en los presentes, recordando un poco a las célebres fallas que se realizan cada primavera en la ciudad bañada por el Turia.
Cercano al mediodía, los romeros abandonaron la iglesia para encontrarse en el ‘Salón de Actos’ del Colegio San Pedro, donde los asistentes intercambiaron ‘recuerdos’ de la ‘Comunitat Valenciana, degustando platos típicos, celebrando rifas, brindando por su patrona, actividades  que dieron paso a una mejor convivencia.
Junta Directiva fundadora de Asoval: Felipe Sáez Sanfélix, presidente; María Dolores Moreno Pérez, primera vicepresidenta; Rosario Laporta Pascual, segunda vicepresidenta encargada de los Asuntos de la Virgen; Mercedes Hernández Hernández, tesorera. Como vocales: Benjamín Castelló Vega, Josefa Sanchís de Pérez, y María Elena Arnaut Antón. Rúben Cutanda Llopis, secretario.  
 

Historia de la Virgen
La ciudad del Turia, que tan pródigamente ha sido regalada por la mano de la naturaleza, cuenta entre sus más preciadas joyas la imagen veneranda de su patrona, la ‘Virgen de los Inocentes Mártires y Desamparados’, objeto de su más tierno y fervoroso culto.
El origen de esta sagrada imagen va unido a una de las glorias valencianas, como es la fundación de su antiguo hospital, el primero en el mundo, destinado a pobres dementes y desamparados. Conmovido profundamente, el padre Jofré, de la Orden Mercedaria, ante el triste espectáculo de unos niños que maltrataban a un loco, de tal suerte intentó remediarlo, que encendidos unos piadosos pechos pusieron en práctica el pensamiento del comendador de esta Orden y se constituyó, al momento, una Cofradía para sufragar los gastos del hospital, previas las oportunas amortizaciones que concedió el Rey D. Martín, por Decreto dado en Barcelona el 30 de noviembre de 1409 y la Bula Memorable en que fueron aprobadas las Constituciones por el Papa Benedícto XIII y el Rey D. Fernando de Aragón, en agosto de 1414.
La estatura de la ‘Geperudeta’ es de más de siete palmos. El rostro hermosísimo y atractivo, manifiesta más lo compasivo, y acostumbra a variar sus colores, según los sucesos. En una mano se ve la azucena y en la otra a su Unigénito Hijo. El niño está con la cruz al hombro. Tiene inclinada la cabeza, como llamando a todos, benigna y afable. Las cejas son arcos, no de indignación para castigarnos, sino iris para defendernos. Sus ojos nos miran con afabilísimo agrado, como dulce madre de misericordia. A sus pies se miran arrodillados los inocentes para indicarnos su perpetua protección a la inocencia. Con su manto extendido, que la cubre, desea acogernos bajo su misteriosa sombra –que raras veces llega al umbral de su capilla el ruego, que no logre su apetecido alivio–. Ciñe su cabeza riquísima corona, porque es reina soberana que rige con amor maternal a sus innumerable hijos.
Los inmensos beneficios que brotaron siempre de su trono son tantos que parecen compararse a las arenas del mar y a las estrellas del cielo; por esto, la devoción a tan insigne imagen se ha extendido por España y el extranjero, singularmente en las Américas. De Ella parece brotar el ejercicio de la caridad más cumplida; de manera que no hay actos de misericordia que no salgan sino del pecho maternal de Nuestra Señora de los Desamparados.
En Valencia prodíganse, como en ninguna ciudad del mundo, los santos asilos para los niños que de ellos han menester, y las sagradas instituciones, que distribuyen a manos llenas los tesoros de la misericordia; Ella es única fuerza que, desde principios del siglo XV, está impulsando todas las obras piadosas.