VISITA DE LA DIRECTORA GENERAL A LISBOA

La Sociedad Española de Beneficencia lucha por adaptarse a las exigencias administrativas

La ‘Sociedad Española de Beneficencia’ de Lisboa lleva casi un siglo atendiendo las necesidades de niños y ancianos. Fundada en 1917, su primer cometido fue acoger a hijas de españoles necesitados que llegaban a Portugal exiliados o emigrados, hasta la creación del Instituto Español, en 1932. A partir de entonces, la atención a los niños se fue sustituyendo paulatinamente por los cuidados a los ancianos, de los que hasta hace poco se encargaban las Hijas de la Caridad.
La Sociedad Española de Beneficencia lucha por adaptarse a las exigencias administrativas
Pilar Pin departe con la presidenta de la institución, Inmaculada Romero (2ª izda.), en presencia del consejero Paulino Luesma y de Mercedes Sarradell, miembro de la dirección de la entidad.
Pilar Pin departe con la presidenta de la institución, Inmaculada Romero (2ª izda.), en presencia del consejero Paulino Luesma y de Mercedes Sarradell, miembro de la dirección de la entidad.

La ‘Sociedad Española de Beneficencia’ de Lisboa lleva casi un siglo atendiendo las necesidades de niños y ancianos. Fundada en 1917, su primer cometido fue acoger a hijas de españoles necesitados que llegaban a Portugal exiliados o emigrados, hasta la creación del Instituto Español, en 1932. A partir de entonces, la atención a los niños se fue sustituyendo paulatinamente por los cuidados a los ancianos, de los que hasta hace poco se encargaban las Hijas de la Caridad. Hoy en día cuenta con 32 internos residentes de los que se ocupan voluntarios y profesionales.

Visitar las instalaciones y establecer contacto con los mayores que residen en la ‘Sociedad Española de Beneficencia’ de Lisboa –una entidad que recibe ayuda de la Administración central– fue otro de los cometidos de la directora general de Ciudadanía Española en el Exterior, Pilar Pin, durante su estancia en Lisboa.
Pin y los integrantes de la comitiva que le acompañaron en la capital lusa fueron recibidos a su llegada a la Sociedad por la presidenta, Inmaculada Romero, y por la directora, Inés Serrão, las cuales pusieron a la directora general al corriente de la situación actual de la institución, de la cual se hicieron cargo después de que las religiosas de San Vicente de Paul, debido a la avanzada edad de las integrantes de la comunidad, se vieran en la obligación de abandonar sus funciones y dejarlas al cargo de personal nuevo.
Tras el almuerzo, la comitiva recorrió las instalaciones –de 50 años de antigüedad– y tuvo ocasión de tomar contacto con los ancianos que actualmente residen en ellas, personas de edades comprendidas entre los 70 y los 101 años que, en algunos casos, figuran entre los que años atrás han contribuido al impulso y sostenimiento de esta institución.
Además de los integrantes de la dirección, formada por voluntarios, la entidad cuenta ahora con profesionales en el área social que se ocupan de los cuidados de de los internos.
La ‘Sociedad Española de Beneficencia’ nació como una sociedad independiente y continúa bajo esa condición, a pesar de las ayudas que percibe de la Administración española. Los residentes aportan una cuota en función de sus posibilidades, según la presidenta, quien, en todo momento, destacó el importante trabajo que durante años han venido desarrollando las hermanas de la Caridad con los ancianos.
La actual directiva trata ahora de acondicionar las instalaciones a las nuevas exigencias de la Administración portuguesa en materia sanitaria y también en aspectos estructurales que afectan al inmueble.

 

 

Un centro de día para cubrir otras necesidades en la capital lusa

La actividad de la ‘Sociedad Española de Beneficencia’ en la capital lusa podría verse incrementada en breve con la puesta en funcionamiento de un ‘centro de día’ para mayores en el que se pueda prestar servicio a personas cuya única necesidad sea permanecer en una institución durante unas horas y no a jornada completa.
En la actualidad, se han comenzado a dar pasos concretos para que se pueda materializar esta idea, pero, según confirmó la presidenta de la Sociedad, todavía están pendientes de que la Seguridad Social portuguesa les autorice la solicitud que les permitiría complementar sus funciones con un servicio para prestar atención a los mayores a tiempo parcial.