En su libro ‘Madre patria’ rebate la leyenda negra española

Juan Marcelo Gullo Omodeo: “España no conquistó América; España liberó América”

Juan Marcelo Gullo Omodeo acaba de publicar su libro ‘Madre patria’ (Espasa) en el que rebate desde Iberoamérica la leyenda negra española. El prologuista es Alfonso Guerra González (exvicepresidente del Gobierno de España). Nacido en Rosario (Argentina, 1963), Gullo Omodeo es profesor de Profesor de Relaciones Internacionales por la Universidad del Salvador (Buenos Aires).

Juan Marcelo Gullo Omodeo: “España no conquistó América; España liberó América”
Juan Marcelo Gullo Omodeo
Juan Marcelo Gullo Omodeo.

En su libro ‘Madre patria’ rebate la leyenda negra españolaJuan Marcelo Gullo Omodeo acaba de publicar su libro ‘Madre patria’ (Espasa) en el que rebate desde Iberoamérica la leyenda negra española. El prologuista es Alfonso Guerra González (exvicepresidente del Gobierno de España). Nacido en Rosario (Argentina, 1963), Gullo Omodeo es profesor de Profesor de Relaciones Internacionales por la Universidad del Salvador (Buenos Aires).

Pregunta. ¿De qué depende que España fuese bien o mal vista en Iberoamérica en distintos momentos de la Historia?

Respuesta. En este momento concreto, y desde hace 30 años, depende de la manera en que España, sin darse cuenta, ha hecho suyo el negrolegendarismo, la historia de sí misma que le contaron sus enemigos. La izquierda la aceptó porque lo contrario le sonaba a franquismo. Y la derecha, porque aún se estaba sacando el carnet de demócrata. España aceptó esa leyenda, esa inmensa ‘fake new’ inventada por el Imperio Británico como política de Estado, y la convirtió en hegemónica, también en Iberoamérica.

P. Y, en resumen, ¿cuál es el equívoco?

R. Que España no conquistó América; España liberó América. Por eso, Hernán Cortés de Monroy aglutinó a 110 naciones mexicanas que vivían oprimidas por la tiranía antropófaga de los aztecas y que lucharon con él. Por supuesto que la batalla de Tenochtitlán fue sangrienta. También lo fue la batalla de Berlín.

P. Yo pensaba que lo de la antropofagia era una leyenda o, si acaso, una anécdota.

R. Durante años, ese relato lo han querido ocultar, pero las evidencias son cada vez mayores. Los aztecas representaban al 10 por ciento de la población y su imperialismo ha sido el más atroz de la Historia. A los oprimidos no les quitaban la comida, como todos los imperios, sino la carne humana. Luego la gente dice que qué admirables las pirámides aztecas... Eso es como decir que qué maravillosos los nazis que hicieron autopistas.

P. ¿Y después de la conquista/liberación?

R. Hubo otro imperialismo, pero no fue embrutecedor. España llenó América de miles de hospitales gratuitos y de 410 universidades y, fundamentalmente, fundió su sangre. El hijo de Cortés de Monroy fue mestizo y fue a la corte. ¿Dónde está el racismo ahí, dónde las políticas de exterminio?

P.  ¿Comparado con otros imperios...?

R. Alexsnder von Humboldt, que odiaba todo lo que tuviese que ver con España, llegó a la Ciudad de México y dijo que nunca había visto un sitio en el que se viviese como allí por el igualitarismo y la mezcla social que había. Respecto a la América de habla inglesa, no se puede sostener la comparación. Su política era decir que el mejor indio era el indio muerto. Y resulta que la conquista que pasó la Historia como asesina fue la española.

P. Lo que entiendo de su libro es que ese dilema entre odiar o amar a España es algo propio de la izquierda. ¿Y la derecha?

R. La derecha ha sido la primera promotora de la Leyenda Negra desde la independencia. La Independencia fue una guerra civil en la que élites ligadas al comercio o, mejor dicho, al contrabando y al Imperio Británico promovieron la ruptura con España, justificados en el odio a España. La Leyenda Negra es de derechas. Sólo mucho después, los partidos comunistas, reunidos en 1930, tomaron esa leyenda y promovieron un regreso a unas supuestas repúblicas indígenas idealizadas. Hablaban de partir Chile en dos, una república mapuche y otra aymara, cosas así. Esa interpretación llegó hasta la izquierda actual y nos llevará a la balcanización y el empobrecimiento de América.

P. Explíqueme eso.

R. Si renunciamos al español como lengua franca, ¿en qué hablaremos para entendernos? En inglés, claro. Y nos convertiremos en los engranajes más precarios del sistema. Son los servicios que la izquierda le hace a sus opresores.

P. Entonces, ¿por qué Iberoamérica tiene una historia tan larga de inestabilidad política y de economías precarias?

R. Precisamente porque las élites contrabandistas impusieron su interés económico y convirtieron a sus países en proveedores de materias primas sin ningún proceso industrializador.

P. La última pregunta. Cuando veo a Andrés Manuel López Obrador hablar de España me parece un teatrillo político más que una hostilidad real.

R. Estas cosas empiezan como una broma y terminan como una tragedia. Pedir perdón por liberar a los mexicanos de los aztecas es como pedir perdón por haber derrotado a los nazis.