Asistieron los presidentes autonómicos y tres expresidentes del Gobierno

El Rey ensalza en el homenaje de Estado a las víctimas del Covid-19 las conductas que son ejemplo “de los valores cívicos y morales”

Las más de 28.000 víctimas mortales registradas en España a causa del coronavirus han sido objeto del primer homenaje civil de Estado que se celebra en España. Presidida en la mañana de este jueves por los Reyes, don Felipe y doña Letizia –que acudieron acompañados por la princesa Leonor y la infanta Sofía–, la ceremonia, corta pero intensa (de unos cuarenta y cinco minutos de duración), tuvo lugar en la plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid.

El Rey ensalza en el homenaje de Estado a las víctimas del Covid-19 las conductas que son ejemplo “de los valores cívicos y morales”
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Al acto acudieron autoridades del Estado, del Gobierno, de la Unión Europea e internacionales.

Las más de 28.000 víctimas mortales registradas en España a causa del coronavirus han sido objeto del primer homenaje civil de Estado que se celebra en España. Presidida en la mañana de este jueves por los Reyes, don Felipe y doña Letizia –que acudieron acompañados por la princesa Leonor y la infanta Sofía–, la ceremonia, corta pero intensa (de unos cuarenta y cinco minutos de duración), tuvo lugar en la plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid, y contó con la presencia de las principales autoridades del Estado, del Gobierno, así como de altos representantes de la Unión Europea (líderes de Comisión, Consejo y Parlamento Europeo) y de instituciones internacionales (OMS, ONU y OTAN), que quisieron expresar con su presencia su respeto a los fallecidos y arropar a los familiares de las víctimas en este homenaje sin parangón en España.

No faltaron tampoco a la cita los presidentes autonómicos (acudieron todos en esta ocasión) y los expresidentes del Gobierno José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy (solo estuvo ausente Felipe González), que mostraron así su solidaridad con los afectados por la peor pandemia del siglo y el reconocimiento, a su vez, a la labor desempeñada por el personal sanitario en esta crisis.

Distribuidos en varios anillos y entorno a un pebetero con la llama encendida en recuerdo de los homenajeados, tres fueron los discursos que los más de 400 asistentes que fueron invitados al acto ­–entre los que se encontraba una representación de los fallecidos de forma oficial por la enfermedad–, pudieron escuchar en el patio de Armas del Palacio Real: el de una enfermera del hospital de Vall d´Hebrón, en Barcelona, Aroa López Martín; el del hermano del periodista José María Calleja, Hernando Fernández Calleja; y el del monarca, encargado de clausurar la ceremonia.

Convencido de que el homenaje “quedará grabado” en los corazones, la memoria y la conciencia de toda la sociedad, Felipe VI subrayó que la mejor señal de respeto y reconocimiento hacia los fallecidos es “la determinación frente a la adversidad y el espíritu de superación del pueblo español”. “La obligación moral” de todos los españoles ante la situación vivida es “reconocer, respetar y recordar siempre la dignidad de los fallecidos y especialmente el espíritu de esa generación admirable de españoles” que se han ido en soledad, en hospitales y en sus casas, ante la incapacidad de prestarles la ayuda necesaria para sobrevivir a la pandemia. Muchos de ellos han fallecido después de vidas de “trabajar duro para salir adelante y con una gran ilusión por alcanzar el progreso para sus hijos”, dijo el Rey, y añadió: “Unas vidas que cambiaron el rumbo de nuestra historia, afirmaron la libertad y la tolerancia y construyeron día a día el edificio de nuestra convivencia democrática”.

Felipe VI tuvo palabras también para quienes “tenían todo un futuro por delante” y han dejado “en sus familias un inmenso vacío en el alma, y una gran pena en toda la sociedad”. Por todos ellos, debe prevalecer “el deber cívico de preservar e impulsar los mejores valores que fundamentan nuestra convivencia”, afirmó el monarca, quien ensalzó a los “miles de ciudadanos cuyas conductas han sido el mejor ejemplo de los valores cívicos y morales”.

El jefe del Estado invitó a los españoles a sentirse “orgullosos por la responsabilidad” de la que han dado muestra “en ese tiempo tan duro y difícil” y recordó a las muchas personas que viven en soledad y que han padecido la pandemia en sus casas, así como a las familias que han asumido con gran entereza, abnegación y disciplina el confinamiento en sus domicilios, “sabiendo que su actitud consciente y comprometida era fundamental, y lo sigue siendo, para combatir la pandemia”, sentenció.

“Hemos vivido situaciones que te dañan el alma”

La enfermera jefa de Urgencias del Hospital de Vall d´Hebrón evocó, durante el emotivo acto, el duro trabajo realizado por los sanitarios en esa crisis, que “no eran héroes”, sino “personas” que han vivido situaciones “que te dañan el alma”, y que, durante los momentos críticos de la pandemia, “nos hemos sentido impotentes, con una sensación brutal de incertidumbre y la presión de tener que aprender y decidir sobre la marcha”, dijo, en alusión al colectivo sanitario.

Aroa López incluyó en su discurso algunos versos de la canción ‘Los abrazos prohibidos’ de Vetusta Morla.

El “Covid sigue siendo una ejecutora fría, cruel y destructora”

En memoria del periodista José María Calleja, Hernando Fernández Calleja quiso mostrar el valor de su hermano, a quien definió como “un hombre valiente”, aunque bien es cierto que “la Covid nunca distinguió entre seres humanos”, sino que “sigue siendo una ejecutora fría, cruel y destructora”.

Hernando Fernández pidió a todos “compasión”, porque “la compasión es un sentimiento que nos hace más humanos. Más que el amor”, porque “nos permite comprender el dolor de los demás”, apostilló, al tiempo que lanzó un mensaje a las instituciones y a la ciudadanía pidiendo unión, ya que “mantenerse unidos” en el recuerdo a las víctimas “es el mejor homenaje que podemos hacerles”.

La música y las flores también hicieron acto de presencia durante el homenaje. El ‘Adagio para cuerdas’, de Samuel Barber, y ‘La canción del espíritu’, de Johannes Brahms, sonaron de fondo mientras los Reyes, que abrieron la ofrenda floral, y el resto de autoridades colocaron rosas blancas en la base del pebetero.

La ceremonia finalizó con la lectura por el actor José Sacristán del poema ‘Silencio’, de Octavio Paz, y con un minuto de silencio en memoria de las víctimas.