Ambas ‘históricas’ del CGCEE hablan de las crisis en sus respectivos países, que ahogan a sectores de la colectividad

Maite Michelón y Caridad Fernández denuncian las malas prácticas políticas de Argentina y Cuba

El pleno del Consejo General de la Ciudadanía Española en el Exterior (CGCEE) celebrado a comienzos de abril en Madrid contó con la presencia de dos ‘históricas’ representativas de la colectividad emigrada, como son María Teresa Michelón Martín (Argentina) y Caridad Fernández Pérez (Cuba). Más allá de la importancia de su participación en este foro –por el papel que en otro tiempo jugaron en la acogida de españoles las naciones a las que representan–, la ocasión se presentó propicia para interrogar a ambas consejeras sobre las circunstancias políticas y sociales que condicionan la vida de muchas personas en sus respectivos países, de lo que no quedan excluidos los sectores más débiles de la emigración, a los que dan voz.
Maite Michelón y Caridad Fernández denuncian las malas prácticas políticas de Argentina y Cuba
20.Maite y Caridad
María Teresa Michelón –a la izda.– y Juana Caridad Fernández, el pasado día 3 de abril, durante un descanso en el último pleno del CGCEE.

A juzgar por su semblante, se diría que ni una ni otra se sienten preocupadas por la repercusión económica y social que está teniendo en Argentina y Cuba, respectivamente, la mala praxis política de sus gobernantes. Pero esa apariencia tranquila mudó al ser interrogadas al respecto y se transformó en un torrente de palabras –expresadas con la mesura y la educación en las formas que todavía se conservan en Latinoamérica– que solo expresaban quejas y desaprobación, hasta el punto de que les costaba poner fin a la enumeración de las desgracias que derivan de tales prácticas, que no consiguen otra cosa que afligir cada vez más a los ciudadanos.

El potencial económico del que gozan tanto Argentina como Cuba dista mucho de repercutir de un modo favorable en su población y eso es así desde hace décadas. En el caso de la república austral, la apuesta en cada cita electoral por nuevos candidatos, de distinto signo político –incluso por aquel a quien su apariencia de “loco” no disuadió a los votantes de darle su confianza– apenas está dando resultados, según se desprende de las declaraciones de la consejera Michelón Martín a ‘Crónicas de la emigración’. Se diría, por lo que cuenta, que está yendo a peor y que la clase media, entre los que se cuentan los jubilados y buena parte de la colectividad española en el exterior, lo acusa de manera preocupante. Mucho más los pobres, que, según señala, viven abocados cada vez más a “dormir en la calle” y a “buscar comida dentro de los cubos de basura”. 

“A los jubilados nos están aplastando” las políticas aplicadas por Milei, que también “han dejado a muchísima gente sin trabajo”. Pero es que, además, “los hospitales se están cayendo” y en la calle “hay una inseguridad increíble” que se ha visto agravada en los últimos meses, fueron algunas de las sentencias que, a modo de reproche, emitió la consejera.

 Hija de gallega y de asturiano, María Teresa Michelón –quien nació en León y residió un tiempo en Bilbao, antes de desplazarse a Argentina con sus padres–, asegura, como jubilada, que nunca se “había visto tan apretada económicamente como ahora”, ya que, con su cuota mensual –que es de 350.000 pesos (unos 300 dólares al mes)–, y “con lo que aumentan los impuestos”, no le queda otra alternativa que privarse de “comer cosas que había comido hasta ahora”. Pero eso no es todo, ya que, con los recortes que se están llevando a cabo en materia de sanidad, “no puedes ir al médico, porque la medicación te cuesta mucho”, dice. Tampoco está siendo bien considerada la atención en los hospitales, porque si bien es cierto que “el componente humano es buenísimo, faltan elementos para la curación” y “desde que te dan fecha para una intervención” hasta que esta se lleva a cabo, “pasan dos o tres meses, o incluso más”, denuncia.

La percepción de Michelón es que Milei “ha aplastado realmente a los jubilados”, a los que solo les aumenta la cuantía anual un 1%, frente al 15% o el 20% que se incrementan los productos alimenticios. Con esta situación, “es imposible” salir adelante, se queja esta hija de gallega natural de la sierra de Outes (provincia de A Coruña), a quien la cacareada rebaja de la inflación en la economía del país al 2% no le aporta resultados. Al menos, de momento.

“Cada vez hay más gente buscando comida en la basura”

Los datos que se facilitan sobre los índices de pobreza en el país tampoco se los cree, porque, según puede constatar, “cualquiera que haya estado en la clase media se ha hecho pobre y los pobres se encuentran en la miseria”, asegura, en contradicción con la noticia que escuchó en televisión recientemente, en la que se hablaba de que los pobres se habían reducido del 51% al 38%. “Yo diría, por lo que veo, que están mintiendo, porque cada vez hay más gente en la calle y buscando comida en la basura”, lo que da la pauta de que “realmente no estamos mejor, en absoluto”.

La realidad es que, en Argentina, “llevamos muchos años así”, confirma la consejera, quien justifica el respaldo en las urnas a Milei por la determinación de los argentinos de querer “cambiar” a sus gobernantes para tratar de mejorar. “Pero cuando llega el cambio, siempre nos pasa lo mismo”, y bien parece que el país “está en un pozo del que no quiere salir”.

Todas estas circunstancias influyen negativamente en el aspecto empresarial a la hora de  crear nuevos negocios y atraer inversiones, lo que tiene repercusión en el empleo, por lo que los jóvenes –de manera “similar” a lo que ocurre “en Cuba y Venezuela”, apunta– se ven en la obligación de salir al exterior a encontrar trabajo. Ejemplos le sobran en su propia familia, puesto que, “con toda la tristeza del mundo”, sus nietos se han trasladado a España a trabajar. “Se sacrifican”, pero en el país de origen “tienen otra seguridad, otra tranquilidad”, afirma la consejera.

Su esperanza se centra en que la situación “se solucione”, que “a Milei se le prenda la luz que le ayude para que las cosas salgan adelante”, porque “una no quiere el mal de nadie, sino el bien para todos”.

La situación en Cuba es “macabra”

El panorama en Cuba –que se rige por un sistema autoritario desde la revolución de Fidel Castro– tampoco se presenta alentador, sino todo lo contrario. 

Las palabras vertidas por Caridad Fernández ahondan en la falta de lo más elemental para alimentar a la población, así como para producir cosechas. En la isla caribeña ya apenas hay “arroz ni leche”, sostiene, por lo que la gente, y sobre todo los jóvenes, se aferran a la emigración como única salida al desastre económico y social que desencadenan las medidas implantadas por el régimen.

La situación que se vive en Cuba es un tanto parecida a la de Argentina, pero “allí son otras las causas” que la motivan, asegura Caridad, quien las vincula a fallos cometidos durante años “en el control de la economía”. Sin suministro de los productos más elementales no es de extrañar que “macabra” sea la palabra que mejor se le ocurra para definirla. 

La realidad en la isla caribeña es que, según describe, la “industria azucarera se perdió” y aunque todavía “hay un poco de turismo, ya no viene como antes, porque no hay nada que ver”, comenta la consejera, quien considera que durante un tiempo “se invirtió mucho en hoteles”, pero hoy en día “no tienen turistas porque hay poca oferta de todo”.

En medio de estas circunstancias que rodean la vida en esa isla, Caridad –presidenta de la Sociedad Hijos de Ayuntamiento de Capela– pone voz a los problemas de los jubilados –colectivo entre los que se cuenta–, que trabajaron “toda la vida” para salir adelante y en favor del país y ahora disponen de una pensión irrisoria. La cantidad que percibe se ajusta a los 1.578 pesos (unos seis euros al mes) “que no alcanzan para nada, porque los precios están altísimos, hay una inflación tremenda y no tenemos acceso a casi nada”, se queja. 

Que la merma va en aumento queda constatado con el relato que hace de las restricciones en el reparto de arroz, que ha pasado de las siete libras que les daban al mes a nada el pasado enero y tampoco nada en febrero. El caso, cuenta, es que ni siquiera hay transporte fluido para facilitar el traslado a los empleados desde su casa al lugar de trabajo, que consumen hasta tres horas de su tiempo esperando en las paradas para subir a un autobús que circula atestado de pasajeros, lo que hace agotador el viaje. 

Con este panorama, “la gente está muy agotada y se está yendo del país, para cualquier lugar”, porque “no tiene esperanza”, comenta Caridad, quien también preside la Agrupación de Sociedades Representativas de Municipios y Parroquias de Galicia en La Habana.

Si bien hasta hace poco era Estados Unidos el punto más demandado para establecerse, ahora también se está “luchando por conseguir la nacionalidad” para buscar refugio en España y “trabajar”, porque “el cubano está muy bien preparado y es muy emprendedor”, asegura la representante de la colectividad, convencida de que, en el fondo de todas esas personas que quieren salir subyace el “deseo de vivir lo que no han vivido en 60 años”.

Atrás quedaron los tiempos en los que la isla caribeña, según dice, se benefició de la Revolución encabezada por Fidel Castro. Fueron años –finales de los 50 y comienzos de los 60– en los que “florecieron muchas cosas”, “se benefició mucho a los pobres” y “se erradicó el analfabetismo”. De ahí que se refiera a aquella como “una etapa muy linda”. Pero la evidencia muestra que las cosas han cambiado y que, “de un tiempo a esta parte, hemos ido para atrás, y cada vez peor”, constata con pesar.